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La historia del brigadier Rodolfo Echegoyen quedó en el imaginario popular por su dosis de misterios no resueltos, combinados con la cercanía al poder. En diciembre de 1990, poco antes de morir (supuestamente suicidado), y mientras era titular de la Aduana, Echegoyen estaba decidido a declarar sobre contrabando, drogas y lavado de dinero en el organismo, especialmente a través del Aeropuerto de Ezeiza.

“Usted no está estructurado para la Aduana. Váyase. Olvídese”, le había advertido el brigadier Ernesto Crespo, ex jefe de la Fuerza Aérea. Echegoyen estaba investigando conexiones entre altos mandos de la Fuerza Aérea con empresas de servicios del Aeropuerto de Ezeiza, como Edcadassa (depósitos fiscales), Intercargo (rampas) e Interbaires (free shops), todas supuestamente vinculadas a Alfredo Yabrán.

Finalmente, Echegoyen se llevó sus importantes secretos a la tumba. Sin embargo, como tantos otros que pasaron por la Aduana, sus familiares tuvieron la oportunidad de ingresar a un organismo de altos sueldos y estabilidad laboral. Entre ellos su sobrino Gustavo Adolfo, CUIT 20-16814967-1, catalogado en AFIP con el importante cargo de “Administrador de Aduana”, que desarrolla en Río Grande, la ciudad industrial de Tierra del Fuego.

Por esas circularidades de la historia, tan típicas de la Argentina, el aeropuerto de Ezeiza sigue siendo un botín de guerra disputado entre facciones ligadas al poder y la Inteligencia, mientras que el sobrino del recordado brigadier sería promovido al estratégico cargo de subdirector general de Operaciones Aduaneras Interior, desde donde se controla la estratégica Hidrovía.

Según distintas fuentes de la Aduana, el mayor apoyo de la candidatura de Echegoyen sería Alejandro “El Flaco” Patrizio Capurro, uno de los laderos histórico de Antonio “Jaime” Stiuso junto al ya fallecido Damián Sierra.  “El Flaco” siempre tuvo la responsabilidad de nombrar personal clave en tareas que Stiuso consideraba importantes y delicadas, y la nominación de Echegoyen seguiría esa lógica.

Patrizio, de 65 años, es uno de los agentes de inteligencia de más peso en el país. Hasta diciembre de 2014 trabajó en la SIDE, y siempre estuvo ligado a Stiuso. En 2016 fue contratado por la Municipalidad de Escobar como asesor. El intendente de ese municipio, Ariel Sujarchuc, es un kirchnerista que también supo ser del “Grupo Sushi” de Antonio De la Rúa. Allí, Sujarchuc se hizo amigo de Darío Richarte, quien fuera el “Señor 8” (número 2 de la SIDE) en la presidencia de Fernando De la Rúa.

Interior: ¿prolijidad o caja?

En agosto, el subdirector general de Interior, Jorge Arnulfo Jiménez Kockar, fue desplazado de ese cargo tras una serie de notas de Minuto de Cierre advirtiendo sobre los puntos cuestionables de su gestión, tanto en el presente como en el pasado. Desde ese momento, la subdirección general de Control se hizo cargo de Interior, pero se espera la designación del titular del área, pues no existe categoría de interino para ese nivel en la Aduana. 

Entre los puntos oscuros de la gestión de Jiménez Kockar se encuentra el Paso de San Francisco, por donde se sospecha que sale todo el contrabando de metales y piedras preciosas de Catamarca, con el esposo de la gobernadora Lucía Corpacci (Angel Mercado) en el vértice de esa organización.

Por otra parte, Interior también tiene a su cargo la Hidrovía, por donde sale todo tipo de mercadería -legal e ilegal- desde Paraguay y Brasil hacia Europa o Norteamérica. El equipo de Elisa Carrió, con Mónica Frade a la cabeza, está investigando la Hidrovía desde hace dos años. 

Sin embargo, si es nombrado Echegoyen, a “Lilita” Carrió se le “colaría”, en un cargo clave, un funcionario vinculado con Stiuso, a quien la diputada más influyente de Cambiemos señala como un enemigo declarado. 

El dato que sustenta esa hipótesis es, sobre todo, la figura del “Flaco” Patrizio. Un histórico que se fue de la SIDE casi al mismo tiempo que Stiuso, y que en la AFIP figura como responsable inscripto en Ganancias, con una actividad principal catalogada “Servicios de seguridad e investigación”.