05 de Marzo de 2025 - 13:39

¿Es posible “viajar” sin agarrar las llaves ni salir por la puerta? En este artículo te contamos cómo

Primera hora del lunes. La casilla de correos está explotada de tareas y todas son “para ayer”. Casi sin querer, los dedos se deslizan al celular y van directo a la red social de preferencia. Aparece en la pantalla una foto de esa excompañera de colegio, que nunca llegó a ser amiga de verdad y que ya no recordarías de no ser porque es un contacto más, tomando un coco helado en una playa de arena blanca.

Antes de que suba la espuma y te pongas verde de envidia, toma un momento para respirar. No corras a endeudarte con el próximo vuelo que aparezca porque todavía hay otras estrategias que podés implementar antes de pasar los números de la tarjeta por esa pasarela de pago. En este artículo te invitamos a descubrirlos.

Viajeros del tiempo rumbo a una civilización antigua

¿Alguna vez probaste viajar en el tiempo? Gracias a los videojuegos y tragamonedas ambientadas en épocas del Imperio Romano, los Mayas o la Antigua Grecia, es posible. Estos juegos son tan inmersivos que te llevan de paseo por un universo distinto. Además, a través de los mejores bonos de casino en línea, se puede jugar más tiempo con menos dinero.

Títulos como "Zeus vs. Hades", "Ramses Book" o "Links of Glory", inspirados en los pueblos griegos, egipcios y romanos, respectivamente, tienen la receta para el entretenimiento y la dispersión: Una pizca de storytelling y aventuras, ambientado en épocas que fascinan generación tras generación.

No es por nada que un buen número de documentales y libros esté dedicado a estos mundos antiguos y a las personas que los habitaban, con profesiones tan míticas como gladiadores, escribas, filósofos, emperadores y faraonas.

Perderse en un libro o en una buena película

Las historias siempre han sido una vía mágica capaz de transportarnos a otros mundos, y lo mejor es que no necesitamos más que usar un poco la imaginación como pasaporte.

Cuando abrís un libro o te metés en una película bien ambientada, tu mente comienza a viajar sin restricciones. ¿Te imaginas paseando por las calles empedradas de la Roma a través de las páginas de una novela histórica como la biografía de Julio César, incluyendo sus amoríos con Cleopatra, o con la película “Gladiador”?

O tal vez te interese recorrer París con “la Maga” devorando una a una las páginas de “Rayuela”. La brujería de estos viajes literarios y cinematográficos radica en que no solo nos llevan a lugares físicos, sino que nos permiten ponernos en la piel de esos personajes y vivir por dentro sus sorpresas, alegrías y tristezas.

Perderse en las páginas de un libro bien hecho, de esos que uno siente envidia por el don de la escritura, permite además repetir la experiencia tantas veces como sea necesario. Revivir esos momentos especiales, descubrir nuevos detalles en cada relectura y, lo mejor de todo, compartir nuestras experiencias con otros viajeros literarios que hayan recorrido los mismos caminos.

Viajar con Google Maps

¿Qué pensas de hacer un tour virtual por las calles de Tokio o explorar los rincones más remotos de la Patagonia con solo unos clics? Google Maps tiene una función especial, Street View, que te permite caminar virtualmente por las calles de ciudades que quizás algún día visites, o tal vez no.

Es una forma excelente de mirar los detalles de la la arquitectura de la Sagrada Familia en Barcelona, dar un paseo por el Central Park de Nueva York en pleno otoño. Los más aventureros también podrían explorar lugares menos accesibles como el campamento base del Everest.

Lo interesante de esta forma de viajar es que puedes hacerlo a tu propio ritmo, sin horarios ni presiones. Podés buscar el barrio de tu serie favorita o pre-visitar los lugares que están en tu lista de deseos para el futuro, así cuando llegues a ellos vas a poder disfrutar de la experiencia en todas sus dimensiones.

De turista en tu propia ciudad

Bueno sí, es trampa. En este caso sí que vas a tener que agarrar las llaves de tu casa y vas a tener que salir por la puerta, también. Pero de gastar fortunas en pasajes, hoteles y traslados, ni hablamos.

El truco está en cambiar la mirada, con los mismos ojos, mirar de otra forma. ¿Cuántas veces pasaste por una calle sin reparar en los detalles de su arquitectura, en el arte urbano o en esa pequeña cafetería que siempre quisiste probar pero nunca entraste?

Convertirse en turista en tu propia ciudad implica redescubrir, en este sentido es posible hacer una lista de lugares que siempre quisiste visitar, hacer un free tour o, simplemente, recorrer barrios diferentes con la mentalidad de un explorador.

Probar comidas nuevas, conocer pequeñas librerías, o sentarte en un parque a observar el movimiento de la ciudad son experiencias que pueden hacerte sentir como si estuvieras de vacaciones, pero sin moverte demasiado.

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