02 de Junio de 2020 - 01:39

El equipo de Marcó del Pont cercano al PRO: la directora de Aduana, tres subdirectores y el vocero en la sombras

La administradora federal de Ingresos Públicos, Mercedes Marcó del Pont, fue presidenta del Banco Central y el Nación durante las presidencias de Cristina Kirchner, y se formó en el desarrollismo. Pero se rodeó de muchos funcionarios vinculados al PRO para ejercer su actual función.

No es el cargo que soñaba, pero sí el que le ofreció Alberto Fernández. Mercedes Marcó del Pont se hizo cargo nada menos que de la dirección de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), un cargo en el cual la antecedieron un inexperto (Leandro Cuccioli) y dos hombres de la casa que manejaron su destino desde el 2002 hasta el 2018. Alberto Abad desde la presidencia de Duhalde hasta el 2008, Ricardo Echegaray hasta el 2015, Abad de vuelta en desde el comienzo de la Era Macri hasta marzo del 2018. Además de ellos, un interinato de Claudio Moroni, el actual ministro de Trabajo.

Marcó del Pont llegó, a diferencia de todos los anteriores menos Cuccioli, sin experiencia en el organismo. Con un poder de decisión limitado. De los tres directores del organismo, sólo nombró a Silvia Brunilda Traverso en la Aduana, en tanto que Virginia García (DGI) y Carlos Castagnetto (Seguridad Social) fueron decididos por la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner. 

En un primer momento, este elenco mayoritariamente ajeno, y la sombra de Ricardo Echegaray, la impulsaron a Marcó del Pont a rodearse de propios antes que capaces. Y ahí es donde se rodeó de figuras cercanas al PRO, luego Cambiemos, ahora disfrazado en la sigla Juntos por el Cambio (JxC). En este elenco PRO de la dama proveniente del desarrollismo, el lugar más importante lo ocupa Silvia Traverso, la directora de Aduana, pero también puede contarse tres subdirectores clave (Juan Capello, Guillermo Sorrentino y Pablo Brula), y el vocero en las sombras, Eduardo Desimone. 

“Brunilda”: oficina cerrada y amistad con Jorge Faurie

La directora de Aduana, a quien todos llaman burlonamente por su segundo nombre, llegó a titular de ese organismo con 68 años y sin ninguna experiencia en el mismo. El único motivo que la depositó en el edificio de Azopardo y Belgrano fue la amistad y confianza con Marcó del Pont, a quien le manejaba operativa y administrativamente la fundación FIDE. 

Apenas llegada al cargo, una foto con Jorge Faurie, el ex canciller de Macri, recorrió el whatsapp de casi todos los empleados de la Aduana en particular, y de la AFIP en general. Traverso y Faurie son amigos de Santa Fe, lo que no significa nada en sí mismo. Pero a partir de allí, las señales de Traverso no fueron bien tomadas en el gobierno, sobre todo en el sector kirchnerista. 

Apenas comenzó la cuarentena, Traverso se fue a Santa Fe para cumplirla. Hasta comentan que su oficina del segundo piso, en el histórico edificio de la Aduana, está cerrada con candado. Pero lo que más alborotó al organismo fue la designación de su yerno (exactamente eso, el esposo de su hija), Diego Demartini, con sueldo de Categoría A: $ 407.202. 

La generosidad de Traverso, a costa de los argentinos que pagan impuestos, se extendió en la familia Demartini. También hizo entrar al organismo a Hernán, hermano de Diego, con Categoría B y un sueldo de $ 386.502. El más joven de los Demartini tiene experiencia política, en un bloque legislativo de Santa Fe, como encargado del mismo. ¿De qué fuerza política? A tono con la fuerte amistad de Traverso con Faurie: el Bloque Unidad PRO. 

 

Tres coronoles del Lawfare

Si un caso es casualidad, dos errores pasajeros, y tres regularidad, más de 10 son ya una política. Los laderos “PRO” de Marcó del Pont no terminan en las designaciones de la Aduana. Dentro de la AFIP hay tres subdirectores (“coroneles” en la jerga del organismo) que tuvieron mucha influencia durante el gobierno anterior. Juan Capello, subdirector general de Coordinación Técnico Institucional, Guillermo Antonio Sorrentino (de Asuntos Jurídicos) y Pablo Antonio Brula (de Recursos Humanos).

Capello es el más cercano a Marcó del Pont. Entró a la AFIP, acompañó a Mercedes en el Banco Nación y en el Central, y durante la presidencia de Mauricio Macri volvió al organismo recaudador. Allí, fue parte del equipo de tareas que realizó Lawfare contra Grupo Indalo, de Cristóbal López y Fabián de Sousa. Una función que Capello desarrolló junto a Eliseo Devoto, Marina Lamagrande y Guillermo Sorrentino, tal cual contó Minuto de Cierre en una nota anterior: https://www.minutodecierre.com/nota/2020-2-28-9-40-0-la-afip-armo-un-grupo-de-tareas-contra-oil-combustibles-del-cual-formo-parte-juan-capello-subdirector-actual-del-organismo

Capello es considerado un imprescindible por Marcó del Pont. A tal punto que, luego de esa nota, llegó el mensaje de “si te metés con Juan, no hay vuelta atrás”. Al cual, por supuesto, se le hizo caso omiso. En ese grupo de Lawfare también estaba Sorrentino, que en la actualidad es subdirector de Asuntos Jurídicos. Un área clave para la práctica de la doble vara, donde a algunas personas y empresas se les perdona todo, mientras que a otro se les pretende cobrar hasta lo que no deben. 

En tanto que Brula es un liberal que entró a la AFIP en los 90, de la mano de contratos leoninos con consultoras de ese signo político. A partir del 2016 fue uno de los laderos de Capello y Sorrentino en la causa contra “Oil Combustibles”. Mientras que actualmente lo premiaron como subdirector de Recursos Humanos. Desde ese cargo, apenas llegó propuso congelar los sueldos por 180 días. Pero luego no puso ningún reparo a los ingresos de nuevos empleados, como por ejemplo el yerno de Traverso. 

El vocero en las sombras, mano derecha del presidente del PRO

En lo formal, el vocero de la AFIP es Tomás Lukin, un periodista cuya carrera prácticamente se circunscribe a Página 12, además de haber sido coautor del libro “ArgenPapers”. Aunque es un recién llegado al organismo, Tomás Julio Lukin tiene Nivel A en el escalafón de la AFIP, con lo que cobra más de $ 400.000 de sueldo. Pero además es generoso con sus amigos. Hace poco nombró como vocero de la Aduana a Juan Bergelín, que viene de trabajar durante muchos años en BAE Diario. 

Pero el verdadero vocero no es ninguno de ellos, sino Eduardo Desimone, quien también acompañó a Marcó del Pont cuando fue presidenta del Banco Central, pero esa vez dando la cara. Desimone también viene del periodismo: fue editor de la sección Economía de La Nación y luego Buenos Aires Económico (el actual BAE Diario). En el Central, con Marcó del Pont, lo ubicó el entonces jefe de Gabinete y actual presidente, Alberto Fernández. 

Sin embargo, cuando al primer mandatario le llegaron los años del ostracismo político (o “el llano”), Desimone no estuvo a su lado, como sí lo hicieron otros que hoy ocupan cargos en el Gobierno Nacional. A pesar de ello, su amistad con Marcó del Pont le alcanzó para volver al sector público en una vocería relevante. 

Los motivos por los cuales Desimone se “esconde” detrás de Lukin no son públicos. Aunque el más válido podría ser que tiene su propia consultora de comunicación, y que uno de sus clientes más importantes y antiguos es el senador nacional por Misiones, Humberto Schiavoni. Entre 2012 y fines del 2019, Schiavoni fue presidente del partido Propuesta Republicana (PRO), el que llevó a Mauricio Macri a la presidencia. Quien lo acompañó como vocero en ese proceso fue Desimone, que hoy maneja en las sombras la comunicación de AFIP. 

 

 

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