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El jueves 1° de septiembre, antes que toda la atención se la llevara el atentado contra la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, un empleado aduanero hizo lo que indica su función: “parar” un contenedor que -según él consideró- no tenía los papeles en regla. Minuto de Cierre averiguó que la “lata” del importador Rolando Rivas (homónimo del recordado taxista de ficción) traía globos y cotillón, algo lógico porque es un mayorista en la venta de estos artículos, así como de pirotecnia cuando se acercan las Fiestas.

A partir de allí comenzaría un calvario para Haroldo Jorge Gómez, jefe de Fiscalización y Operativa para los depósitos de Zona Norte, un área que corresponde a la Aduana de Buenos Aires. Gómez recibió amenazas telefónicas; fue advertido hace alrededor de tres semanas que lo desplazarían de su cargo, y este jueves 10 de noviembre eso le fue comunicado por Claudio Di Giannantonio, nada más y nada menos que el director de la Aduana de Buenos Aires. Como Di Giannantonio fue nombrado hace alrededor de un mes, tiene todo el apoyo de la línea política de la Aduana.

El contenedor de la discordia estaba en el depósito fiscal Murcan; y a partir de allí, Gómez -entre otros compañeros- vio como esa firma enviaba alrededor de 30 contenedores directamente al Puerto de Buenos Aires, donde entraban sin ningún problema. Aunque Gómez había detectado un salto de posición arancelaria (declarar un producto, cuando en realidad se trae otro) para evitar una Licencia No Automática (LNA) de importación. Hasta hoy, curiosamente Gómez creía que iban a reponerlo en su cargo. Pero se confirmó su desplazamiento.

En las altas esferas del organismo apuntan que la decisión sobre Gómez está justificada. “Estamos en un procesamiento de ordenamiento general. El desplazamiento de Gómez es uno más entre tantos, como los de Zona Franca de La Plata y el Courier de Ezeiza”, apuntó a Minuto de Cierre un funcionario muy cercano a Guillermo Michel, director general de Aduanas. Por otra parte, destacaron la "baja efectividad" de Gómez en cuanto a sanciones, sumarios y detención de mercadería irregular. "Lo de Rolando Rivas fue más una excepción que regla", apuntaron. 

 

Amenazas y mercadería en el Once

 

Poco antes de su desplazamimiento, Haroldo Gómez recibió un llamado telefónico amenazante. En concreto, un interlocutor anónimo le dijo “te vamos a meter preso” con un juez determinado. Por las dudas, Gómez fue a ver a ese magistrado para contarle lo que ocurrió. El juez lo recibió, lo escuchó y -como es lógico- se preocupó porque usen su nombre de manera totalmente infundada.

Gómez, además, realizó una denuncia ante la Fiscalía General de San Isidro. En la misma consta el número de teléfono desde el cual recibió la amenaza, el contenido de la misma, y el pedido de cobertura legal y jurídica.

Todo lo anterior es preocupante por varios motivos. La amenaza a un funcionario estatal, principalmente. Pero también porque no sólo el importador apuntado por Gómez -Rolando Rivas- siguió trabajando, sino que derivó la llegada de sus contenedores a otro lugar. Lo que ofrece esa importante firma puede verse lo que ofrece en www.rolandorivas.com.ar.