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Como tantos otros líderes sindicales, la identificación de Carlos Sueiro con el SUPARA es prácticamente simbiótica, pues maneja el gremio -como secretario general- desde la vuelta de la democracia, incluyendo una licencia cuando fue diputado nacional, entre 1991 y 1995. Sin embargo, esta vez la situación es distinta. Por un lado, tener más de 80 años podría llevarlo a declinar su candidatura y delegarla en alguien de su confianza. Por otra parte, esta parece ser la primera vez que al oficialismo del SUPARA le aparece una competencia con vocación real de poder: la de Flavia Ojeda.

"Cada vez que había cierta competencia, Sueiro inventaba una tercera lista para dividir el voto opositor, o los arreglaba con una secretaría cuando perdieron una elección de campaña floja", confía un afiliado que conoce mucho del tema. La misma fuente, en coincidencia con otras, señala que esta vez habrá una puja de poder real con Flavia Ojeda, de quien se destaca que "es limpia y labura un montón", como si esas cualidades fueran ajenas al directivo o aduanero promedio.

Además, el contexto de los últimos años empuja las posibilidades de Ojeda. Los aduaneros no se sintieron acompañados en la famosa causa 529/2016, "Mafia de los Contenedores", que le arruinó la carrera a muchos de ellos. El gremio se presentó como "amicus curiae" de la misma cuando ya iban tres años de instrucción; y cuando estaba la opción de prescribir la acción penal por pago de multa económico, el director general de Aduanas de ese momento la apeló, sin que el gremio protestara.

Por otra parte, ni la pérdida de poder adquisitivo del salario real, ni los retiros masivos, tuvieron una actitud fuerte y decidida por parte del SUPARA. Desde ese punto de vista, la candidatura de Ojeda se plantea como alternativa frente a un modelo que muchos consideran agotado. "Mientras Sueiro construyó su poder a fuerza de negociaciones con diversos gobiernos, Flavia construye comunidad aduanera desde la base, caminando, resolviendo y poniéndose al lado del que trabaja", resaltó uno de sus seguidores.

La visión del entorno de Sueiro, y del propio secretario general, es otra. "Nosotros estamos tranquilos, nadie va a venir a enseñarnos cómo manejar el gremio después de tanto tiempo”, deslizó off the record un dirigente cercano al oficialismo, confiado en el aparato. De todas formas, algunos históricos reconocen que esta vez la elección no será un simple trámite. La pregunta instalada es si Ojeda podrá "torcerle el brazo" a un sistema que lleva décadas de vigencia.

 

El presente de Ojeda, y cómo fue sembrando su candidatura

 

Ojeda, trabaja en una de las sedes más difíciles de la Aduana: la del puerto de Campana. Tiene dos títulos universitarios, abogada y contadora, además de una destacada trayectoria territorial. Es Madre, esposa y sus compañeros le atribuyen "transparencia, entrega y presencia". Cerca de ella apuntan que "está limpia, labura un montón y es gran compañera. Durante los últimos años, recorrió el país capacitando colegas, acompañando operativos y escuchando problemas que hace rato no llegan a oídos de la cúpula sindical".

Hace pocos días, Ojeda declaró a un medio gremial que "la tarea de modernizar nuestro gremio es urgente e inmensa, y nadie puede lograrlo solo. Desde hace tiempo recorro el país buscando a los compañeros que se sumen a este sueño colectivo de tener un sindicato al servicio de sus afiliados". Se entusiasma con que su postulación vaya más allá de una aventura individual, siendo la expresión de una generación que pide recambio y una militancia que quiere volver a sentir orgullo.

El anuncio de la candidatura de Ojeda generó un fuerte impacto. Tal es así que inmediatamente el SUPARA emitió un comunicado convocando a elecciones para los días 13 y 14 de agosto, luego de meses de incertidumbre sobre la fecha de los comicios.

Con cada persona que habla, Ojeda destaca que tiene una propuesta concreta, un equipo para llevarla adelante, y la carencia absoluta de miedo. "Los oficialismos envejecen, se alejan de sus bases, y eso los lleva a que los votantes lo den por terminado", admite un afiliado cercano a Ojeda.

En pocos meses cuando se realicen las elecciones, se verá si ese vaticinio es correcto. Aunque por primera vez en décadas no hay un final cantado, lo que ya es un cambio cualitativo.