21 de Diciembre de 2022 - 15:00

Wado de Pedro buscó la foto con Messi, pero todos los jugadores lo ignoraron

En una forzada carrera presidencial que casi nadie registra, Wado de Pedro fue a Ezeiza la madrugada del viernes por una foto con Lionel Messi y los campeones del Mundo. Claudio "Chiqui" Tapia lo abrazó para poner distancia y los jugadores lo ignoraron. Una partida que pierde contra Santiago Carreras, el camporista de mayor llegada al presidente de la Asociación del Fútbol Argentino.  

Por Antonio D´eramo

Wado de Pedro no supo interpretar los nuevos tiempos que ofrece al país el Messias. El desmarque y desplante del que fue víctima el ministro de Interior, Enrique “Wado” de Pedro de parte de Leonel Messi y del Seleccionado Nacional, en Ezeiza, cuando se expuso innecesariamente, sirvió de aviso al presidente Alberto Fernández y a su administración que tampoco interpretaron las señales de un cambio de era.

El ministro del Interior estuvo pasada las dos de la mañana en el Aeropuerto Internacional de Ezeiza, junto a la directora de Migraciones, Florencia Carignano, y el presidente de Aerolíneas Argentinas, Pablo Ceriani, con el objetivo de sacarse una foto con el Rey del Fútbol Mundial. Sin embargo, entre la picardía del presidente de la AFA, Claudio "Chiqui" Tapia, para abrazarlo antes que se acerque, y el desinterés de los jugadores, Wado de Pedro no consiguió su objetivo.

De Pedro quiere ser candidato a presidente el año próximo, y para eso necesita tanto un mayor conocimiento popular como la bendición de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner. El martes retrocedió dos casilleros en menos de 24 horas. Además de no conseguir la foto, los que pudieron validar internamente su llegada al cada vez más poderoso presidente de la AFA son Santiago Carreras (dirigente de Boca y de YPF) y Sergio Berni. 

“El rey ha muerto, viva el rey” y los cortesanos, burócratas de palacio, no comprendieron que existe una nueva moral que rige en la relación del fútbol con la política desde que Diego Armando Maradona falleciera y dejara el trono vacante de máximo referente del juego que aman los argentinos y que fue ocupado con excelsitud y mérito individual por Leonel Messi y una camada de jugadores que tienen más sensibilidad popular que el 99,9% de los políticos nacionales.

Y, en la madrugada del martes, cuando el avión de los campeones tocó suelo argentino, el Messias descendió de la aeronave como lo que es. Un jefe de jefes, ídolo indiscutible, caminando sobre una alfombra roja, rumbo al encuentro con su pueblo que dejó todo, durante 24 horas, para intentar agradecerle a Leo Messi y sus discípulos dentro de una cancha, haberles llenado el alma con el orgullo de ser los mejores del mundo, en el deporte que más importa.

El hombre más famoso del mundo había avisado que los tiempos cambiaron, que la Historia ya no transcurre como durante el reinado de Diego, cuando la política y el fútbol se mezclaban, y Maradona se ofrecía como un interlocutor entre los deseos de los políticos y la gente. Messi propone un reinado diferente, de vínculo directo con el pueblo, ofreciéndose bajo un sol inclemente arriba de un micro descapotable, en la ruta, después de jugar una extensa final del mundo y de viajar miles de kilómetros de regreso a su Nación, junto a sus “socios” en la Selección, que repartían dinero devaluado, pero plata al fin, a la gente que ama su nobleza deportiva.

En ese contexto, la actitud entre cholula y soberbia del ministro de Interior, “Wado” de Pedro, al presentarse en el primer lugar de la fila de funcionarios que intentaron sacarse la foto con Leo y sus campeones, es insólita. 

Si pretende realmente ser el candidato de La Cámpora o de una parte del peronismo a la precandidatura presidencial, llamó la atención su falta de lectura de los nuevos tiempos que corren. Y, lógicamente, la lección la sufrió de cuerpo presente. 

En el video donde se ve la jugada de pizarrón realizada entre Messi, Scaloni y el “Chiqui” Tapia, para evitar los saludos de los funcionarios nacionales que se pusieron en guardia para recibirlos, detrás del ministro de Interior estuvieron, la directora nacional de Migraciones, Florencia Carignano y el director de la PSA, José Glinsky, se observa que algo le dice por lo bajo el Messias al “Chiqui” de Barracas.

Puede que le haya marcado la jugada de pizarrón pensada para estos casos. Porque Messi parece ser previsor. Envió señales que no quería ver a ningún político por más que calce la banda de la Presidencia. Pero no hay caso, no entendieron. 

Así que se puede especular con que le dijo, “háceme de pantalla y sigo caminando como si fueran unos fantasmas” o quizá le dijo algo más prosaico y profundo pero, al mismo tiempo, conciso y directo. “Deciles a estos bobos que se vayan pa’ allá”.

Porque hacía rato que no se veía a alguien quedar tan desubicado en busca de una foto. 

El “Chiqui” Tapia, titular de la AFA, que tiene sus propias guerrillas con la política y esa cuestión puede ser materia de análisis de otra nota, comparte con el ministro de Interior ese mundo de imposturas, sonrisas falsas, apretones de manos sellados con desconfianzas mutuas, y un serrucho adosado debajo del brazo que no se ve, pero se siente, se apiadó del dirigente político de Mercedes y le dedicó un saludo y unas palabras.

Después de todo, “Wado” es compañero de ruta en La Cámpora del director de YPF, Santiago Carreras, que tiene a su cargo la relación de la empresa petrolera con el fútbol. Fue Carreras quien cerró el auspicio de YPF con Messi, y las genialidades del futbolista, le devolvió cada dólar invertido en su figura.

Quedará para los apologistas del ministro del Interior pero también para “los hombres del Presidente” señalar que estuvieron allí no por la foto con la figura del momento que, en la Historia nacional, los va a trascender, sino por la obligación de darle un recibimiento acorde a los ídolos de la gente.

 

 

 

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