18 de Diciembre de 2016 - 13:52

Downsizing, advierten por subas de precios en envases "retocados"

Bajo la maniobra de downsizing, achicamiento en inglés, preocupa a las entidades de defensa del consumidor la reducción de los contenidos manteniendo el precio y la misma presentación.

Especialistas en consumo advirtieron que en los últimos tiempos ha recrudecido una práctica comercial, que en algunos casos es abusiva y busca engañar al comprador, que consiste en reducir el contenido de los envases de alimentos sin la equivalente reducción de los precios.

La maniobra, conocida como "downsizing" (achicamiento en inglés), preocupa a las entidades de defensa del consumidor que consideran que en muchos casos se trata de un aumento encubierto difícilmente perceptible, aún para el comprador más avisado.

La práctica es de vieja data, explican los especialistas, que consideraron que en los períodos de alta inflación y bajo consumo se produce un recrudecimiento.

Según Héctor Polino, titular de Consumidores Libres, "esto viene de hace tiempo pero se ha intensificado ahora en alimentos y hasta medicamentos y se trata de aumentos encubiertos porque el precio se mantiene (a veces incluso sube) pero la cantidad disminuye". El especialista consideró que de esta manera se "disimula" el aumento de precio, que pasa desapercibido para el consumidor.

"Un caso que detectamos ya hace tiempo es el de las Aspirinetas, que fabrica Bayer, que empezaron a venir en cajas con una menor cantidad de grageas lo que implica según nuestros cálculos un aumento de 140 % en el precio unitario", ejemplificó Polino.

Otros productos que redujeron su tamaño fueron, los pañales Pampers, que pasaron de 11 a 9 unidades (un 20% menos); los alfajores Havanna, que vienen de 50 grs. cuando antes pesaban 55 grs. por unidad (10% menos).

También el pan lactal Fargo disminuyó el peso, pasando de 480 a 430 grs. (10% menos), o la leche especial Serecol, que pasó del envase de 1 lt. al de 750 ml (25% menos) y el postre Ser, que bajó de 105 a 100 grs. (5% menos).

Por su parte Susana Andrada, titular del Centro de Educación al Consumidor (CEC), señaló que "tenemos registrado el aumento de esta práctica, que tiene que ver con períodos de alta inflación y bajas ventas. Lo vemos en las galletitas de agua, en las barritas de cereal, en las bebidas saborizadas, la leche chocolatada, artículos de limpieza y comida para mascotas".

"En otros países, los fabricantes están obligados a avisar al consumidor de los cambios en la presentación del producto", precisó Andrada.

Para Paloma Bokser, especialista en consumo, no existe una ilegalidad manifiesta en estas prácticas por lo que no se las puede castigar. "Es el propio comprador el que tiene que defenderse de ellas", señaló.

 

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