08 de Junio de 2021 - 19:27

Los aduaneros hicieron un paro fuerte, falleció un trabajador que recibía las vacunas en Ezeiza, y cargan las responsabilidades sobre Traverso

Aunque sólo fue de 7 horas, el paro de los aduaneros tuvo un alto acatamiento. Entre los 6 fallecidos del gremio por COVID-19 está Alberto Prieto, uno de los que recibían vacunas en Ezeiza sin estar inmunizado. Se habla de casi 1.000 contagios, y tanto el gremio como los trabajadores apuntan contra la directora general de Aduanas, Silvia Traverso.  

El paro que realizaron los aduaneros hoy se sintió fuerte en todo el país, paralizando durante gran parte del día -de 10 a 17- el comercio exterior. Para llegar a ese punto, el Sindicato Único del Personal Aduanero de la República Argentina (SUPARA) agotó todas las instancias, hasta una última reunión entre su secretario general, Carlos Sueiro, con la directora general de Aduanas, Silvia Traverso, de la cual se fue con las manos vacías y convencido que la única solución era una medida de fuerza. A este punto, el gremio, que cuenta alrededor de 5.600 trabajadores, llegó con 6 fallecidos, casi 1.000 contagiados y un enorme hartazgo con Traverso, de quien muchos dicen una frase calcada: "viene el martes (a Buenos Aires), se va el jueves (a Santa Fe, donde tiene su domicilio permanente". 

Entre los puntos de eclosión del conflicto están los 6 fallecidos por el COVID-19, entre ellos Alberto Prieto, que justamente trabajaba en la pista del Aeropuerto Internacional de Ezeiza, donde en decenas de ocasiones recibió las mismas vacunas de las que él no pudo recibir una sola dosis. Prieto tenía apenas 50 años, su DNI era 21.307.668 y se desempeñaba como operador de control aduanero, comúnmente llamado guarda, uno de los puestos de base del trabajo aduanero. Su área era justamente la Oficina de Control de Pista de la Dirección de Ezeiza, que engloba tanto al aeropuerto más grande del país, Ministro Pistarini, como también a El Palomar y Aeroparque. 

La muerte de Prieto, aunque no fue la primera (otros cuatro trabajadores del interior del país y uno de la región metropolitana), pegó más duro que otras por su simbolismo. Hay fotos de él recibiendo las mismas vacunas de las que no se pudo aplicar ni una dosis. Además, desde el comienzo de la pandemia, tanto la actitud de la directora de Ezeiza, Rosana Lodovico, como del delegado gremial, Salvador "El Tano" Rosselli, fue de mucho cuidado, encargándose por ejemplo de comprar los elementos de protección que la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) y la Dirección General de Aduanas (DGA) prometieron pero no entregaron.

El propio Rosselli estuvo dos meses internado por COVID-19, mientras actualmente se encuentra en recuperación de la enfermedad. Por otra parte, a diferencia del anterior director de Ezeiza, Ramiro Roibas, Lodovico puso mucho cuidado en el respeto a los protocolos. Pero no alcanzó porque se trata de un trabajo básicamente presencial, y de gran contacto con personas y mercaderías que provienen del exterior. Por eso los trabajadores aduaneros cargan las tintas sobre Traverso.

 

Paro de alto acatamiento, y las vacunas que empezaron a aparecer

 

El paro realizado hoy, como se muestra en las fotos que ilustran la nota, tuvo un acatamiento casi absoluto en muchas áreas del país, sobre todo en el estratégico Aeropuerto de Ezeiza. El mismo escenario se vio en las terminales portuarias, los depósitos fiscales, puertos como el de Campana. O en aduanas clave como Campana, Uspallata, Córdoba, Formosa, Rosario, San Pedro, Paraná y Corrientes, por mencionar sólo algunas. 

Tras el impacto de ver esos lugares hoy vacíos e inactivos, las vacunas empezaron a aparecer, según confirmaron a Minuto de Cierre diversas fuentes. En Ezeiza se aplicaron vacunas tanto a personal de Migraciones (otro de los gremios expuestos) como de la Aduana. Mientras que la promesa es reforzar la vacunación mañana, tanto allí como en Aeroparque.

El antecedente de los aduaneros, un gremio más dialoguista que combativo (hasta donde resulta posible, como fue este caso) puede marcar un antecedente para las otras representaciones gremiales que reclaman vacunas para sus trabajadores, que se consideran esenciales y desempeñan generalmente un trabajo imposible de hacer en modo remoto. Por ejemplo los petroleros, que pidieron comprar por su cuenta 50.000 vacunas, por ahora sin éxito; también los del sector alimentación, entre otros. 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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