21 de Octubre de 2025 - 10:17

El dilema de Raízen para vender su filial argentina: fortalecer a competidores regionales o aceptar un “tapado” que despierta dudas

La empresa cuya visibilidad son las estaciones de servicio de Shell, pero que también tiene una refinería en Dock Sud, le puso cartel de venta a sus activos argentinos; pero no encuentra un comprador que convenza a sus dueños y directivos. Las opciones sobre la mesa: Trafigura, Glencore, Vitol o José Luis Manzano. El interesado misterioso que viene de Europa.

El abandono del país, por parte de una multinacional presente hace más de cien años, es noticia. La salida de un gigante de Brasil, después de haber ingresado en el 2018, también. A esto se suma que la venta anunciada es la del downstream (refinación y estaciones de servicio); pero el último mes trascendió que también podría ser la del upstream (extracción y producción de hidrocarburos).

Lo más probable es que se trate sólo del primer segmento, que incluye la refinería más antigua de Dock Sud, instalada en el Polo Petroquímico de Dock Sud; la segunda expendedora de combustibles del país, con 23% del mercado y 650 estaciones de servicio; y una refinería de aceites en el porteño barrio de Barracas. El banco contratado para la operación es el JP Morgan. Además, en la futura venta de Raizen Argentina juega un importante factor adicional: los dos accionistas más importantes son el grupo brasileño Cosan y la petrolera anglo-holandesa Shell, con 44% de las acciones cada uno.

En el mercado se descuenta que la palabra final sobre quién es el comprador elegido la tiene Cosan, más allá de la consulta con su socio Shell. En ese contexto, tres de los compradores más probables son -en el largo y mediano plazo- estratégicamente incorrectos para el grupo brasileño: Trafigura, Glencore y Vitol.

Cosan es holding organizado en cuatro áreas de negocio: distribución de carburantes (70% de sus ventas netas), producción de etanol (más del 20%), distribución de gas natural (casi 7%), producción y venta de lubricantes (casi 3%). Su facturación superó los u$s 30.000 millones durante el año pasado, con buenos números de ganancias antes de impuestos (EBITDA) y reparto de dividendos.

Si los dueños y directivos de Cosan miran tanto la foto, como la película a futuro, venderle a uno de los tres mencionados es impulsar el crecimiento de un competidor regional, además de tratarse de jugadores de alcance mundial. Durante el año pasado, Vitol facturó más de 331.000 millones e dólares, Trafigura más de 243.000 millones de dólares y Glencore casi 231.000 millones (aunque con una pérdida de u$s 1.634 millones). El traspaso de Raizen a cualquiera de estos jugadores implicaría, en la lógica de Cosan, alimentar a un competidor regional posicionándolo en la segunda reserva de shale gas más grande del mundo (Vaca Muerta), junto a la infraestructura para exportar ese producto.

 

Un jugador mirado de reojo, y otro silencioso

 

Según información a la cual accedió Minuto de Cierre, José Luis Manzano picó en punta ofreciendo u$s 1.200 millones por los activos que vende Raízen en la Argentina. Sin embargo, la figura del ex ministro de Carlos Menem despierta muchas controversias. Uno de los antecedentes más cercanos es lo que hizo con Refinor: la compró en 2022, el nivel de inversión fue nulo, y la cerraron este año. Además, con un comunicado que intentó disfrazar el cierre como “nueva etapa” para “reconvertir su modelo de negocio”.

En esencia, la única refinería del Norte del país cerró por la dificultad para producir crudo y gas fuera de Cuyo y la Patagonia. “¿En el 2022 no se sabía esto, y Manzano igual compró Refinor? Nunca está claro para qué compra activos que en algunos casos no puede desarrollar”, apunta un jugador del mercado petrolero.

Por otra parte, es vox populi uno de los chistes que Manzano le hace a sus interlocutores: “¿Vos querés vender o querés cobrar?”, suele repetir. Quizás no sea más que una chanza, pero a algunos jugadores le cae mal semejante nivel de informalidad. A esto se suman ciertas dudas sobre cómo Manzano y su grupo se quedaron con Edenor, escuchándose argumentos como la influencia de cierto grupo político del peronismo, o factores de presión que se ejercieron sobre Marcelo Mindlin, presidente de Pampa Energía.

Más allá de Manzano, trascendió el interés de un grupo que representa a inversores institucionales italianos. El mismo prefiere mantenerse debajo del radar, pero hizo saber que puede mejorar la oferta de Manzano. Este conglomerado, con fuerte experiencia en Latinoamérica, cuyo CEO es argentino, está interesado en el upstream que en el downstream para agregarle valor. Además, según cuentan sus directivos, tienen garantizado el acceso a financiamiento, lo que podría acelerar el cierre de la operación. 

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