07 de Julio de 2022 - 23:30

La obra importante de Quilmes que se reactivó, pero está a punto de frenarse por un conflicto entre los constructores

Se trata de la urbanización de los barrios Azul e Itatí, cuyo presupuesto se reactivó en marzo por casi 252 millones de pesos. La constructora Tecma desconoce el compromiso con su socia en la Unión Transitoria de Empresas (UTE), lo que podría terminar en un conflicto judicial que paralice la obra. La alianza entre Tecma y la funcionaria Zulma Lilian Yelpo.

 

Primero fue el cambio de gobierno, después la devaluación, poco después la pandemia, y finalmente a comienzos de este año parecía encaminarse. Pero la urbanización de las villas o barrios populares Azul e Itatí parece condenada a las dificultades. En marzo de este año se firmó una redeterminación de precios y se aprobó un nuevo presupuesto por casi 252 millones de pesos. Pero la actitud de la constructora Tecma con respecto a Kopar, su socia en la Unión Transitoria de Empresas (UTE), está a punto de trabar todo de vuelta.

Después de tantas idas y vueltas, contadas en una nota anterior de Minuto de Cierre (https://www.minutodecierre.com/nota/2021-11-2-11-55-0-las-obras-en-barrios-populares-bonaerenses-estan-frenadas-mientras-tres-empresas-heredadas-de-vidal-siguen-facturando-todos-los-meses), en marzo de este año se llegó a un acuerdo entre la Dirección Provincial de Arquitectura y Tecma, cuyo representante firmó por toda la UTE, pero responde a esta empresa. Allí se estableció que “la renegociación de la obra Intervención Urbana y Complementaria Villa Itatí y Villa Azul”, que comprendía tanto ítems existentes como otros nuevos, generaba un nuevo contrato por $ 251.969.060,58.

Con la firma del apoderado Alfredo Soriano, en nombre de la UTE Tecma-Kopar, y de Zulma Lilian Yelpo, directora de Infraestructura Social de Provincia de Buenos Aires, se estableció un plazo de 180 días corridos para obras en las calles Ituzaingó, Ayacucho y La Taval. Se llegó a ello tras una larga renegociación, que prácticamente se inició con el gobierno de Axel Kicillof.

Según fuentes que participaron del proceso de negociación, Tecma procedió como si fuera el único contratista y no se tratase de una UTE. "Más que reconocer las necesidades de los vecinos, parece que (Zulma) Yelpo (la directora de Infraestructura Social de la provincia) buscó favorecer económicamente a Tecma", aseguró una fuente. 

 

La plata aparece, pero no se reparte

 

En síntesis, TECMA cobra pero no le paga su parte al grupo que tomó la parte de la obra que estaba a cargo de Kopar. Por ahora el diálogo continúa, pero en cualquier momento puede derivar en una instancia judicial. Los perjudicados tratan de evitarlo, pues saben todo el esfuerzo que hizo la intendenta de Quilmes, Mayra Mendoza, para que la Dirección Provincial de Arquitectura reflote la obra.

Antes de las elecciones primarias del año pasado, los constructores recibieron el pedido de reactivar la obra, por ejemplo continuando el asfalto de la calle Ituzaingó, la más importante de Villa Itatí. Pero el pedido político fue que lo hagan como un gesto de apoyo, sin nuevos pagos o redeterminación de precios.

Aunque iba contra la lógica empresarial, los constructores retomaron las obras. Y el objetivo político se cumplió: en la elección definitiva, el Frente de Todos convirtió en victoria lo que había sido derrota en las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO). Gran parte del mérito correspondió al trabajo que hizo la intendenta Mendoza.

Ahora, cuando parece que la obra se encamina hacia su terminación, la actitud de Tecma con respecto a sus socios está a punto de trabar todo. Por ahora no se llegó a la instancia judicial, que sobre todo perjudicaría a los vecinos de Azul e Itatí. Pero desgraciadamente es una posibilidad abierta.

 

 

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