Ni dólar soja ni dólar Qatar: dólar Milei Messi
El BCRA financia las vacaciones de invierno, de verano 2026 y el retiro de Messi en el Mundial de Estados Unidos. Ventas récords de pasajes aéreos al exterior y de dólares para el consumo de turistas argentinos. Populismo de derecha con recursos públicos y del FMI.
Por Marco Esdras
En estos días, se pone el acento en el ahorro de los turistas argentinos que están viajando al exterior a merced de un subsidio implícito otorgado por el gobierno nacional y financiado por todos los argentinos. Existe un furor inusitado por ver el último mundial de Lionel Messi y por pagar por adelantado cualquier viaje a llevarse a cabo en 2026.
Es verdad que bajó la nominalidad de la economía, bajó la velocidad del circulante monetario, bajó la inflación, bajó la base monetaria, bajo la tasa de interés… Pero a la par no subió la productividad y el PBI sólo rebotó. El peligro de vivir en descubierto por una ficción generada por el Gobierno en complicidad con el FMI.
No es un capricho afirmar que la productividad de los factores productivos argentinos no subió en los últimos 18 meses. La productividad se define como la relación entre la cantidad de bienes o servicios producidos y los recursos utilizados para lograrlos. En otras palabras, es la capacidad de hacer más con menos, optimizando el uso de recursos como tiempo, trabajo, capital y tecnología. A nivel individual, se refiere a la eficiencia con la que se utilizan los recursos personales para alcanzar objetivos; a nivel empresarial, implica optimizar el uso de todos los recursos para generar valor agregado.
En términos más específicos se interpreta la productividad como eficiencia tratando de lograr la mayor cantidad de resultados con los recursos disponibles, ya sean tiempo, dinero o esfuerzo. Además, no solo se trata de producir más, sino de generar un mayor valor con los recursos utilizados.
De acuerdo con los manuales de microeconomía el salario debe incrementarse como consecuencia de alzas en a productividad marginal del trabajo. De allí la preeminencia de premios otorgados a la productividad individual
Hace 18 meses una persona de clase media ganaba $ 2.000.000 de pesos mensuales lo que equivalía a USD 1.600 (tomando un dólar mep de $ 1200), siendo que en estos días ese ingreso nominal pasó a ser $ 4.000.000, lo que implican USD 3.100 dólares. O sea, que se duplicó el salario en dólares, pero la productividad se estancó o subió en muchísima menor proporción. De hecho, si uno deflacta ese salario nominal en pesos de hoy teniendo como deflactor al dólar mep Break Even ($ 2.200), el salario quedaría en el orden de los USD 1.800.
La flagrante conclusión a la que se está arribando es que el Gobierno está subsidiando el precio del dólar casi a la mitad de su precio real.
En resumen, la productividad es un concepto clave tanto para individuos como para organizaciones, ya que implica optimizar el uso de los recursos disponibles para lograr más con menos y generar mayor valor. Es una cuestión de incumbencia tanto de la microeconomía como de la macroeconomía. El valor de una moneda debe ser el fiel correlato de la productividad de la economía a la que pertenece ( es el espejo del valor de su tejido productivo).
Las métricas de productividad son elementos cuantificables que se utilizan para evaluar el rendimiento en relación con los objetivos establecidos. En el contexto de la productividad, estos indicadores miden la cantidad de bienes o servicios producidos en relación con los recursos utilizados, como tiempo, materiales, mano de obra o capital.
Se despierta la polémica y se pergeñan planes de interpelación a funcionarios argentinos por estos desmanejos de los recursos que Organismos de Crédito multilaterales se encuentran destinando a la República Argentina, mientras que sus gobernantes se ocupan de dilapidarlos.
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