26 de Enero de 2024 - 14:34

El Carrousel de Toto y su ballet: la brecha cambiaria puede volver al 100% en menos de un mes

En un mes la brecha cambiaria podría retornar al 100 %. La política económica se haya signada por una devaluación insuficiente y sin alicientes para que la economía real vuelva a crecer.

Por Marcos Esdras

El frenesí de ideas que el equipo económico le impele a la cotidianidad genera una incertidumbre creciente. En los albores de este nuevo Gobierno no se vislumbra aún nítidamente el plan económico y la recuperación pareciera pender de una extranjerización de economía (Ley de Tierras, clubes convirtiéndose en empresas de la mano del capital foráneo, Régimen de Incentivo para Grandes Inversores (RIGI), blanqueo de criptoactivos…). ¿Caputo es Juan el Bautista y Sturzenegger es Jesucristo? Mientras tanto nuestro Presidente interpreta y sintetiza los melodramas que trae aparejado el tratamiento de la Ley Ómnibus.

La Calesita del ministro

Luis Caputo acapara el poder central y, ahora ungido como Superministro, se prepara para quedar patentado en la historia argentina como el Redentor. Pero para poder finiquitar la ardua tarea de expiar todos los pecados deberá tener presente varios aspectos capitales:

Si la tasa sigue siendo negativa y, peor aún, reduciéndose nominalmente, de 8,66 % (Lede de diciembre) a 7,86% (Lece de enero) se corre el grave riesgo de una implosión cambiaria. Esto significa que la brecha retorne al 100 % en menos de 1 mes. Asimismo los pasivos monetarios no comenzaron a reducirse fuertemente y los bancos aún no reiniciaron su actividad verdadera de intermediación financiera.

Aspectos controversiales si los hay:  Haber reducido la tasa de interés luego de una devaluación del 120 % con la certeza que se evitó una devaluación aún mayor del orden del 250 %. Y encima con una prima de riesgo país orillando los 2000 puntos básicos. Este panorama paraliza las decisiones de inversión en lugar de dinamizarlas.

El BCRA emitió el bono BOPREAL cuyo vencimiento, en una de sus series opera en 2027. En esa filosofía subyace la idea que el BCRA no será liquidado hasta 2027 por lo menos. Por ende, la dolarización se postergaría hasta un eventual segundo mandato del Presidente.

Algunos cortocircuitos intestinos entre la dupla Caputo-Bausili por un lado y el Presidente por el otro, dan cuenta de cuantiosas discrepancias macroeconómicas. Unos cargan a cuestas con el fracaso de 2018 y el otro vive un sueño del que nunca quisiera despertar: la libertad sin límites para crear valor.

 Al respecto, sin una inmediata recomposición de reservas es imposible que la economía retorne a la senda del crecimiento. El tridente de economistas (Caputo, Bausili & Werning) que otrora supieron destacarse en Wall Street no “come vidrio” y sabe que de este entuerto no se sale con apasionadas lecturas ni con ponencias doctrinarias de escritores austríacos ni neoclásicos. Son economistas de las finanzas taimados por demás. Mientras tanto el Presidente se encapsula dentro un éxtasis de liberalismo desproporcionado. En efecto, desde la retórica no se consigue hacer despertar a la inversión. Asimismo, fraguar tasas bajas no hace más que rifar tiempo, por cierto, un bien muy preciado en este aciago contexto. Los desarbitrajes no pueden mantenerse en el tiempo sin pagar altos costos micro y macroeconómicos.

La efervescencia política se va atemperando y la opinión pública que apoya al ideario del Poder Ejecutivo, también escucha a sus representantes en el Parlamento. El mensaje del Presidente en Davos se constituyó en un cardumen de sentencias declamatorias. Una verdadera oda al neoliberalismo. Y el desgaste es natural de todo proceso de negociación, de marchas o contramarchas.

Más allá de lo vertido, de acuerdo a los presuntos genes del dilema cambiario y monetario,  todo hace conjeturar que para la realidad deparan tres caminos alternativos: 1) un exigente shock liquidador exportador de muy corto plazo que será imprescindible para atender el flujo de importaciones inmediato, o 2) una devaluación nominal que ponga al dólar oficial en torno a los $ 1.200 (la dinámica liquidadora de los exportadores está resultando insuficiente para sopesar la demanda de los importadores); o bien 3) acceder a “fondos frescos” del FMI por Usd 15.000 millones (el equivalente aproximado a 3 meses de importaciones) en el marco de un nuevo programa. Vale destacar al respecto el valioso apoyo conjunto del Departamento del Tesoro y del Departamento de Estado del Estados Unidos, principal accionista del Organismo.

Una vuelta entera y la sortija

El tándem económico tiene manejado el partido y resulta impensado que choque la calesita. Los modelos estocásticos que maneja Vladimir Werning, el verdadero estratega de la política cambiaria, son los que definirán la suerte cambiaria en los próximos 45 días. Habrá que estar atentos a su timing y a algún guiño desde Washington y Wall Street. Febrero estará signado por avatares que pondrán presión al equilibrio cambiario y que incrementen una brecha que tendrá de mínimo el 60 % y podría acercarse al 100%.

El inicio de la segunda semana de marzo será muy importante para los indicadores de alta frecuencia y determinaciones claves del derrotero del nivel de reservas netas del BCRA. De la mano de este complejo decisorio tendrá inicio el proceso de la salida del cepo cambiario. Mientras tanto, el mundo financiero espera con suma atención la nivelación política de tensiones que se desarrollan en el Parlamento.

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