La diputada Elisa Carrió sigue manejando la Inteligencia de Aduana
Mientras Diego Dávila, el titular de la Aduana, mira para otro lado, Elisa “Lilita” Carrió sigue nombrando ex policías y militares de su confianza en el organismo. El último es Federico Sidders, a quien el ministro de Defensa, Oscar Aguad, retiró anticipadamente en una purga de comienzos del 2018. En la cúspide de ese poder hay otros dos ex militares, René Squettino y Jorge Lenard Vives, además del ex jefe de la Policía Metropolitana, Oscar Giménez.
El poder de los “lilitos” en la Aduana sigue creciendo ante la pasividad de Diego Dávila, como advirtió Minuto de Cierre hace poco más de un mes: http://www.minutodecierre.com/nota/2019-3-19-17-48-0-el-plan-de-los-lilitos-para-avanzar-sobre-la-aduana-el-puerto-de-buenos-aires-ezeiza-y-la-subdireccion-de-control. El plan se afianzó con la reciente designación de Federico Sidders, un ex general de Brigada al que el ministro de Defensa, Oscar Aguad, echó en una purga realizada a comienzos del 2018.
Sidders fue director de Planes, Programas y Presupuesto del Estado Mayor Conjunto. Es decir, manejaba una caja importante para programas, cursos, logística y otros gastos. Tras acusasinoes por desvío de fondos (que de todas formas no ocasionaron denuncia judicial alguna), y mientras ejercía su cargo cómodamente instalado en el Edificio Libertador, fue despedido por Aguad junto a otros altos mandos militares: https://www.letrap.com.ar/nota/2018-2-20-19-13-0-la-interna-de-aguad-y-pasqualini-que-demoro-el-recambio-en-el-ejercito.
En las Fuerzas Armadas, el corporativismo reinante establece que, ante cualquier sospecha sobre un alto mando, no se lo denuncia pero se lo corre del cargo o le otorgan un retiro anticipado. Por costumbre castrense, la típica actitud de cubrirse las espaldas (si hay un desvío de fondos, los superiores de quién lo realiza admiten y hasta participan del tema), o no dañar más la imagen de una institución poco valorada, se hace borrón y cuenta nueva. Este parece haber sido el caso de Sidders.
Un general retirado que, de todas formas, al calor de la diputada “Lilita” Carrió encontró un lugar para realizar tareas de Inteligencia en la Aduana. En el vértice de poder y responsabilidad de esas tareas está el ex comisario de la Policía Metropolitana, Oscar Giménez, que tiene su despacho a metros del que ocupa Diego Dávila, en el vistoso e histórico edificio de la Aduana ubicado en Azopardo y Belgrano.
Giménez, como jefe de la Policía Metropolitana, estuvo a cargo de la recordada represión ocurrida en el Hospital Borda el 26 de abril de 2013, cuando Mauricio Macri intentaba -como jefe de Gobierno porteño- dar una señal distinta al gobierno nacional de Cristina Fernández de Kirchner. En un reciente fallo de la Cámara Nacional de Casación Penal (Sala III), el sobreseimiento del número 2 de Giménez, Ricardo Raúl Pedace, fue revocado, aunque curiosamente el actual “lilito” de la Aduana no sufrió el mismo revés.
En el organismo que “conduce” Diego Dávila, Giménez borda pacientemente su poder e influencia. Se granjeó la amistad de Felipe Viramonte Noguer, un asesor del director de la Aduana que tuvo cuestionamientos por el manejo de expedientes con multas millonarias, pero sigue firme en su cargo. Y en forma reciente, Giménez empujó la designación de César Arzuaga Picasso en el estratégico cargo de responsable de “courier” de Encomiendas Postales Internacionales (EPI), un lugar más apetecible ahora que la franquicia anual del sistema “puerta a puerta” es de 6.000 dólares por persona. Aunque Arzuaga Picasso todavía no fue nombrado.
“Romina de la Aduana”, al estilo de Daniel Santoro con Animales Sueltos
En el conjunto de personas avaladas por Carrió que hace “Inteligencia” en la Aduana se cuenta a la tan curiosa, como resistida por sus compañeros, Romina Janicow, que aparece en los chats del falso abogado Marcelo D´alessio como “Romina de la Aduana”. En el chat entre ambos, la aduanera le revela al hoy presidiario que Jorge Vives (el coronel retirado Jorge Eduardo Lenard Vives) será designado “como director de la Aduana del puerto de Rosario. Me citó por pedido de Lilita para ver si le podemos armar un equipo de incorruptibles. No confía en el referente local de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI)”. El chat es del 2 de febrero de este año, y pocos días después Lenard Vives fue designado como asesor en la Aduana de Rosario. Por supuesto, para ello contó con la firma del titular del organismo, Diego Dávila.
Janicow es ingeniera en Alimentos, agente de la Aduana desde 1997, y figura como operador de control aduanero (Guarda) en la división del Aeropuerto Internacional de Ezeiza, con destino en la estación aérea de San Fernando. “Romina se valió de la cotidianidad y cercanía con sus compañeros de trabajo para ganar la confianza de los mismos. Luego de eso, entregó información personal sobre ellos, y otra de valía sobre el organismo, a personas ajenas a la Aduana”, le cuenta a Minuto de Cierre un ex compañero que sufrió la inquisición de Janicow. “Hizo lo mismo que el periodista Daniel Santoro con sus compañeros de Animales Sueltos, un espionaje absurdo”, agregó.
Janicow -según cuatro fuentes distintas- se dedicó a perseguir y espiar compañeros de trabajo. Desde averiguar a qué hora habían entrado al trabajo, hasta buscar información personal sobre ellos. La antiguamente tímida y retraída Romina, que ingresó al organismo en 2007, cambió hasta su aspecto físicamente, operaciones de cirugía estética mediante.
Janicow llegó al punto de pedirle a D´alessio que averiguara “todo lo que pudiera” sobre su jefa Beatriz Scarpado, a su vez sobre la superior inmediata de esta última, Claudia Santianni, y también sobre Carolina Becker. Luego, ya sin vueltas, pidió que “las vuelen a todas”. Después llegó el tsunami sobre D´alessio y su amigo, el fiscal federal Carlos Stornelli.
La estructura de Carrió: ex militares y policías
El chat de Janicow con D´alessio, revelado por el juez federal Alejos Ramos Padilla cuando lo convocó el Congreso, revela rol estratégico de Lenard Vives, de quien hasta ahora ni siquiera había circulado el nombre. A su vez Lenard Vives, un especialista en Inteligencia del Ejército, que se presenta como jefe de los “equipos técnicos de seguridad y defensa” de la Coalición Cívica, responde al coronel retirado René Squettino, otro hombre de bajo perfil y gran poder apadrinado por Carrió.
Junto a ellos trabaja el ya mencionado Horacio Giménez, quien hasta ahora se apoyó para su labor en la Prefectura. El jefe de inteligencia de esa fuerza, justamente, tiene a un hijo suyo trabajando en la Aduana. Y nada menos que en la Terminal 5 del Puerto de Buenos Aires, donde telas y otras mercaderías sensibles llegan al país con escaso control. La alianza entre los ex PFA y la Inteligencia de Prefectura no dio grandes resultados en el combate al contrabando. Como ya advirtió este medio hace más de medio año: http://www.minutodecierre.com/nota/2018-11-9-15-54-0-el-titular-de-la-aduana-esta-rodeado-de-agentes-de-inteligencia-que-no-lo-ayudan-a-combatir-el-contrabando
Sin embargo, Carrió sigue avanzando y designando gente de su confianza. Mientras Diego Dávila admite y apoya ese armado por acción u omisión.
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