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La Aduana del Aeropuerto de Ezeiza es, en términos de tránsito de personas, la más importante del país. Como tal, debería ser la más segura y profesionalizada. Pero, desde que Juan José Gómez Centurión se hizo cargo de la Dirección Nacional de Aduanas, fue todo lo contrario.

En Ministro Pistarini (nombre formal del aeropuerto de Ezeiza) trabajaban algunos aduaneros involucrados en la llamada “Mafia de los Contenedores”, capítulo judicial que lleva el juez penal económico Marcelo Aguinsky. En el mismo aeropuerto, durante marzo pasado, llegó el presidente Macri en vuelo procedente de Madrid, del que también eran pasajeros dos colombianos que traían 21.000 pastillas de éxtasis, y que recién fueron detectadas en Aeroparque, pues hacían escala allí rumbo a Chile. Es decir, los aduaneros de Ezeiza no detectaron la droga, y en Aeroparque lo hizo la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA). Mientras que, hace menos de un mes, la jueza federal Sandra Arroyo Salgado allanó la Aduana de Ezeiza y detuvo autoridades que habían cobrado coimas para permitirle el contrabando de antigüedades chinas al polémico anticuario Carlos Olivares. 

En consecuencia, la Aduana de Ezeiza sufre una tremenda carencia de personal, sumada a la criticada gestión de su director Eduardo Cuello, nombrado en noviembre del año pasado, y con más escándalos que éxitos a la vista. “El que no está detenido, tiene que cursar una licencia obligatoria. Ezeiza se quedó si gente. Ni siquiera hay jefes de Salón”, comenta un funcionario que lleva décadas en el organismo.

Frente a esto, el nuevo titular de la Aduana -Diego Dávila- encomendó ordenar Ezeiza como una de sus primeras acciones. Ayer, el nuevo director de Región Metropolitana -Javier Zabaljáuregui- convocó mediante un email interno a cubrir 20 vacantes. Según ese material, al cual accedió Minuto de Cierre, la Subdirección General de Operaciones Aduaneras Metropolitanas invitó a postularse al personal aduanero “con perfil de guarda”, con la excusa del “aumento de operaciones referidas tanto al ingreso como egreso de pasajeros en temporada estival”. 

El escándalo de las antigüedades chinas fue el golpe de gracia para renovar la Aduana de Ezeiza. Algunos funcionarios de carrera, tan memoriosos como maliciosos, dicen que Arroyo Salgado montó un gran operativo en una causa que no es de su competencia (ya fue girada al fuero penal económico), y recuerdan el buen vínculo que tiene con Jaime Stiuso, el ex jefe de los espías argentinos, y de quien se dice que “sigue operando a full”.