La Aduana cambió de titular, pero las estructuras de poder se mantienen
La despedida de Rosana Lodovico de la Dirección General de Aduanas parecía el final de Los Chalchaleros. Pero finalmente se produjo. En su lugar asume Eduardo Mallea, que viene del estudio jurídico Bruchou & Funes de Rioja. Le reconocen solvencia técnica, pero dudan sobre su capacidad operativa. Gatopardismo: cambiar algo para que nada cambie. Las estructuras de poder y sus protagonistas que continúan.
Gatopardismo aduanero en época libertaria: cambiar algo para que nada cambie. Sumado al famoso "siga, siga" del árbitro Lamolina. Eduardo Mallea, abogado especialista en comercio exterior, del estudio jurídico que redactó la Ley Bases -Bruchou & Funes de Rioja-, asumirá como director general de Aduanas en reemplazo de Rosana Lodovico. A pesar del escándalo del préstamo de 250.000 dólares que recibió de una empresa condenada por contrabando, la ahora ex titular del organismo seguiría -falta confirmación- en un cargo muy importante: la subdirección general de Aduanas Metropolitanas.
El ex titular de la misma, Rubén Pavé, uno de los pocos funcionarios de alto rango sin manchas en su legajo, será jefe de departamento en la Aduana de San Lorenzo, grato desde lo personal (dicen que allí nació) y estratégico para el comercio de granos y combustibles, como también para el combate al narcotráfico. Entre los otros desplazados célebres se cuentan al ingeniero Marcelo Sosa (era el jefe de la Aduana de Campana), la contadora María Luisa Carbonell (era directora de Fiscalización), Marcelo Lista, Salvador Di Grígoli o Juan Carlos Saucedo.
La que puede salir ganando es la ultramacrista Gladys Morando, que de empleado especializada en Aeroparque pasó a directora de Coordinación y Evaluación Operativa Aduanera. La excepción a la regla, pues la familia Milei -la Aduana es un tema que maneja Karina- no quiso promocionar a ningún macrista en la Aduana ni la AFIP, aunque muchos de ellos -Leandro Cuccioli y Diego Dávila, por ejemplo- se autopostularon.
La cabeza cambia, "la casta" sigue
Los desplazamientos, el nuevo destino de esos designados, así como las áreas que permanecen sin cambios, demuestran que la Aduana sigue siendo la misma, aunque le cambien la cara. Por ejemplo, si finalmente se confirma que Lodovico sigue en un puesto importante. La ahora ex titular tiene un punto a favor: las desprolijidades son más responsabilidad de su familia que de ella misma. Aunque por razones personales ella no utilizó esa información para salvarse.
Por otra parte, uno de los desplazamientos que más sorprende es el de Marcelo Sosa, que tomó el fierro caliente de Campana tras la gestión de Santiago Benítez, a quien un importador llegó a amenazar, bate en mano, por un "acuerdo" no cumplido. El miedo de Benítez fue tanto que viajó hacia Buenos Aires para pedir protección personal, y la consiguió a cambio de su desplazamiento. Así como desplazaron a Sosa de la jefatura de Campana, el que sigue es quien se desempeñaba como el número dos de ese enclave, el siempre influyente y bien informado Andrés Kunisz.
Además, las áreas clave vinculadas a la gestión anterior no se tocaron. Encomienda Postal Internacional (EPI), con fue jefe el ex esposo de Lodovico, Luis Antonio "Tato" Bocassi, es una de ellas. Hasta antes de la sobreexposición mediática, a Bocassi se lo veía muy seguido en esa área ubicada en el barrio de Retiro. Todo ello, sin contar el vasto e inexplorado mundo -por ahora, se vienen investigaciones de Minuto de Cierre- de la entrada de importaciones por el Puerto de Buenos Aires, con la mirada compasiva -¿cómplice, socia?- de la Dirección de Investigaciones.
Los manejos del puerto de Buenos Aires se hacen bajo el paraguas protector de Diego Figueroa, el subdirector de Control Aduanero que siempre es oficialista. En un homenaje al fallecido César Luis Menotti, se habla de la "pequeña sociedad" entre ex cristinista, macrista y massista, con los directores de la Aduana Buenos Aires -Claudio Di Giannantonio- y de Investigaciones -Cristian Guglielminetti-. Una línea autónoma, según considera algunos, que no sube ni baja nada hacia arriba.
Si quiere que la Aduana funcione bien, Mallea tendrá que trabajar más que en el elegante y ordenada mundo corporativo. ¡Welcome to the jungle!.
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