30 de Septiembre de 2025 - 17:07

El fracaso del euro ante el auge del oro

Lejos de haber constituido un “Área Monetaria Óptima”, la Eurozona muestra graves asimetrías desde su génesis. Países como Grecia entraron “por la ventana” y las divergencias estructurales de sus estados miembros son muy notorias. Déficit fiscal, inflación y el Tratado de Maastricht. Mientras tanto, el oro se impone como refugio de valor en un contexto donde las monedas deben reafianzar su equilibrio frente al avance de los criptoactivos y el valor de la onza troy se encarama hacia valores de Usd. 3900. 

por Marcos Esdras (enviado especial a Helsinki)

(Helsinki) Olli Rehn, responsable de la política monetaria del BCE, está insistiendo en la necesidad de tomar medidas decisivas para consolidar la posición del euro como estabilizador global fiable. Esto coincide con el llamamiento que la presidenta del BCE, Christine Lagarde, hizo en junio para reforzar el papel del euro en un contexto de tensiones comerciales globales y tendencias proteccionistas, lo que sugiere la necesidad de una reestructuración estratégica. Justamente esta semana en Helsinki se han dado cita catedráticos y funcionarios del BCE preocupados por la pérdida del poder adquisitivo del euro: El valor del euro ha disminuido significativamente a lo largo de los años, mientras que el oro ha mantenido y aumentado su valor, lo que sugiere un deterioro del poder adquisitivo del euro.

La Eurozona se ha ido configurando paulatinamente atravesando los estadios de Unión Aduanera, Mercado Común y llegando a la Unión Monetaria; empezando a tropezar con el enfoque crítico a la luz de la razón crítica respecto al fracaso del euro en el marco del Área Monetaria Óptima reseñada, no sólo en Princeton y en el Times, por Paul Krugman allá por 1994.

Fracaso del sistema monetario internacional patrón cambio oro, Serpiente Monetaria Europea, Sistema Monetario Europeo, Ecu, Plan Delors, Tratado de Maastrich, Tratado de Lisboa, cronograma de países a incorporarse a la Unión Monetaria... colapso. Como profiere la literatura monetaria, se elige un enfoque que es eminentemente pragmático y que no esgrime desarrollos teóricos. Simplemente, recordar desde lo dogmático que el valor de una moneda está condicionado por el valor del tejido productivo de un país, por su estructura económica. No mercado, no especulaciones, no Crawling Peg (pequeñas devaluaciones), no Currency Board (tipo de cambio fijo). Vigor, fortaleza, valor agregado y desarrollo. 

Citando a Krugman, para que funcione una Unión Monetaria es menester dos aspectos cruciales: Unión Fiscal, Compatibilidad Estructural. Es decir, por un lado, debe existir un sistema tributario en cada estado-miembro compatible en cuanto a las gravabilidades, tipologías de tributos y en cuanto a las alícuotas. Asimismo, debe regir una norma de disciplina fiscal mancomunada. Por otro lado, la estructura económica de los países-miembros ha de ser semblante y no análoga al de un esquema Centro-Periferia. Si falla lo fiscal, no puede prosperar el sistema monetario. 

Dicho de otro modo, si el déficit presupuestario de un estado-miembro o la relación deuda/PIB se eleva más allá de un determinado rango o parámetro fijado para el común de los países, la moneda única se desmorona. Desde la argumentación de la estructura económica, decimos que Alemania es el primer exportador mundial y en su composición del bagaje exportable cuenta con bienes con alta tecnología incorporada, mientras que Portugal o Grecia tienen una economía con un componente de servicios con mayor gravitación. Las estructuras son contrapuestas. De hecho, durante la vigencia del sistema monetario europeo, en la grilla no figuraba la dracma (exmoneda griega). 

La evidencia empírica ha demostrado que el nacimiento del euro fue un asunto eminentemente político. ¿Qué argumento técnico existe para que se haya incorporado al “Área Monetaria Óptima” Eslovaquia y no lo haya hecho la República Checa? Mientras tanto, Croacia conservó su Kuna hasta enero de 2023.  En Fin, las divergencias macroeconómicas son elocuentes y cuantiosas. Se trataba de favorecer a algunos y de elevar ficticiamente el estándar de vida de otros. La realidad mostró la célebre diferencia abismal entre el “Norte” y el “Sur” dentro de este conjunto de 19 naciones. Finlandia, Alemania, Francia, Bélgica, Holanda, Luxemburgo tuvieron una performance positiva mientras que Grecia, Portugal, España, Irlanda e Italia se elevaron transitoriamente y hoy tienen que mirarse al espejo y descubrirse al desnudo con todas sus deficiencias estructurales. Esta cuestión hace que sea una utopía hablar de un Área Monetaria Común. No en vano Suecia, Dinamarca y el Reino Unido han optado oportunamente en conservar sus respectivos signos monetarios (todos fuertes, virtud de su desarrollo económico forjado en una estructura de alto valor agregado). Ni hablar de Noruega. El escenario descrito anteriormente nos permite considerar que la integración no la podemos circunscribir sólo a las relaciones comerciales-financieras, sino que se debe profundizar e incorporar a los países con intereses comunes en aras de solucionar los problemas más acuciantes de sus pueblos.

Existe un compendio de fenómenos que tratan de explicar la crisis del euro, aunque la puesta en jaque del sistema europeo monetario común pareciera que ha estribado en: 1) deficiencias en el mercado interbancario. 2) Falta de supervisión bancaria. 3) Diferenciales de riesgos soberanos 4) Asimetrías fiscales. Por lo menos, eso es lo que señalan ciertos actores económicos y la prensa especializada, como así también, incorporan el fenómeno de la inmigración africana y del este europeo (albaneses, serbios y demás habitantes de sus socios balcánicos). Se pondera que estos dos últimos factores hacen las veces de chivo expiatorio y no representan, en absoluto, las verdaderas causas de la frustración.

Mientras tanto, la unidad de reserva y de refugio por excelencia es el oro. En efecto, la cotización de la onza troy está superando los USD 3.800, encaramando una trayectoria ascendente sin precedentes. Los Bancos Centrales están acumulando reservas en oro en cantidades récord y el Banco de Londres está colapsado en su atesoramiento y en la cantidad de operaciones de Repos, Swaps y Forwards lo que auspicia un derrotero descendente de la divisa norteamericana que languidece frente a una muy probable reducción de las tasas de la FED prevista para la reunión de octubre (según opinión mayoritaria de analistas el recorte sería de otros 25 puntos básicos). 

El oro está desplazando al euro como el segundo activo de reserva mundial más importante, según un informe del Banco Central Europeo (BCE), debido a las compras récord de bancos centrales y a la búsqueda de un activo "real" ante la incertidumbre del sistema monetario actual. Esto se refleja en el precio del oro, que ha alcanzado máximos históricos en euros, y en una relación inversa con el valor del euro, donde ambos pueden perder valor frente a un sistema de monedas fiduciarias. Uno de los motivos que explican este comportamiento de los bancos centrales es que buscan el oro por ser un activo real, sin riesgo de contraparte, a diferencia de las monedas fiduciarias como el euro, que conllevan riesgo de inflación o impago.  

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