Trump resiste la desdolarización y dolariza Argentina
El presidente de los EE. UU desoye a su gabinete e insiste con su propuesta en Argentina teniendo a la FED como aliada estratégica para garantizar sus ganancias. Luz verde para los bonos y transformación de la convexidad de la curva. Mientras el resto del mundo opta por desdolarizarse, el equipo económico argentino pretende extender las durations de sus bonos. Bancos de Inversión de Wall Street ya aprobaron sus ofertas y crediticias y están prestos para continuar el operativo de rescate iniciado por Scott Bessent.
Por Marco Esdras
La desdolarización del mundo se refiere al proceso por el cual el dólar estadounidense pierde su papel dominante como moneda de reserva mundial y como medio de pago en el comercio internacional. Este proceso se debe a varios factores, como el crecimiento económico de China y otros países emergentes, la diversificación de las reservas de divisas de los bancos centrales, las políticas fiscales y monetarias de Estados Unidos y el uso de sanciones económicas como arma política.
Este proceso tiene implicaciones importantes para la economía global y para los agentes económicos. Por un lado, puede reducir la dependencia de los países y las empresas del dólar y del sistema financiero estadounidense, lo que les daría mayor autonomía y soberanía. Por otro lado, puede aumentar la volatilidad y la incertidumbre en los mercados cambiarios y financieros, lo que podría generar riesgos e inestabilidad.
La desdolarización no es un fenómeno nuevo, sino que se ha intensificado en los últimos años. Sin embargo, tampoco es un fenómeno inminente, sino que se producirá de forma gradual y prolongada. El dólar sigue siendo la moneda más utilizada en el mundo, con una participación del 59% en las reservas de divisas, del 88% en las transacciones internacionales y del 62% en los préstamos transfronterizos. Además, no hay una alternativa clara al dólar que pueda sustituirlo completamente.
Los países que están liderando la desdolarización son China y Rusia, que han intentado reducir su dependencia del dólar estadounidense y promover sus propias monedas en el comercio internacional. Estos países han buscado diversificar sus reservas de divisas, utilizar sistemas de pago alternativos y negociar contratos de materias primas en sus propias monedas o en otras divisas. Otros países que también han participado en el proceso de desdolarización son los miembros del grupo BRICS (Brasil, India y Sudáfrica), que han propuesto crear una nueva moneda de reserva internacional.
La desdolarización puede afectar al valor del dólar de varias formas. Por un lado, puede reducir la demanda de dólares en el mercado internacional, lo que podría provocar una depreciación de la moneda estadounidense frente a otras divisas. Esto tendría un impacto negativo en el poder adquisitivo de los estadounidenses y en la competitividad de sus exportaciones. Por otro lado, puede disminuir la influencia de Estados Unidos en la economía mundial, lo que podría debilitar su capacidad para imponer sanciones o presionar a otros países. Esto podría afectar a la confianza de los inversores y a la estabilidad financiera global.
Sin embargo, el efecto de la desdolarización sobre el valor del dólar no es tan claro ni tan inmediato como parece. El dólar sigue teniendo ventajas estructurales que le permiten mantener su rol dominante, como su liquidez, su profundidad, su seguridad y su aceptación universal. Además, el valor del dólar depende también de otros factores, como el crecimiento económico, la inflación, los tipos de interés, el déficit fiscal y la balanza comercial de Estados Unidos. Por lo tanto, la desdolarización no implica necesariamente una caída del dólar, sino que puede ser un factor más entre muchos que determinan su cotización.
Existen varias monedas que pueden sustituir al dólar en el comercio y las finanzas internacionales, aunque ninguna de ellas tiene la misma liquidez, profundidad y aceptación que el dólar. Algunas de las monedas alternativas al dólar son:
El euro, la moneda común de la Unión Europea, que tiene una participación del 20% en las reservas de divisas y del 32% en las transacciones internacionales. El euro es una moneda estable, fuerte y respaldada por una economía diversificada y desarrollada. Sin embargo, el euro también enfrenta desafíos como la falta de integración fiscal y política entre los países miembros, la baja inflación y el crecimiento y la crisis de la deuda soberana.
El yuan, la moneda de China, que tiene una participación del 2% en las reservas de divisas y del 4% en las transacciones internacionales. El yuan es una moneda con un gran potencial, dado el tamaño, el dinamismo y la influencia de la economía china. Sin embargo, el yuan también tiene limitaciones como el control cambiario, la falta de transparencia y la dependencia del dólar.
El oro, el metal precioso que ha sido utilizado como medio de intercambio y reserva de valor durante siglos. El oro tiene una participación del 11% en las reservas de divisas y es considerado como un activo seguro y refugio en tiempos de incertidumbre. A pesar de sus atributos, el oro también tiene inconvenientes como su volatilidad, su escasez y su alto costo de almacenamiento y transporte.
Las criptomonedas, las monedas digitales que funcionan mediante tecnología blockchain y que no dependen de ningún gobierno o autoridad central. Estas monedas digitales tienen una participación muy baja en las reservas de divisas y en las transacciones internacionales, pero han ganado popularidad entre algunos inversores y usuarios por su rapidez, seguridad y descentralización. Con todo lo anterior, también tienen desventajas como su alta volatilidad, su falta de regulación y su vulnerabilidad a los ataques informáticos. Algunas de las criptomonedas más conocidas son Bitcoin, Ethereum o USD Coin.
Menor rentabilidad de los activos en dólares. Si el dólar pierde valor frente a otras monedas, los inversores que tengan activos denominados en dólares, como bonos, acciones o fondos, verán reducida su rentabilidad en términos reales. Esto puede implicar una pérdida de poder adquisitivo y una menor capacidad de ahorro e inversión.
En Argentina, mientas tanto se presenta un escenario con tendencia a la baja no solamente del dólar sino también de los tipos de interés, todo ello producto de la marcha atrás del proceso de dolarizador acaecido en la víspera de los comicios de medio término de octubre.
En la actualidad se vislumbra una oferta monetaria robustecida quedando pendiente por parte del BCRA la delineación de una hoja de ruta de la normalización del plazo de integración del efectivo mínimo (hoy los Bancos, entre otros inconvenientes, tienen dificultad de recibir depósitos fuera de hora).
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