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En su arribo a los Estados Unidos, Guzmán mantuvo este lunes reuniones a puertas cerradas con bonistas, analistas y referentes del mundo de los negocios en el edificio del Consejo de las Américas. En un breve encuentro con la prensa, sostuvo que estos primeros encuentros habían estado “muy bien”, aunque no brindó definiciones concretas sobre las negociaciones.

Para renegociar la deuda en mejores condiciones, Argentina busca el apoyo del gobierno de Donald Trump en el directorio ejecutivo del FMI, teniendo en cuenta que EEUU es el único socio que cuenta con capacidad de veto en el organismo (ya que se requiere del 85% de los votos para aprobar cualquier propuesta, pero el resto de los países sin EEUU sólo alcanza al 83%). Desde el Gobierno nacional ya se confirmó que no se recibirá el remanente de 13 millones de los 57 mil millones de dólares del crédito stand by firmado por el ex presidente Mauricio Macri y ahora se busca aplazar los vencimientos de esa deuda, hasta recuperar la economía nacional.

El plan argentino también incluye un “reperfilamiento” de la deuda con bonistas, que podría incluir una fuerte quita (como lo dio a entender el economista Josep Stiglitz, maestro de Guzmán). En ese contexto, el gobierno envió la semana pasada al Congreso un proyecto de ley para reestructurar la deuda pública argentina: unos u$s335.000 millones, equivalente a 93% del PIB.

Según manifestó el presidente Alberto Fernández en distintas oportunidades, “la idea es que nos den la oportunidad de crecer, de poder exportar y juntar dólares para poder pagar”. Pero tampoco brindó detalles concretos de la estrategia argentina: “Estamos frente a una negociación. Cualquier declaración puede prestarse a expectativas indebidas”.