29 de Julio de 2025 - 14:49

Jubilados al horno

La especialidad del Chef Javier y otra delicia del experimento libertario. Pobreza y falta de sensibilidad de los políticos. Falacia en la mejora de las economías regionales. Lo único que cuenta es conseguir los dólares para llegar a octubre ilesos y con chances. Un gobierno que le rinde genuflexión a la oligarquía. 

Por Marco Esdras

“Hubo que elegir por primera vez en la historia un economista ortodoxo para que arregle este quilombo”, espetó Javier Milei en la sede de la Sociedad Rural Argentina con un temple pletórico y entusiasta tras anunciar la reducción con carácter definitivo (no temporario) de aranceles a las exportaciones de origen agropecuario. El gesto hacia el campo irroga 0,12 % del PBI, mientras que la mejora en los haberes previsionales representaría el 0,40 % del PBI. Los jubilados pueden esperar, pero el campo tiene urgencias que atender.

Cuando el Gobierno de Macri quitó las retenciones (para el caso de la soja estableció un cronograma de recorte progresivo) y devaluó la moneda en el orden del 50 %, el efecto positivo se sintió de forma dispar en el campo. El sector agropecuario exportador tuvo en mayo de 2016 una mejora del 4,1 % en su competitividad respecto a abril y un avance del 54 % contra noviembre de 2015. Este panorama cambia cuando se analiza la repercusión en los sectores: algodón, azúcar, naranja, tabaco, vino, té, arroz, manzanas y peras. La baja del tipo de cambio nominal y el avance de los costos que hubo en mayo de aquel año implicaron una caída de la competitividad del 5,6 %. A diferencia de lo que sucede con la soja, acá la evolución internacional de los precios no alcanzó para contrarrestar la baja del dólar y la inflación.

El Gobierno sostiene que la devaluación y la quita de retenciones van a beneficiar a las economías regionales, pero ninguna de las dos cosas es real. Y no habrá un efecto benéfico, porque plantear eso significa desconocer la lógica del funcionamiento de las economías regionales, que cualquiera sea el caso, lo que se encuentra es una atomización en el nivel de productores y una importante concentración en el resto de los eslabones de la cadena de comercialización, y de producción en algunos casos, como en la lechería. Le dieron herramientas al eslabón más poderoso que está vinculado a la exportación. Las exportaciones no se dinamizaron mucho, en algún caso puede haber pasado, pero eso queda en el bolsillo del que exporta, no en el productor. 

Actualmente, el panorama de las economías regionales sigue como estaba hace 4 o 5 años, con un agravante total. El que piensa que en el campo son todos iguales está realmente equivocado. La devaluación y la quita de retenciones a los pequeños productores no los ha beneficiado de modo directo, sino todo lo contrario. Hay casos como la avicultura y porcinocultura que le pegó de lleno. Ahora bien, quienes hacen alimentos y son pequeños productores (no tienen grandes reservas como las grandes empresas) están rezagados en el contexto de hoy. 

Para el caso de la producción vitivinícola, practicada fundamentalmente en la región de Cuyo, la quita de retenciones y la devaluación ayuda para los vinos embotellados, a granel y para el mosto. De todos modos, los costos han ido aumentando, con lo cual la situación se ha ido complejizando. El vino embotellado tiene otros atributos, por lo que quizás el tipo de cambio no sea una variable tan influyente, porque es un producto de marca país, entonces se ha mantenido. En el resto de los productos el atraso cambiario que se va generando nuevamente después de la devaluación ya va haciendo mella. 

Poniendo la lupa sobre el NEA, se observa a un sector yerbatero que se caracteriza por una oferta primaria atomizada con casi 18.000 productores donde el 75 % posee entre 0 y 10 hectáreas, 239 establecimientos secaderos y 132 molinos. Sin embargo, la comercialización final de la yerba mate está oligopolizada en 12 empresas que se distribuyen alrededor del 90 % del mercado y, de estas, las 5 más grandes concentran más del 50 % de las ventas.

En materia de pesca, existió una caída interanual debido a la baja en la caza de merluza; además cayeron un 17 % las exportaciones de pescados y mariscos (moluscos y crustáceos). En cuanto a peras y manzanas se refiere, hubo una caída interanual de exportaciones del orden del 40 %. Aquí se plasma la crisis que se vive en el Alto Valle de Río Negro. Las exportaciones por el puerto de San Antonio Oeste alcanzaron 113.000 toneladas, un 25 % menos que en 2024. 

“La verdad de la milanesa” es que el gobierno no vela por la matriz productiva, no tiene un enfoque macroeconómico sobre la economía real ni sobre la política de ingresos. Toma medidas tipo parches, avanzando y retrocediendo. En primer término, le quiso poner los puntos a los grandes acopiadores de granos y ahora “se bajó los pantalones”. Son pragmáticos: cuenta solamente engrosar las reservas y que el precio del dólar no se desmadre. Los jubilados a contrario sensu, pueden esperar: total tienen muchos años por delante para darse el lujo de esperar por 2 kilos y medio de carne de aumento.

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