Milei, entre Platón y Segismundo
Empieza la carrera de Javier Milei hacia su reelección de 2027. ¿Tendrá serias chances de llegar con posibilidades ejerciendo la libertad en su máximo exponente, o bien, su suerte estará ligada a un país donde el destino ya está condenado a repetir ciclos de devaluaciones y estancamientos económicos?
Marco Esdras despide el año de la siguiente manera:
Calderón de la Barca, en “La Vida es Sueño” creó a Segismundo y en su ánima acometía un fatal soliloquio:"¿Por qué esta cadena, este encierro, esta predeterminación? Nace el ave, el pez, el bruto, y alzan el vuelo o se mueven libres por su propio instinto, en tanto que yo, con más alma, con mayor razón, permanezco atado. ¿Acaso mi culpa fue nacer? Mi suerte está escrita, mis pasos trazados por una fuerza que no comprendo ni controlo. ¿Soy un mero actor en una obra que ya ha sido guionizada?".
Justamente Javier Milei montó su plataforma electoral, su discurso y sus posteros días en ejercicio de la Primer Magistratura insistiendo en la libertad de elección. En esos postulados se inscriben conceptos tales como la desregulación, la eliminación de impuestos, la libre elección del peso o el dólar como moneda para ahorra y realizar transacciones.
Hoy la libertad hace mella en tres fenómenos: 1) Reforma Laboral 2) Reforma Tributaria y 3) Ley de Presupuesto. Así entonces, este Milei-Segismundo combate a los sindicatos y confronta a la mismísima CGT. En estos actores visualizada lo que sería la predestinación, el destino, en síntesis, lo que sería la antinomia de su definición de libertad y de anarcocapitalismo. Es decir, a la “casta” y a lo que el electorado ha dado en denominar “más de lo mismo”.
Quizás en su etapa universitaria y luego en sus apariciones televisivas, el actual presidente de los argentinos soñaba con desencadenar a la Argentina de sus principales actores, de los grupos de presión y factores de poder. De momento, con las FF. AA no se ha metido, al contrario, ha consagrado a la casta militar nombrando a un ministro de aquella estirpe como un fenómeno singularísimo desde el regreso de la de democracia. Por su lado, con la Iglesia no se ha metido en forma contundente, solamente en su plataforma electoral hizo énfasis en lo bueno que fuese que existiera un mercado de órganos. Esta apreciación generó un debate puertas adentro del Vaticano, al igual que sus dicterios y diatribas contra el fenecido Jorge Bergoglio.
Así Javier Milei encontraba la génesis de su proyecto desde una concepción filosófica mucho más allá de Benegas Lynch: "¿qué es esta libertad sino la capacidad de elegir cómo reaccionar ante lo que se nos presenta? Aunque el destino ponga un muro, mi voluntad es quien elige si golpear contra él, si buscar una rendija o si intentar escalar. La verdadera libertad no es el no tener impedimentos, sino la capacidad de no sucumbir ante ellos. El ave vuela, pero yo elijo mi camino, aunque sea dentro de esta prisión, y soy yo quien escribe la historia de cómo la afronto. ¿No está mi libertad en mi interior, en mi decisión de no convertirme en un monstruo de mi propio laberinto?", volvía a recitar con agónica aflicción Segismundo, encerrado en torre en Polonia (él creía que estaba en Pavía, Italia). Probablemente Javier Milei tenga en sus genes un idealismo platónico y hasta considere en su fuero íntimo al cuerpo como la cárcel del alma (“Alegoría del Carro Alado”). Pero no se permitió resignarse y arrancó su primer discurso de espaldas hacia el Parlamento, ese mismo Congreso que hoy deberá tratar sobre tablas una reforma laboral que en varios aspectos se diluye en una verdadera regresión laboral y una reforma tributaria que languidece intereses de vulnerables y pone el acento en hacerles ganar más dinero a la plutocracia. Milei emerge como una fuerza que revuelve al “Topos Uranus” y quiere desencadenar a la ciudadanía de todas aquellas ataduras de las que, según su criterio, la ciudadanía padecía con el kirchnerismo.
Es que la definición de un modelo económico arranca estableciendo como un estado pretende avanzar en la descomposición de su producto bruto interno. Es decir, en como el Soberano va a injerir en la participación de los factores productivos y su retribución. ¿Podrá otorgársela mayor peso específico o preponderancia al trabajo o al capital (empresariado)?
Javier Milei demuestra ser partidario de un neoplatonismo enalteciendo al “Mundo de las Ideas” y ametrallando a la biblioteca de la política clásica. En aquel mundo, identifica a la intuición como al tipo de conocimiento más cercano a la perfección (“Alegoría de la Caverna”).
Detrás del telón de lo que acontezca en este verano, se podrá dilucidar si Javier Milei podrá vencer al estigma de Segismundo y llegar con chances al 2027. La gran pregunta existencial que se atrevió a responderse “¿Acaso fue mi culpa nacer?” pareciera que la contestó con arrojo y cuando el mismo dijo en una cadena nacional: “Si ustedes quieren volver para atrás, me van a tener que sacar con los pies para adelante”.
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