04 de Agosto de 2025 - 14:47

El Gobierno ensaya una convertibilidad hasta el lunes 27 de octubre

Ya cerrada la primera revisión del programa con el FMI y, reformuladas las metas de acumulación de reservas, se reafianza el compromiso de que no haya un sobrante monetario, así como cualquier ningún otro atisbo que pueda impactar en el target inflacionario. 

Por Marco Esdras

La emisión de pesos debe tener su fiel correlato en el aumento de dólares acumulados en las reservas. Una Caja de Conversión ortodoxa y pura, al menos hasta las elecciones de medio término que garanticen estabilidad de precios en la economía. Un esquema monetario similar al que rigió desde abril de 1991 hasta diciembre de 2001.

“De cara al futuro, se alcanzaron acuerdos para garantizar que los aumentos de la base monetaria se validen mediante las correspondientes compras de reservas”, recita el Staff Report del Organismo con sede en Washington en el texto de su revisión fechada 1 ° de agosto.

“Como resultado, se estima que el déficit acumulado en cuenta corriente alcanzó los USD 8.000 millones hasta fines de junio, ya que la reducción el superávit comercial de bienes se vio más que compensada por los déficits en la cuenta de servicios y de renta, este último reflejando los cuantiosos pagos de intereses del sector público”, concluye el Staff Level Agreement (SLA).

De la exégesis del documento del Organismo, se puede colegir que las reservas internacionales netas (RIN) alcanzaron los -USD 4.700 millones al 13 de junio, fecha de la revisión, muy por debajo del límite mínimo del programa establecido en -USD 1.100 millones. Es decir, al 13 de junio, fecha de corte de la primera revisión, no se alcanzó la meta de reservas por USD 3.600 millones.

Así, entonces, para finales de año las reservas deberán aumentar USD 5.500 millones respecto del inicio de programa (abril 2025). De esta manera, pasarían de un nivel de reservas negativas de USD 8.200 millones hacia un stock también negativo de USD 2.600 millones al 31 de diciembre de 2025.

No se cumplió con el target indicativo de los activos domésticos netos (diferencia entre la base monetaria y las reservas internacionales) y en la Carta de Intención, el gobierno argentino pidió que se incorporen a las metas de “Performance Criteria”. Dicho en términos más llanos, los pesos crecieron en mayor proporción que la tenencia de reservas de activos externos. 

El personal técnico del FMI celebró las decisiones de eliminar el encaje mínimo diario y la unificación de encajes tanto para bancos como par instituciones financieras no bancarias. Esto funcionará una aspiradora adicional de pesos. 

Se espera que las reservas recién alcancen su cobertura óptima recién en 2027.  Al respecto, se advierte cierta contradicción puesto que el Informe por un lado expresa la preocupación relativa a que la prima de riesgo país no se reduce debido a que el proceso de acumulación de reservas resulta insuficiente, pero al unísono difiere en el tiempo la meta de acumulación de reservas. 

En otro campo temático, el FMI explicita que la inflación esperada para 2025 pasó a ubicarse en el rango 20-25 % contra el 18-23 % de los albores de la formulación del programa. En  ese sentido, se empiezan a avizorar la existencia de cierta yuxtaposición entre la consolidación fiscal y la desinflación como objetivos concomitantes. 

Se desliza la destrucción del sistema de bandas. Hay bonos en pesos y plazos fijos que podrían demandar USD 120.000 millones. El “M2” no remunerado alcanza los $ 52,6 billones (variable que monitorea el FMI) mientras que el volumen de depósitos a plazo fijo en manos del sector privado asciende a $ 45 billones. Probablemente en Uruguay fue el país donde funcionaron las bandas cambiarias en los comienzos del año 2000. En Argentina el mercado le toma el tiempo y rápidamente le gana el partido al gobierno. La autoridad monetaria no tiene poder de fuego para aguantar el techo de las bandas. 

Se espera que el Banco Central desempeñe un papel más activo en el proceso de acumulación de reservas, incluyendo la compra de divisas según un calendario predecible (como se hizo en Colombia, Chile y México, en el contexto de sus respectivos regímenes cambiarios flexibles).

El Staff del FMI proyecta que la Balanza por Cuenta Corriente pase un superávit del 1 % del PBI en 2024 a un déficit del PBI del 1,7 % de 2025 (en comparación con un déficit el 0,4 % al momento de concebirse el programa).

Puertas adentro, el Organismo interpretó con resabios las operaciones de tasa sintética que está llevando a cabo la autoridad monetaria. Al respecto, la posición neta abierta del BCRA en el mercado NDF ha ascendido aproximadamente a los USD 5.000 millones. Liquidadas en pesos, esas posiciones no representarían un riesgo directo para las reservas internacionales, y las pérdidas posibles en el balance del BCRA se mantendrían “contenidas” (así reza el Staff Report).  Y resalta: “Si bien es limitada y temporal, la cobertura que ofrecen estos instrumentos puede ayudar a orientar las tasas de interés del mercado durante períodos de crisis”.

El frenesí monetario crispa las expectativas de una ciudadanía azotada durante décadas por el flagelo inflacionario. La plaza atiborrada de pesos requiere un compás de estabilidad tal como la que logró cosechar Carlos Menem en su Plan de Convertibilidad. Una suerte de enjambre de convertibilidad mixta: fiscal y monetaria. Lograrla, al menos durante 3 meses, puede representar un bálsamo. “Una suerte de Plan Primavera”, mientras que el verano será arena de otro costal.

 

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