19 de Mayo de 2024 - 09:52

La Aduana puso bajo la lupa al “Triángulo de las Bermudas” de los textiles chinos: Cristian Guglielminetti, Claudio Di Giannantonio y Diego Figueroa

Los tres tienen cargos importantes: director de Investigaciones, de la Aduana Buenos Aires y subdirector general de Control respectivamente. La última semana, cuando se daba por descontado el reemplazo de Rosana Lodovico, le cerraron la operación a importadoras textiles para no levantar sospechas de subfacturación en las nuevas autoridades.

Como dice el refrán: “Se acabó lo que se daba”. Eso mismo tendrán que definir este lunes, cuando se reúnan, el flamante director general de Aduanas, Eduardo Mallea, la reflotada nueva directora de Coordinación y Evaluación Operativa, Gladys Morando, y el que será un asesor clave, Marcelo Mignone. Como el desembarco de Mallea forma parte de un acuerdo político, los funcionarios de carrera que permanecen en la Aduana tomaron la precaución de “cerrar el grifo” a una importante cantidad de importadoras textiles.

El listado de éstas, en poder de Minuto de Cierre (y obviamente también de las autoridades), llega a cerca de 20 compañías, las cuales muchos compañeros de “Chucky” Di Giannatonio, Guglielminetti y Figueroa vieron cómo ingresaban contenedores en términos que ellos no habrían autorizado. Como mano derecha y brazo ejecutor del primero, en el cargo formal de jefe de Fiscalización y Operativa, se menciona también al ingeniero Luis Pugliese. Aunque el poder está en el triángulo.

Entre las firmas importadoras, que la última semana no pudieron operar igual que los últimos meses, se nombra a Mazón Textil, G&G Internacional S.A., HB Management S.A. o Keytex S.A., entre otras. Algunas tienen años o décadas de vida, otras en cambio nacieron durante el gobierno de Alberto Fernández, o el encumbramiento de Di Giannatonio en la Aduana Buenos Aires.

Según diversas fuentes de la Aduana, los contenedores tendrían prendas chinas de las más baratas (de bambula) a las más caras (de algodón). El problema sería que los primeros se declaran generalmente a un valor de 13.000 a 15.000 dólares, cuando el FOB real rondaría de 70.000. Mientras que las últimas se declaran a 15.000 dólares o algo más, cuando su valor real ronda los 90.000 dólares por contenedor.

 

Chequeo con voluntad política y la doble maniobra

 

Si la nueva gestión quiere, el chequeo de esos datos será sencillo. Aduaneros que tienen conformada la lista de casi 20 empresas hay, el cruce de esos CUITs con los movimientos declarados será sencillo de realizar, corroborando si hay o no subfacturación. Quizás en esto Mallea encuentre una ocasión “profesionar, modernizar y despolitizar la Aduana”, como reza el comunicado oficial de su designación.   

“Esa es una de las maniobras, la otra sería declarar una posición arancelaria que no corresponde con lo que realmente llega al país”, señala un funcionario que siguió de cerca el tema, pero luego fue corrido de su cargo. Dos fuentes más abonan esa versión. “La maniobra se completa pasando la mercadería rápidamente de zona primaria a depósitos fiscales cercanos”, completan -con palabras similares- los tres consultados.

En prevención a los tiempos que se vienen, siendo gran conocedor además de los manejos políticos, el viernes Di Giannantonio se acercó hasta el Sindicato Único del Personal Aduanero de la República Argentina (SUPARA), del cual fue directivo. Allí lo recibió el secretario general, Carlos Sueiro, que con suma cortesía lo escuchó. Eso no significa que Sueiro abandone su política de escasa o nula intervención cuando los conflictos se desatan.

En cuanto a los otros dos lados del “Triángulo de las Bermudas”, se ganaron con “rosca” las posiciones que tienen. Guglielminetti llegó a director de Investigaciones el año pasado, tras desatar rumores que la mayoría consideran infundados contra su antecesor, Gabriel “Pipi” Pieraggini. Éste promovió algunas investigaciones, en las cuales aparecía Di Giannantonio como “facilitador”; al revés de la política que siguió Guglielminetti.

En cuanto a Figueroa, es quien ostenta el más alto cargo de los tres, nada menos que “coronel”, como se llama en la jerga a los subdirectores generales, de Control Aduanero. Un cargo que durante la presidencia de Mauricio Macri tuvo Gladys Morando, por supuesto conociendo bien “el paño”.  Todas las fuentes que coinciden que los tres mencionados siempre trabajaron juntos, apoyándose o cubriéndose -los verbos más mencionados- mutuamente. En homenaje al recientemente fallecido César Luis Menotti, se habla de una “pequeña sociedad” que siempre funcionó aceitadamente, sobre todo los últimos años.

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