Luis “Toto” Caputo le quiere vender el Banco Nación a un brasileño que estuvo preso por el Lava Jato
Los planes privatizadores para la banca pública tienen su principal capítulo en la venta del Banco Nación en una operación que estaría pactada de antemano con André Esteves, el “golden boy” brasilero que estuvo brevemente preso por el caso de corrupción conocido como Lava Jato.
Por Antonio D’Eramo
Mientras que el Presidente Javier Milei hace proselitismo de su fe libertaria en el World Economic Forum de Davos donde se reúnen millonarios empresarios, muchos de ellos expertos en mercados regulados por agentes estatales, con funcionarios de varios gobiernos intervencionistas de Occidente y les dice en la cara que sus naciones están perdiendo la guerra frente al socialismo estatista, su ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo dialoga en la ciudad suiza con André Esteves, banquero brasileño, dueño de BTG Pactual, una entidad especializada en inversiones de riesgo que administra fondos de patrimonios privados pero, principalmente, del estado brasileño.
Las vidas y carreras paralelas del “golden boy” de Brasil, André Esteves, y del “Messi de las finanzas” argentino, Luis Caputo, traen aparejadas no sólo el interés en temas bursátiles sino una sintonía muy fina en sus ambiciones personales.
Los dos hicieron fortunas rápidamente en el sistema financiero. Esteves, de 54 años, había ingresado a trabajar al Banco Pactual como practicante cuando tenía 20. Era un joven muy ambicioso que encontró allí el ambiente ideal para ganar dinero, pues los más hábiles en el negocio podían recibir apetitosos bonos y ganar prestigio rápidamente. Cuatro años después se convirtió en socio de la empresa.
Luis Caputo es primo de Nicolás Caputo, el amigo del alma de Mauricio Macri, y el ex presidente lo eligió como su secretario de finanzas durante su administración. Fue y es un trader. Lo que popularmente se conoce como un “lobo de Wall Street” atento a las oportunidades y a las compras agresivas e inversiones audaces. Todo lo contrario, a un economista que prefiera analizar la macro.
Precisamente, la oportunidad histórica llama a la puerta de los dos protagonistas de la historia porque el gobierno de Javier Milei ha decidido poner en venta al Banco Nación y, sin aguardar por la ratificación parlamentaria de ese proyecto, le puso precio y, hasta un posible comprador.
El precio, cerca de 25 mil millones de dólares. Esa es la cotización de una de las últimas “joyas de la corona” que le queda a la Nación. Un banco con presencia en todo el país y que no registra balances negativos en sus operaciones según resaltó el ex presidente del Banco Provincia, Gustavo Marangoni.
Para Marangoni, “…un repaso a los indicadores de desempeño arroja una posición de solvencia, rentabilidad, eficiencia y liquidez (…) en las entidades públicas. Estos resultados se explican por la sucesión de mejoras acumulativas en diversas gestiones de la banca estatal donde se puso el foco en el negocio, en el cliente, la tecnología y en la profesionalización de los recursos humanos, tanto a nivel del top and middle management como de otros niveles de jerarquía funcional de las instituciones”.
Un banco que fue fundado el 26 de octubre de 1891 por iniciativa de Carlos Pellegrini, el “piloto de tormentas” que supo sostener a la Argentina entre las naciones más importantes de la época y que es admirado por muchos de los liberales que siguen y votan a La Libertad Avanza.
Ahora bien, ¿el Banco Nación ya tiene puesto su comprador? Si fuera por “Toto” Caputo parecería que sí.
Según el sitio lapoliticaonline.com Caputo agendó en Davos una reunión con André Esteves, el polémico dueño del BTG Pactual. Su operación de venta del Banco Nación consta de algunos pasos que favorecerían la oferta de Esteves.
En la ley ómnibus se lee que se venderán de manera separada las unidades de negocios de la entidad, Banco Nación, Nación Bursátil, el Fondo Pelegrini, Nación Reaseguros, Nación Seguros de Retiro y Nación Servicios.
Tener una directiva alineada con el proyecto es fundamental y el presidente, Daniel Tillard, presidente durante ocho años del Banco de Córdoba (Bancor), cuyo propietario es el estado cordobés, pero, señalado por algunos dirigentes massistas, como uno de los financistas, allegado a sociedades de bolsa, que habría tenido información privilegiada, anticipatoria, de la devaluación de la moneda nacional que generó grandes ganancias a algunas casas bursátiles.
Sea como fuere, Tillard es un cruzado por la privatización del Banco Nación y ya avisó que se “trata de una cuestión central para crecer en la Argentina”.
El otro “cruzado” de la privatización es Alejandro Guillermo Henke, que ya formó parte del directorio del Banco de la Nación Argentina durante la gestión de Carlos Melconián y del ministro de Trabajo de Mauricio Macri, Jorge Triaca. A pesar de haber trabajado con Alfonso Prat Gay en el Banco Central nunca fue considerado como un gradualista y, por el contrario, se lo anota como “halcón” dentro de los dirigentes del PRO.
Tras su salida por decisión del reemplazante de Melconián en el año 2017, Javier González Fraga, tendrá revancha en la actual gestión de Daniel Tillard.
André Esteves, el banquero preferido de los presidentes brasileros
El posible comprador del Banco Nación realizó su carrera en torno a la firma Pactual y siempre se mostró poco propenso a una vida de ostentación que podría llevar tranquilamente.
Esteves se convirtió en el CEO de la empresa Pactual cuando fue adquirida por el banco suizo UBS. Luego, dejó el cargo y junto a otros socios fundó BTG, que al poco tiempo volvió a comprar Pactual por US$2.500 millones.
Esta historia de ascenso es muy conocida en Brasil por la admiración que despierta poque logró que el patrimonio de la compañía se duplicara del 2010 al 2014, llegando a realizar operaciones en 20 países y gestionar US$80 mil millones.
Además, en setiembre de 2015 dio un gran paso para su expansión con la compra del banco suizo BSI por US$1.290 millones. Y, no dejo un solo minuto sin ser lo que Milei, llamaría con razón, un “empresaurio”.
Esteves ha tenido importantes negocios durante los gobiernos de Lula Da Silva y de Dilma Rousseff del Partido de los Trabajadores e introductores en la región de las premisas socialistas y populistas del Pacto de San Pablo. Además, ha sido uno de los financistas de sus campañas proselitistas y siempre rescató públicamente el primer período de gobierno de Lula Da Silva que le permitieron, por ejemplo, comprar el 50% de las operaciones de Petrobras Oil Y Gas en África en el año 2013.
La cooperación de Brasil con África y la presencia de empresas brasileñas en ese continente, fue impulsada con vehemencia por el presidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva, en sus anteriores administraciones.
Para Esteves, “Cuando miras el 2002 desde el punto de vista del mercado, de la comunidad empresarial, el establishment, los medios, se hablaba de un tal Lula. Cuando se sentó en el sillón presidencial teníamos a un Lula totalmente aceptable, que hizo un gran primer gobierno. Así que esto puede ser una señal para nosotros”, afirmó al Folha de Sao Paulo.
Tanta cercanía con los dirigentes del PT lo llevó a la prisión. Una breve estadía en la que fue acusado de haber estado dispuesto a obtener informaciones por medios ilícitos para evitar que los delatores lo vinculasen con el escándalo. En Argentina, en Brasil y en el resto del mundo, se conoce este accionar como obstrucción a la justicia.
Tras estar 20 días preso, Esteves debió renunciar a la conducción de su banco desde la prisión y provocó una gigantesca caída en los rendimientos de las acciones de la entidad financiera.
Tras ser exonerado en 2018, regresó al timón de BTG Pactual y logró ganancias en 2022 por 1.248 millones de dólares un crecimiento del 60,3% considerado “récord” por voceros del banco que los anima en su próximo gran proyecto que será quedarse con el Banco de la Nación Argentina.
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