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A fines de octubre, cuando Rosana Angela Lodovico fue promovida a subdirectora general de Operaciones Aduaneras Metropolitanas, se suponía que tanto en el cargo que dejaba -jefa de la Aduana del Aeropuerto Internacional de Ezeiza-, como las dependencias debajo del mismo, podrían rearmarse con gente de su confianza. Al fin y al cabo se trata de una tradición o regla no escrita del mundo aduanero, y hasta de la política en general: cuando un funcionario asciende de rango, el área que ocupaba queda de todas formas bajo su jefatura.

Sin embargo, no fue el caso de Ezeiza. Como jefe de esa Aduana se designó, mediante la Disposición 174, a Santiago Vergara Rossi, que venía de desempeñarse como jefe interino de Inspecciones Generales de la Dirección de Investigaciones. El nombramiento de Vergara Rossi, con carácter de interino, se produjo el 28 de octubre, un día tras la salida de Lodovico, pues no podía dejarse acéfala esa jefatura.

Sin embargo, a pesar del supuesto interinato de Vergara Rossi, poco menos de un mes después recibió un importante espaldarazo, ubicando como jefa de Courier a Alejandra Natalia Rodríguez, que era una de las inspectoras del equipo de Vergara Rossi. Además de la buena relación que hay entre ambos, la agente Rodríguez también tiene llegada a funcionarios clave de Investigaciones, como Augusto Catoggio, el jefe del área -es director de Investigaciones- y Carlos Herrera, jefe de Fiscalización y Operativa Aduanera. 

La denominación de Alejandra Rodríguez como agente presupone que no tiene título universitario, tratándose de una persona idónea -fogueada, hecha en la práctica- de la Dirección General de Aduanas. La ex inspectora de Investigación, según diversas fuentes, pulseó para llegar al cargo con Andrea Silvana Lerner Pribilas, que es analista de Asuntos Técnicos en la Dirección de Seguridad Social, pero finalmente la balanza se inclinó para el lado de Rodríguez. Ello se debe, además de la confianza que supo generarse con Vergara Rossi, al hecho que responde a un esquema de poder que muchos ven como una innovación en la Aduana, con la jefa del organismo ganando poder a pesar de los recurrentes decomisos de toneladas de drogas ilegales en Europa, luego que las mismas no hayan sido detectadas en las fronteras de salida de la Argentina. 

 

Amistades PRO, vínculos con la Inteligencia radical y el rol de los subdirectores

 

Silvia Brunilda Traverso es, de los directores de la AFIP, la única del riñón de la administradora federal, Mercedes Marcó del Pont. Sus críticos, muchos de los cuales además anhelan su cargo, se refieren tanto a su edad -casi setenta años-, como a su inicio tardía en la Aduana -con la llegada del nuevo gobierno-, y a su poca asistencia al edificio central del organismo, ubicado en Azopardo y Belgrano. ¨Va de martes a jueves, el resto de la semana está en la capital de Santa Fe, donde vive¨, señalan diversas fuentes a coro.

Sin embargo, con la designación de Vergara Rossi y Alejandra Rodríguez, Traverso demostró haber pasado su etapa de adaptación a la siempre difícil Aduana, comenzando a armar su esquema de poder. En términos estratégicos, la primera etapa fue rodearse de funcionarios recomendados por el kirchnerismo, que rápidamente se olvidaron de su jefatura política: Germán Muiño, subdirector de Técnico Legal; Rodrigo De Dios, director de Reingeniería de Procesos Aduaneros, entre otros.

El ascenso de Ludovico a la estratégica subdirección de Operaciones Aduaneras Metropolitanas, de la cual dependen los puertos que van desde Campana hasta La Plata, fue visto como uno más de esos movimientos. Sin embargo, los movimientos en Ezeiza tienen otra lógica. Justo cuando, tras el resultado electoral de noviembre -derrota, pero por menos de lo previsto-, el ¨albertismo¨ se siente fortalecido, y hasta se ilusiona con dejar atrás la influencia y la figura de Cristina Fernández de Kirchner. Un cálculo que muchos realizaron en los últimos años y demostró ser erróneo.

Sin embargo, en el ¨mientras tanto¨, la jefatura y el Courier de Ezeiza tienen el sello de Traverso. Por un lado, los aduaneros más avezados apuntan que Traverso está dejando a los subdirectores como figuras decorativas, armando esquemas de poder real por debajo de ello. Po otra parte, además de su amistad manifiesta y de extrema cercanía con Álvaro González, el destacado e histórico diputado del PRO, y de las fotos en redes sociales con Jorge Faurie, el último canciller de la presidencia de Macri, Traverso tiene el apoyo de otros sectores alejados y hasta enfrentados a cualquier sector del Frente de Todos.

Según confirmaron tres fuentes distintas a Minuto de Cierre, las designaciones de Vergara Rossi y Alejandra Rodríguez, así como la consolidación del esquema de poder y negocios de Courier -que por otra parte controla Investigaciones, de dónde vienen estos dos y sigue Herrera-, responden a consejos de un estudio de abogados allegado a Silvia Traverso. El cual, además de tener un nombre reconocido y trayectoria, está ligado a sectores que ejercieron funciones en la Secretaría de Inteligencia del Estado -SIDE, actual Agencia Federal de Inteligencia, AFI- durante la presidencia de Fernando de la Rúa.

Todos hechos que, en sí mismos, no constituyen delito ni deben dar lugar a prejuicios. Pero que arman con discreción, en la Aduana, un esquema de control y poder sobre la estratégica área de Courier. Un sector que, a través de paquetería en aviones, puede traer -por ejemplo- alta tecnología declarándola por debajo de su valor real. Un área clave que, guste o no, quedará ahora digitado por personas que pertenecen a Juntos por el Cambio. A través de Traverso, la amiga de Faurie y Álvaro González.