28 de Enero de 2024 - 12:53

Los soldados de Guillermo Ferraro apuntados por información filtrada: un ex ladero de Marcos Peña y un especialista en comunicación corporativa

Pedro Moisés Hadida, que maneja varias empresas del sistema ferroviario y quiere influir sobre AySA; junto a Juan Ordoñez, que no llegó a 5 años en cada empresa que trabajó y ahora es el número 2 de Aerolíneas Argentinas; serían los que filtraban información junto a Ferraro. La salida apresurada de Ferraro fue el primer paso, pero el peine fino de Jefatura de Gabinete y Economía puede posarse sobre estos funcionarios con amplia vocación expansionista y décadas de experiencia en filtraciones periodísticas. El rol clave del ENACOM y ARSAT para la nueva economía que pretende Javier Milei.

Todos los que jugaron contra Nicolás Posse o Santiago Caputo perdieron. Desde el llamativo Iñaki Gutiérrez, que perdió el manejo de las redes sociales de Presidencia, hasta el ya ex ministro Guillermo Ferraro. El mismo camino podría seguir el secretario de Medios, Eduardo Serenellini, aunque el ex conductor de Canal 26 y La Nación+ quizás sepa frenar a tiempo.

La supervivencia de muchos funcionarios se juega en varios planos. Uno de ellos es el clásico político de muestras de fidelidad y alineamiento: por ejemplo, no filtrar información sensible a la prensa. El otro es tanto de la política como del mundo corporativo: no meter los pies o las manos en el plato -el área de influencia- de otros. Más aún si ese otro tiene la plena confianza del jefe, como los Caputo -Santiago y el ministro Luis “Toto”- o “el arquitecto de la victoria” Posse.

La última semana, aún con Ferraro caído, los que no entendieron esa lógica fueron Pedro Moisés Hadida y Juan Ordoñez. En la Casa Rosada ya sabe que eran los laderos de Ferraro no sólo en la gestión, sino también en la filtración de informaciones. Sin embargo, aún con el ex ministro caído siguieron operando como si nada ocurriera.

De alguna forma, son fieles a su historia: crecieron en la intersección entre corporaciones y periodismo. Ordoñez es un especialista en comunicación corporativa, con un antecedente llamativo que nadie leyó en su currículum: cambia de trabajo demasiado seguido. En los últimos 15 años trabajó en la minera Barrick Gold, Codere, Herbalife y hasta YPF tras la estatización del kirchnerismo. Ahora es el número 2 de Aerolíneas Argentinas, un premio grande para un recién llegado al mundo libertario.

En su perfil de Linkedin, Ordoñez se presenta como consultor en “estrategia empresarial, gestión de cambio, optimización de procesos, resoluciones de problemas y toma de decisiones, relaciones gubernamentales, comunicación, gestión de crisis, empresa y derechos humanos”. Su carrera de grado es Periodismo, cursada en la Universidad Católica Argentina (UCA). “Si tiene cuatro patas, ladra y mueve la cola es perro”, bromea un funcionario de Presidencia sobre Ordoñez y las filtraciones de Ferraro. “Aunque nuestro animal preferido sea el león”, agrega.

Pedro Moisés Hadida, por su parte, hizo “caputismo” o “possismo” sin ser parte del círculo íntimo del presidente. En un exceso de ambición no disimulado, el ex subsecretario de Marcos Peña acumuló las presidencias de las empresas ferroviarias FASE y DECAHF. Pero, no conforme con ello, quiere operar contratos y proveedores en AySA y se lanzó a pelear por la presidencia Argentina Satelital (ARSAT).

 

ENACOM Y ARSAT, corazón del proyecto libertario

 

La intervención del Ente Nacional de Comunicaciones (ENACOM), así como una probable privatización de Argentina Satelital (ARSAT), reafirman la lógica de que grandes áreas de la economía, con enorme potencial de inversiones, sean manejadas por personas de extrema confianza del presidente. Por supuesto no es el caso de Hadida, cuyo referente es Ferraro.

Este lunes, cuando se publique en el Boletín Oficial, se sabrá que el interventor designado por el ENACOM será el consultor y ex empleado de Movistar, Juan Martín Ozores; mientras que los interventores adjuntos serán la abogada con 30 años de carrera en organismos estatales, Patricia Roldán; y el ex director del Enacom en la gestión de Mauricio Macri, Alejandro Pereyra.

Por el ENACOM pasan responsabilidades como la regulación y tarifas de la televisión por cable, Internet o la telefonía celular, áreas de permanente renovación tecnológica e inversiones necesarios. Hasta el saliente gobierno de Alberto Fernández y Sergio Massa en Economía logró recaudar dólares con la concesión de frecuencias para el 5G.

En un gobierno liberal, que impulse las inversiones y la libertad de mercado, es probable que estas inversiones lleguen en mayor medida, más aún cuando algunos de los empresarios más importantes del mundo apoyaron la campaña de Milei para presidente. El caso más llamativo es el del mexicano Carlos Slim, muchos años rankeado como el hombre más rico del planeta.

El dueño de Claro, novio de Sofía Loren y amigo personal de Juan Manuel Abal Medina -todo eso es Carlos Slim- tiene intereses en ARSAT, aunque no se sabe si esta empresa será finalmente estatizada. Tiene una ventaja en comparación con los trenes o Aerolíneas: opera en un mercado rentable y en expansión.

La intervención del ENACOM, como la necesidad de manejar ARSAT sin interferencias, fueron aspectos clave para el desplazo de Ferraro, aunque la versión más extendida sea la filtración de informaciones. En esta lógica de cerrarse sobre los leales, propia de todos los gobiernos argentinos desde el 2003, hay lugar para los Caputo o Posse, pero no para los Ferraro, Hadida u Ordoñez.

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