Wall Street y el Tesoro de Estados Unidos urden un negocio que tiene a Donald Trump como chivo expiatorio
Donald Trump hizo una gira vertiginosa por Medio Oriente, pero raudamente quiso retornar a Washington para recibir al primer mandatario argentino más allá de su cansancio y hasta de sus propias convicciones.
Por Marco Esdras.
Vuelven al escenario bancos como JP Morgan, Goldman Sachs y Citigroup que son ni más ni menos que los mismos accionistas de la Reserva Federal de New York. Faltan definir los activos que funcionarán como colateral. Los títulos públicos argentinos languidecen y su prima de riesgo está por los 1.000 puntos básicos. En el caso de los Repos que tomó durante el corriente año, las garantías son los Bopreales. Los activos con verdadero valor en Argentina son YPF (este martes el precio de la acción en el NYSE trepó hacia los U$S 46,79 mientras que su valor de mercado alcanzó los USD 20.770 millones) y el Banco Nación que, de acuerdo, a varias metodologías de valuación tendría un valor promedio de USD 25.000 millones.
Las sucesivas contradicciones en política cambiaria y monetaria presagian un corrimiento de los inversores respecto el apetito argentino. Incluso hay quienes cuestionan el modo en que el Gobierno Argentino sostiene el superávit primario. Muchos técnicos alertan sobre las fuentes financieras “bajo la línea” cómo sería la emisión de Lecaps. Por esa razón y otras más el propio Carlos Guberman, secretario de Hacienda deberá comparecer ante Diputados.
La percepción se ajusta a un plan de estabilización que nunca arriba a su desenlace. Se observan vaivenes de modo constante. Esto preocupa y el plan de crecimiento no discurre. Existen en estas horas un sinnúmero de anuncios respecto de decenas de miles de millones de dólares, sin embargo, el escepticismo se impone como regla.
Sucede que el mundo tiene memoria y no olvida las veces que Argentina incumplió sus compromisos. La realidad de esta semana mostró una licitación de bonos por parte de los inversores que sólo demostraron apetito para cubrirse de la devaluación. Por su lado, las tasas de interés exhiben una volatilidad intradiaria que azora a cualquier espectador. La crisis de liquidez la inauguró el propio Gobierno cuando barrió a las Lefis. Desde aquel momento, las ruedas de Pases más el aumento de las exigencias en la integración de efectivo mínimo a las entidades financieras no hicieron más que encarecer el costo de capital de trabajo poniendo cuesta arriba la intermediación financiera ejercida por los bancos. En efecto, se dio por culminado el proceso de remonetización vía multiplicador del dinero que estaban llevando adelante los bancos.
Se anuncia un salvataje patrocinado por el Departamento del Tesoro de los EE. UU del orden de los USD 40.000 millones: un swap de USD 20.000 millones y otro tanto de la constitución de un fondo “ad hoc” en el que participarían los bancos poderosos de Wall Street. A esta altura de la cronología de acontecimiento, el papel del FMI termina resultando secundario y vuelve a plasmarse la hegemonía del poder de los EE. UU en el proceso decisorio en el seno del propio Organismo.
La visita del primer mandatario argentino a la Casa Blanca se ha llevado a cabo en un contexto de “Shutdown” (cierre del estado) donde ni el propio Capitolio se encuentra en funcionamiento, independientemente de los entreveros subyacentes entre demócratas y republicanos que dan cuenta medios de Washington DC tales como Axios y Semafor.
Dentro de este accionar, se lanzará una suerte de Tratado de Libre Comercio entre Argentina y los EE. UU en el entendimiento que los pesos que está comprando Scott Bessent tendrán una aplicación más específica que la de constituir imposiciones a plazo fijo en el Banco Santander Argentina.
Algunos participantes de los” Annual Meeting del World Bank & IMF” celebrados esta semana en la propia capital estadounidenses expresan determinada reluctancia a que el Departamento del Tesoro haga un fuerte desembolso hasta tanto esté el resultado de los comicios de medio término en Argentina previstos para la noche del 26 de octubre.
Resta una semana donde los mercados pondrán a Argentina contra las cuerdas. Los signos de paz son atisbos para generar una sensación de calma que nunca llegará hasta tanto Argentina tenga solidez concreta y no solamente de promesas. No basta sólo con cubrir los vencimientos de los bonos globales de enero y julio de 2026, urge atender a la economía real que como bien definió el presidente Milei “la macroeconomía es la suma de las microeconomías”, citando a Milton Friedman, Edmund Phelps y a Robert Lucas (Jr.)
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