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Mientras el titular de la Aduana, Diego Dávila, avanza en el ordenamiento del organismo, tiene a su lado un punto débil. Un asesor que cobra como contratado alrededor de 50.000 pesos pero acaba de comprarse un automóvil 0 kilómetro. Y al que otros aduaneros acusan de "frenar" expedientes con multas millonarias. El joven en cuestión, que ni siquiera se habría recibido de abogado, es Felipe Viramonte Noguer. 

Las multas vienen de la época del kirchnerismo, cuando Guillermo Moreno obligaba a las empresas a exportar un dólar por cada billete verde destinado a los bienes de importación. De aquella época, más de un centenar de empresas evadió impuestos de la siguiente manera: declaraban lo exportado en la posición arancelaria 2309 (alimento balanceado para animales), que pagaba un 5% de retenciones; cuando en realidad lo que enviaban al exterior eran pellets de soja, con la posición arancelaria 2304 y 30% de retenciones. 

Tras detectar este maniobra en diversos casos, la Aduana abrió expedientes y hasta realizó pruebas en su Instituto de Tecnología. La conclusión fue la esperaba: era soja, y no alimento balanceado para mascotas, por lo que la retención a pagar era 30% y no 5%. Los dos casos con mayor perjuicio para el Estado son de las emrpesas New San y Finning.

New San es la productora de las marcas de electrónicos y electrodomésticos Noblex, New San, Philco y SIAM, entre otras. Su dueño y CEO es Rubén Cherñajovsky, un empresario que siempre se reconoció amigo personal de Daniel Scioli y que obtuvo grandes ventajas del kirchnerismo, entre ellas un decreto a medida. En esta maniobra de declarar alimento balanceado por soja, New San habría facturado u$s 110 millones, con un perjuicio para el Estado Nacional por u$s 24 millones.

En esta línea, la segunda compañía en importancia es Finning, distribuidora de la marca Caterpillar, de gran peso en maquinaria vial y agrícola. En el caso de Finning, la facturación habría sido de u$s 80 millones y el perjuicio para el Estado Nacional de u$s 17 millones. Finning cuenta entre sus asesores a Osvaldo Ferrer, un viejo imputado en la "Aduana paralela" de la época de Gustavo Parino, en los ´90.

Estos dos casos, junto a alrededor de 200 más, "descansan" o están "cajoneados" en el área de Sumarios de la Aduana. Para ello, la figura clave sería Felipe Viramonte Noguer, un asesor que entró a la Aduana de la mano de Dávila y que hasta pretendió alguna subsecretaría para él. Tras algunos meses de gestión, Viramonte ya tuvo su primer progreso patrimonial: en marzo de este año se compró un Volkswagen Golf TSI, modelo 2015, que le costó alrededor de $ 450.000. Una cifra exhorbitante para un sueldo que ronda los $ 50.000.

Según diversas fuentes de la Aduana, Noguer frenaría expedientes como los mencionados, y en muchos casos esas empresas tendrían como estudio de abogados al mismo que fue su empleador hasta antes de entrar a la Aduana: Pettersen Cotter Moine. Con Juan Patricio Cotter como principal allegado a Viramonte, este estudio fue su empleador entre fines del 2012 y 2016, mientras que antes trabajó para Petersen Jorge Emilio y Cotter Juan Patricio (los mismos empleadores, bajo otra razón social).

Mientras se gana la desconfianza de muchos aduaneros, Viramonte sin embargo tejió algunas alianzas dentro del organismo. Sobre todo, la del verificador -del Puerto de Buenos Aires- Gustavo Martín, quien desembarcó en ese cargo tras presentar su renuncia por estar involucrado en una causa judicial conocida como de los "couriers". Es decir, los que a través del sistema de entregas declaraban una mercadería e ingresaban al país otra más cara, sobre todo alta tecnología. Tras la renuncia de Martín a su cargo en "courier" del Aeropuerto Internacional de Ezeiza, Juan José Gómez Centurión -entonces titular de la Aduana- lo designó como jefe de Verificaciones del Puerto de Buenos Aires, el más importante del país. Desde allí, Martín está en buenas migas con Viramonte Noguer.