30 de Marzo de 2021 - 15:05

Daniel Herrera, el jefe de Fiscalización aduanera al que se le escaparon 23 toneladas de cocaína rumbo a Europa

Un barco panameño al que ya le habían incautado 233 kilos de cocaína en Brasil, que estuvo 48 hora en Buenos Aires. Una barcaza paraguaya con exportación industrial desde Paraguay hacia la potencia industrial de Europa, Alemania, que estuvo dos semanas en Terminales Río de la Plata. Dos hechos que se combinaron para enviar 23 toneladas de cocaína rumbo a Alemania y Bélgica, que fueron ignorados por la dirección de Fiscalización y Operativa Aduanera, cuyos funcionarios clave son Augusto Catoggio, Carlos Daniel Herrera y Pablo Angrehs Meléndez. Más arriba en la línea de responsabilidad: el subdirector general de Control Aduanero, Diego Carlos Figueroa; y la propia titular del organismo, Silvia Brunilda Traverso.

El 23 de febrero, en dos puertos europeos importantes -Hamburgo, Alemania, y Amberes, Bélgica- se detectaron 23 toneladas de cocaína, de las cuales por lo menos 16 habían sido cargadas en el Puerto de Buenos Aires, más específicamente en Terminales Río de la Plata, cuyos accionistas son Dubai Ports Word (de Emiratos Árabes Unidos) y el grupo argentino Román. La ruta de la droga investigada y detectada en Europa, con nulo aporte de las autoridades argentinas, fue la siguiente: Asunción (Paraguay) y Santos (Brasil)-Buenos Aires-Hamburgo y Amberes. La noticia, que fue revelada por el portal Data Clave: https://www.dataclave.com.ar/global/el-mayor-cargamento-de-cocaina-de-la-historia-decomisado-en-europa-fue-embarcado-en-buenos-aires_a605a5e287b180215d211f7d4.

Allí se cuenta una serie de hechos que desencadenaron en el mayor decomiso europeo de drogas ilegales de la historia. Para que esto fuera posible, a las autoridades aduaneras argentinas se le pasaron por alto, para generar una Alerta Temprana, los siguientes factores:

-El buque de CAP San Artemissio, de bandera panameña, estuvo varado en Buenos Aires entre el 11 de enero, proveniente de Santos, y el 13 del mismo mes, cuando puso rumbo a Europa. A ese buque ya se le había incautado droga en ocasiones anteriores, incluyendo 233 kilos de cocaína en el mismo puerto brasileño desde el cual llegó esta vez, el de Santos. 

-De acuerdo a una posterior nota de Infobae (https://www.infobae.com/sociedad/policiales/2021/03/25/asi-fue-el-paso-por-argentina-del-cargamento-mas-grande-de-cocaina-de-la-historia-europea/), el San Artemissio no estuvo 48 horas en Buenos Aires en escala ociosa, sino que fue cargado con un contenedor proveniente de Paraguay a través de la Hidrovía, que había llegado el 28 de diciembre y contenía -siempre según fuentes de la investigación- 16 toneladas de las 23 toneladas embarcadas rumbo al Viejo Continente. Esa embarcación, que estuvo dos semanas en el Puerto de Buenos Aires sin ser revisado por la Aduana, opera bajo el número BZA PAR 10003 V.71S. El argumento de la Aduana es que fue considerado “mercadería en tránsito”, pero se explicará más adelante que esto no es correcto.

-Por otra parte, a la Aduana argentina no le resultó extraño que Paraguay, un país de escaso desarrollo industrial, exportara pinturas de la marca Fox Colors hacia Alemania, que no sólo es potencia industrial y el primer exportador mundial de alta tecnología, sino que además puede proveerse de pinturas con fabricantes de la Unión Europea. Alemania, el país de los automóviles de alta gama, las impresoras de alta calidad para libros, diarios y revistas, importantes laboratorios y gran productor de bienes de capital, necesitaba importar pinturas desde Paraguay, algo que a las autoridades aduaneras argentinas no les despertó ninguna sospecha.

 

“Dani” Herrera, el subdirector Diego Figueroa y la cadena de la felicidad

 

En un país serio, el “elefante” de 23 toneladas de cocaína que pasó por la Aduana sin ser visto hubiera generado por lo menos una renuncia o investigación abierta. Sin embargo, en la Argentina actual, nadie le pidió explicaciones a Diego Carlos Figueroa, el subdirector general de Control Aduanero, que por lo menos en este caso no hizo honor al cargo que ostenta, pues el control estuvo ausente.

Figueroa asumió su cargo en enero de 2020, luego que en México se detectara cocaína en un avión que había partido desde Salta, tripulado por dos ciudadanos bolivianos. Ni siquiera a un guionista de Netflix se le hubiera ocurrido esa combinación, que Minuto de Cierre contó en una nota: https://www.minutodecierre.com/nota/2020-1-31-9-49-0-luego-del-avion-con-cocaina-detectado-en-mexico-traverso-corrio-de-control-aduanero-a-gladys-morando.

Se esperaba que la asunción de Figueroa, de la mano del nuevo gobierno, reemplazando a la declaradamente macrista Gladys Morando, significara un cambio. Sin embargo, los cargamentos de droga detectados recién en destino, y no en la Argentina, siguieron ocurriendo.

Más allá de la responsabilidad “macro” de Figueroa y de la propia titular del organismo, Silvia Brunilda Traverso, todas las miradas apuntan a un funcionario clave, cuyo cargo es nada menos que Jefe de la División Fiscalización y Operativa Aduanero, Carlos Daniel “Dani” Herrera. Hay dos funcionarios que por ahora toleran el accionar de Herrera, aunque no necesariamente lo comparten. Hacia arriba, el director de Fiscalización y Operativa Aduanera, Augusto Catoggio; hacia abajo el jefe de la misma sección, Pablo Angrehs Meléndez. 

Herrera, aduanero de extensa trayectoria, se mueve en un autómovil BMW difícilmente pagable con su sueldo, viste trajes caros y usa buenos relojes. Entre los funcionarios más importantes de la Aduana, hay dos con los que se lleva particularmente bien. Uno es Rodrigo De Dios, el santacruceño que se dice camporista sin serlo, fue cuñado de Facundo “El Pollo” De Vido (hijo de Julio, el ex ministro) y cuyo cargo es director de Reingeniería de Procesos Aduaneros.

Pero “Dani” Herrera también supo generarse la amistad más necesaria en estos tiempos. Hace alrededor de dos semanas lo vieron entrando en el despacho de Silvia Traverso, la directora del organismo. Tras ese encuentro, Herrera profundizó la buena relación con Hernán Demartini, yerno de Traverso, y el hermano del mismo, Diego Demartini, ambos con sueldos cercanos a los 400.000 pesos tras ser pasados a planta permanente, según reveló una investigación de El Disenso: https://www.eldisenso.com/informes/la-directora-general-de-aduanas-que-contrato-a-sus-familiares-con-sueldos-extraordinarios-ahora-los-paso-a-planta/

Diego Demartini fue autoridad del bloque de diputados santafesinos de Juntos por el Cambio. Hoy mantiene muy buena relación con el diputado nacional Álvaro González, un histórico del PRO, quien le recomendó que “ubicara” en buenos lugares a algunos funcionarios de la Aduana de militancia e ideología “cambiemita” o “macrista”. El encargado de cumplir ese deseo fue Herrera, que los hizo nombrar en el Aeropuerto Internacional de Ezeiza, donde está enfrentado con parte de la conducción aduanera.

La llegada de Herrera a Traverso es tanta que, hace casi un mes, la directora de la Aduana dispuso que toda la mercadería llegada a través de “couriers” pasara por el Canal Rojo de Selectividad, una idea que se le atribuyó a Herrera. La operatividad de los courier requiere más celeridad que pasar todo por el Canal Rojo, y el hombre los buenos relojes y el BMW está enfrentando con quienes manejan ese lucrativo sistema tanto en el Correo Central con en Ezeiza.

En la promesa de carpetazos, que muchas veces resultan ciertas y otras ilusorias, le “tiran” a Herrera con dos imágenes que valdrían más que 1.000 palabras. Una es la del automóvil en el que suele moverse. Otra, más contundente aún (si existiera, claro): verificadores haciendo fila en la puerta de su oficina. También hablan de importadores de ropa y calzado que usando el sistema de “bagallaje” inundan comercios y calles con mercadería de containers autorizados por Herrera. O, lo que es casi lo mismo, que pasó por alto en tanto es jefe de Fiscalización. 

 

Los controles que no se hicieron, y la mercadería “en tránsito”

 

Tras el escándalo de las 23 toneladas de cocaína detectadas en Europa, desde la Aduana comenzaron con un rosario de excusas. De acuerdo a la explicación brindada a un matutino porteño, la droga disimulada en las latas de pintura y yeso nunca ingresó en el país a través de la Aduana, pues estaba en tránsito. “Los controles aduaneros se hacen en el país de origen y en el de destino. En este caso, no hubo un ingreso de mercadería en la Argentina que obligara a hacer una inspección de la carga. Sí se constató que el peso de los contenedores coincidía con lo declarado en el manifiesto de carga”, sostuvieron fuentes oficiales.

Sin embargo, el artículo 415 del Código Aduanero dice exactamente lo contrario. Según el mismo, “el trasbordo sólo podrá efectuarse previa autorización y bajo control del servicio aduanero, en los lugares y durante los horarios habilitados para ello”. 

Este artículo forma parte de la Sección y Disposiciones Comunes a la Importación y a la Exportación. Su texto no deja lugar a dudas: la Aduana es uno de los grandes responsables, si no el mayor, en términos institucionales, del contrabando de 23 toneladas de cocaína rumbo a Europa. Hasta ahora, sin ninguna consecuencia para los responsables que se les hayan pasado por delante un cargamento de 16 toneladas durante 15 días, y un barco con antecedentes de narcotráfico varado por 48 horas en Terminales Río de la Plata. 

 

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