El gobernador sanjuanino propuso como fiscal general a un abogado sin experiencia penal y de baja calificación, pero impulsado por Roberto Basualdo
Marcelo Orrego, gobernador de la provincia cuyana, propuso como fiscal general a Guillermo Baigorrí, un camarista del fuero laboral, sin ninguna experiencia en el tema penal. La influencia del ex senador Roberto Basualdo, "el gobernador en las sombras", como factor clave. El antecedente de Baigorrí en un concurso para juez federal: baja calificación y escaso mérito.
Si los sanjuaninos ya venían espantados con algunos manejos del anterior gobernador, Sergio Uñac, el primer mandatario actual, Marcelo Orrego, logró por demás superar la capacidad de asombro. Además del manejo de la Dirección de Obra Social (DOS), los sueldos de docentes y estatales retrasados, el reparto de licencias mineras como si fueran caramelos, y los cargos para amigos y familiares, ahora se suma una propuesta institucional de baja prestación. Marcelo Orrego propuso para la Fiscalía General de la Corte Suprema provincial a Guillermo Baigorrí, un abogado sin antecedentes penales, que fue relegado -por bajo mérito- en un concurso para juez federal, y que sólo parece tener sustento en su amistad con el ex senador Roberto Basualdo.
"Sigue siendo el gobernador en las sombras", consideran varias figuras de la política sanjuanina, en relación el histórico hombre del PRO. A pedido suyo, Orrego busca imponer a Guillermo Baigorrí, en lo que se considera un nuevo escándalo institucional. Baigorrí es camarista laboral, sin ninguna experiencia en el fuero penal, y fue rechazado como candidato a juez federal por quedar relegado -según criterios de mérito- en relación a otros candidatos.
Baigorrí no tiene experiencia penal alguna. Su carrera transcurrió como abogado del ex senador Basualdo, luego en el fuero laboral y nunca ejerció en materia criminal. Aun así, se lo promueve para encabezar el Ministerio Público Fiscal, organismo que define la política criminal de la provincia. En palabras de un funcionario judicial consultado: “Es como poner a un pediatra al frente de una cirugía cardiovascular”.
La contradicción salta aún más a la vista cuando se recuerda que Baigorrí se presentó al concurso para cubrir el Juzgado Federal de San Juan y quedó muy relegado en la lista de mérito. De hecho, nombres de menor rango jerárquico, como el ayudante fiscal Maximiliano Gerarduzzi, lo superaron por amplísima diferencia. De llegar al cargo de fiscal general, Baigorrí pasaría a ser jefe de quienes le ganaron por goleada en transparencia y capacidad.
El verdadero respaldo: Basualdo, el poder en las sombras
La candidatura de Baigorrí no se explica por sus méritos, sino por su estrecha relación con el exsenador Roberto Basualdo, señalado como el “gobernador en las sombras” de San Juan. Basualdo mantiene fuerte influencia en contrataciones millonarias del Estado: desde los diques hasta las provisiones de útiles escolares a través de su amigo José Luis Gazze, tristemente célebre como “el de los lápices que valen oro”. Un tema anticipado y destapado por Minuto de Cierre (https://www.minutodecierre.com/nota/2024-10-16-9-50-0-san-juan-realizo-compra-directa-de-kits-escolares-a-un-jubilado-amigo-del-gobernador-y-un-legislador-libertario-realizo-pedido-de-informes).
La historia es conocida en la política sanjuanina. En 2011, cuando fue electo senador, Baigorrí presionó a la empresaria Adriana Marino —reconocida y con excelente imagen pública— para que firmara su renuncia en una emboscada en el café La Base, frente al Juzgado Federal. Marino abandonó la política para siempre, y el beneficiado fue Basualdo, quien terminó asumiendo la banca. Ese episodio sigue siendo un símbolo de cómo opera la maquinaria de poder que gobierna hoy San Juan y que hoy busca poner a Baigorrí al frente de la Fiscalía.
Como premio a sus servicios, Baigorrí fue designado camarista laboral gracias a un acuerdo entre Basualdo y el entonces gobernador José Luis Gioja. Un cargo que nada tiene que ver con delitos complejos o crimen organizado. Hoy, con el aval de Orrego, ese pacto resucita para ocupar un puesto clave de la Justicia provincial.
Un gobierno golpeado y el riesgo institucional
El intento de imponer a Baigorrí se da en un clima político enrarecido. Orrego enfrenta parálisis de obras públicas, sospechas en las contrataciones de útiles y alimentos, y fuertes cuestionamientos en la compra de medicamentos en la Obra Social Provincia. A esto se suma una campaña electoral en la que el gobernador no encontró candidato competitivo entre sus ministros y terminó recurriendo a su vice, con dudas incluso sobre si asumiría en caso de ganar.
El fiscal general es quien define prioridades en la persecución penal, coordina investigaciones y marca el rumbo de la lucha contra delitos complejos. Colocar allí a un operador político sin trayectoria penal no es solo un despropósito: es un ataque directo a la independencia judicial de San Juan.
El concurso para fiscal general debería ser un ejemplo de transparencia y solvencia. Sin embargo, todo indica que se encamina a ser un trámite amañado por el gobierno para capturar el organismo. La maniobra de Orrego y Basualdo para coronar a Baigorrí será, sin dudas, otro escándalo más que marcará al ya deteriorado gobierno actual de San Juan.
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