10 de Noviembre de 2018 - 19:20

El titular de la Aduana, rodeado de agentes de Inteligencia que no ayudan

A Diego Dávila le dijeron que armas viejas y oxidadas era un cargamento triangulado hacia Brasil, no lo advirtieron sobre el contrabando de camionetas Ford, no le cuentan cómo el “bagallaje” de electrónicos entra por todos lados, ni le explican cómo el Aeropuerto de Ezeiza se divide entre dos poderosos bandos de la Inteligencia argentina. El titular de la Aduana está siempre expuesto a un “Diario de Yrigoyen” que le escriben agentes de distintas fuerzas; aunque no cree todo lo que le dicen y empieza a buscar información alternativa.

La semana pasada, el sentido común -a falta de una trayectoria en la Aduana- le hizo sentir a Diego Dávila que algo no cerraba. La detección de un cargamento de armas y municiones, muchas de ellas usadas, fue presentada como un contrabando triangulado desde la Aduana de Campana rumbo a Brasil.

Con Paraguay de país limítrofe, y con la “Triple Frontera” como un terreno fértil para conseguir armas o cualquier mercadería de modo ilegal, ¿qué brasilero necesita desviar un cargamento a través del puerto de Campana? Dávila incrementó sus sospechas cuando la causa judicial que investiga el tema -a cargo del juez penal económico Pablo Yadarola- detectó alrededor de 40 envíos anteriores a nombre de los dos responsables del cargamento judicializado: Sergio Alanis y Michael Núñez.

También se preguntó Dávila cómo es que tal cargamento pasó por el centro logístico que el Correo Argentino tiene en Monte Grande, donde la oficina correspondiente de Aduana dispone escáners para detectar armas, drogas y otras mercaderías prohibidas. La respuesta obvia es que hay grandes fallas de control. 

La repetición de hechos de este tipo lo obligó a revisar su entorno. Donde hasta ahora pesó fuerte Horacio Giménez, un ex jefe de la Policía Federal Argentina (PFA) de mucho vínculo con la Prefectura Naval. “Por omisión más que por acción, Dávila permite que las líneas medias de aduaneros se dediquen a sus negocios particulares más que al control. Aunque parece que se está cansando de eso”, le contó a este medio un aduanero de carrera que tiene llegada al titular del organismo. 

Cerco personal, escáners y radiólogos desaprovechados

Según distintas fuentes de la Aduana consultadas por este portal, el ex PFA Giménez llegó a la Aduana de la mano de Dávila. Pero en lugar de cimentar la confianza con trabajo, se dedicó a “venderle” soluciones e hipótesis que se van revelando como falsas. Los tres contrabandos escandalosos de la Aduana de Campana -camionetas Ford a Chile, cocaína a Brasil, las armas de la semana pasada-, las drogas sintéticas que pasaron por Buquebús y recién fueron detectadas en Montevideo, así como ciertos comentarios que le llegaron sobre Ezeiza, activaron la desconfianza en el titular de la Aduana.

Horacio Giménez, que parece seguir el camino de otro ex intocable -Felipe Viramonte Noguer-, hasta ahora se apoyó en la Prefectura. El jefe de inteligencia de esa fuerza, justamente, tiene a un hijo suyo trabajando en la Aduana. Y nada menos que en la Terminal 5 del Puerto de Buenos Aires, donde telas y otras mercaderías sensibles llegan al país con escaso control.

La alianza entre los ex PFA y la Inteligencia de Prefectura no dio grandes resultados en el combate al contrabando. La detección de armas y municiones de guerra, detectadas la semana pasada, fue la gota que rebalsó el vaso para Dávila. Fue presentada como una megaoperación conjunta de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), Prefectura y la agencia privada Homeland Securities, y en cierto sentido lo fue. Pero hicieron pasar como un contrabando a Brasil un conjunto de armas usadas, que muy posiblemente sean usadas en la Argentina por coleccionistas y revendedores.

Hace alrededor de tres meses, Dávila analiza armar un área de contrainteligencia propia de la Aduana. Algo que choca contra su poca disposición a firmar decisiones importantes. Sin embargo, esta semana realizó una importante incorporación que llegó de la mano de un fiscal federal de mucho peso, y de los más apreciados por el oficialismo. ¿Qué actitud tuvo el entorno de Dávila con este profesional, de gran trayectoria, recomendado por el fiscal? Lo hicieron girar de un piso al otro de la Aduana, no le otorgaron oficina, y todavía sigue esperando por una computadora.

Por otra parte, el entorno de Dávila tampoco lo alertó sobre dos grandes activos que tiene la Aduana para combatir el contrabando. Por un lado, alrededor de 200 escáneres en todo el país. Pero, además, más de 100 radiólogos especializados en la lectura de estas imágenes. Este cuerpo de trabajadores especializados fue impulsado por Alberto Abad, entonces administrador Federal de Ingresos Públicos, en el 2006. Abad fortaleció esta política con el armado de cursos específicos para los radiólogos. En la actualidad, los más de 100 radiólogos están distribuidos en destinos donde no pueden aprovechar su formación. Mientras se siguen sucediendo escándalos.

La Aduana: una torta apetecible con 4 lobos hambrientos

El “Diario de Yrigoyen” que el policía Giménez le intenta escribir a Dávila consigue que distintos sectores se repartan pedazos de la Aduana para hacer negocios. Según advirtió Minuto de Cierre a través de distintas investigaciones, los cuatro sectores de poder son: 

-Aduaneros y agentes de Inteligencia vinculados al omnipresente Horacio “Jaime” Stiuso, que no sólo ubicó jueces y fiscales federales, sino también agentes aduaneros. 

-Una especie de "banda informal” que, Mafia de los Contenedores mediante, logró herir de muerte a Gómez Centuríón. Se trata de ex agentes vinculados a una agencia de inteligencia corporativa. 

-Los “lilitos”: jefes y agentes aduaneros impulsados por Elisa “Lilita” Carrió, con la abogada Mónica Frade como ariete. Carrió y su tropa no buscan negocios, pero sí poder, influencia y -sobre todo- información estratégica. 

-La Inteligencia de fuerzas de seguridad, especialmente Prefectura y la Policía Federal Argentina. El caso de Horacio Giménez es emblemático de este modus operandi.

En definitiva, Dávila fue emprolijando la Aduana, sobre todo corriendo personajes entronizados por Juan José Gómez Centurión. Pero todavía tiene mucha tarea por delante. 

 

Comentarios