07 de Septiembre de 2016 - 17:09

Opinión: Economía de libre mercado o economía ultra regulada

Por Fabián Medina, economista

Esta es una vieja dicotomía de la economía argentina, en cuanto a los diagnósticos en nuestro país. Son todos acertados y exactos, el problema que poseemos a nivel económico, y también político, tiene que ver con las distintas alternativas para salir de ellos. Y podemos describirlos muy simple y directamente como soluciones “progres” o “liberales” de acuerdo al ala que represente el poder político que la implemente.

 

En cuanto al sector que propone las salidas denominadas “progres”, podríamos determinar que serían la antigua centroizquierda o izquierda de los históricos partidos políticos y las llamados "liberales" corresponden a la centroderecha o derecha. De todas formas, debemos entender que, siempre, los extremos se tocan.

 

Si analizamos cada una de esas alternativas, nos encontramos con que, en definitiva, cada una de las soluciones tienden exactamente a lo mismo, con idénticos métodos y resultados a lo largo de la historia económica de nuestro país. Por ello, para arribar a otro corolario, debemos tomar distintos caminos a los adoptados hasta ahora, puesto que Albert Einstein decía: “si a los mismos problemas utilizamos las mismas soluciones, vamos a obtener los mismos resultados”. Debemos instrumentar soluciones que nunca se trabajaron en el país.

 

En cuanto al dilema de una economía de libre mercado o ultraregulada, la solución no es ninguna de las dos. En nuestro país, los dos extremos son malos y tienden a juntarse.  Desde esta visión, la economía, al no carecer de una gran cantidad de productores de bienes y servicios en todos los sectores económicos, el Estado debe jugar un rol preponderante en cuanto a nivelar la situación a favor de la población.

 

Puesto que cuando tuvimos economías de libre mercado, como en la dictadura de los años ’70, en los ’90 o en la tendencia de hoy en día, la población sufrió la caída de su poder adquisitivo, problemas inflacionarios y las PyMes tendieron a su desaparición. Mientras que cuando existieron algunas medidas de tipo ultraregulador, como en los últimos 12 años, la economía se llenó de casos de corrupción y  la población también sufrió caídas del poder adquisitivo por la falta de reconocimiento del problema inflacionario y sólo las PyMes ligadas de alguna forma al esquema de corrupción habrían logrado salir adelante.  

 

Por todo esto es que es conveniente acercarnos a un esquema de economía regulada o administrada con revisiones cruzadas de los organismos de control, para evitar los excesos y tratar de proponerle a la población un incremento del poder adquisitivo, aunque sea más lento,  pero sostenido en el tiempo, lo que terminará concluyendo y obteniendo como resultado una economía nacional con una mayor firmeza y resistente a los embates internacionales, basándose en un esquema productivo por sobre lo comercial y financiero.

 

Es necesario entender que ello no lo generan las devaluaciones constantes ni los controles de precios exhaustivos, sino que es el resultado de correcciones a realizar, siempre y cuando la población pueda asimilarlas desde sus propios ingresos y no empeñándolos por realizar esas correcciones.

 

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