El impasse a la remonetización de la economía: una pausa o un final
El aumento del costo del dinero paraliza al mercado crediticio. Los Bancos reformulan su estructura de costos y sus proyecciones de liquidez y rentabilidad. El apretón monetario empezó a surtir efecto. Vuelve el Carry Trade.
Por Marco Esdras
El presidente Milei sostuvo que la economía llegó a niveles mínimos de monetización donde se evidenció un ratio del orden del 2,7 % del PBI (Base Monetaria/PBI) y consideró que debería existir una expansión monetaria vía el multiplicador del dinero que llevara el ratio mencionado al orden del 9 %. A tales efectos, encomendó la tarea a la autoridad monetaria para que propiciara que el sistema financiero tuviera incentivos para colocar préstamos comerciales y personales a granel.
Entonces, la economía comenzó a remonetizarse superlativamente hasta alcanzar casi el 5 % de base monetaria sobre el PBI. Este fenómeno llevó al cociente entre el crédito y el PBI del 5 % (4 % en pesos y 1 % en dólares) al 11 % (9 % en pesos y 2 % en dólares).
Ahora bien, tras el desarme de la Lefis y el surgimiento de alta volatilidad en el mercado monetario, se precipitó un alza generalizada del costo del capital. Los bancos elevaron sus tasas activas y pasivas (5 veces más en proporción las primeras que las segundas) y eso provocó un incremento sustantivo de costos que impuso un compás de espera a quienes pensaban tomar crédito en el corto plazo. Es decir, con un nivel de tasas astronómicas que retraen la apetencia de los agentes económicos a endeudarse, la plaza acuso recibo de la astringencia de pesos y recalculó posiciones de liquidez. En primer lugar, la autoridad monetaria se ocupó a través de Comunicaciones de elevar los encajes al 40 % y de disminuir el porcentaje permitido a integrar a través de títulos públicos.
El plexo normativo emanado en los últimos días por parte del BCRA puso en jaque a la remonetización pregonada por el Gobierno. Por consiguiente, ya las empresas merituan seriamente sus niveles de apalancamiento. En caso de las personas humanas, el ingreso disponible ha mermado y los márgenes de afectación a aplicaciones financieras (honrar pago de cuotas) ha disminuido considerablemente.
Este fenómeno también está afectando al mercado de capitales. Las emisiones de obligaciones negociables en pesos y las tasas de caución buscan un sendero de equilibrio. Los inversores que apelaron a hacer “tasa sintética” se hallan reformulando alternativas de carry trade. Al respecto, esperan un dólar menos movedizo y con un patrón de comportamiento establece por un periodo que oscila entre 60 y 90 días.
Todo lo narrado sugiere que habrá una pausa a la remonetización sobre todo teniéndose presente la advertencia del FMI de que cada expansión monetaria deberá tener un fiel correlato en el nivel de reservas de activos internacionales.
Sin embargo, desde Wall Street hay un guiño para el riesgo argentino por equity y por la renta fija. Mientras tanto, la prima de riesgo país bajó la barrera de los 700 puntos básicos y se espera quiebre los 500 puntos básicos en la hipótesis que LLA obtenga un resultado de máxima en los comicios de octubre.
En términos de equilibrio general, este freno a la remonetización resulta saludable puesto que desde algunos consultores encendieron luces rojas esgrimiendo que los agentes económicos se estaban endeudando por encima de su capacidad de repago. Concluyendo que la expansión del crédito debe ser la resultante de un incremento del nivel de actividad y no al revés. Se interpreta como que era el momento apropiado para desacelerar al multiplicador del dinero y en cambio ocuparse más por mantener el nivel de consumo e impedir que la morosidad bancaria sigue su tendencia ascendente.
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