19 de Febrero de 2018 - 21:41

La primera gran crisis electoral de Cambiemos estalló en Mar del Plata

El intendente del partido de General Pueyrredón, donde se encuentra la ciudad de Mar del Plata, es un hombre peculiar. Carlos Arroyo no cree en el trabajo "en equipo" que tanto promueve el Presidente Mauricio Macri y replican sus principales dirigentes de confianza como Horacio Rodríguez Larreta o María Eugenia Vidal. Los roces en la relación entre la gobernadora bonaerense y el intendente, ambos de Cambiemos, que terminaron con la gestión de Gustavo Arnaldo Pulti, más sciolista que kirchnerista, voló por los aires con la decisión de la "mesa chica" de Vidal de promover a Guillermo Montenegro como candidato a la intendencia. 

Por Antonio D'Eramo

Los porteños y Mar del Plata tienen una historia en común desde hace décadas. Año trás año se evalúa el estado de la ciudad por los veraneantes que vacacionan en "la Felíz" en los meses estivales. Las comparaciones son odiosas por eso, este cronista, se abstendrá de hacerla entre la gestión de Carlos Arroyo y su inmediato antecesor Gustavo Arnaldo Pulti. Por lo que, durante mi estadía en Mar del Plata, consulté a varios vecinos de la ciudad y a sus trabajadores. Desde comerciantes a taxistas pasando por empleados del casino central o bañeros de las playas más concurridas.

Entre los turistas se escucharon críticas. Con la gestión de Pulti, Mar del Plata estaba más limpia, más cuidada en el centro, en sus lugares de paseo y recreo, en general se la veía más cuidada. Pero, cuando uno dialoga con los habitantes de la ciudad que la habitan durante todo el año, el apoyo a Carlos Arroyo fue creciendo. "Pulti fue impresentable, lo que hizo en la ciudad. Arroyo gobierna para los marplatenses, los que estamos todo el año aquí. Y eso que tiene en contra a los medios locales o por lo menos al principal", decía un taxista en la terminal de Mar del Plata refiriéndose al diario La Capital propiedad de Florencio Aldrey Iglesias, que también posee el Hotel Provincial entre otros emprendimientos turísticos.

Una moza de una reconocida confitería de Playa Varese sostenía que  "no es una gran temporada. En el nivel de gasto, pero reconocemos que el nuevo intendente trata de hacer más segura la ciudad todos los días. Durante la época kirchnerista la ciudad sufrió muchísimos delitos". En general, las voces de los habitantes de Mar del Plata avalan la gestión Arroyo. Pero desde La Plata se tiene otra visión. Asesores de la gobernadora sostienen que "Arroyo es ingobernable. Nos dice que va a acatar lo pautado con la Gobernación pero, después, hace todo lo contrario. Una avivada que no va más porque Mar del Plata es una de las principales ciudades de nuestro país".

Y es, lógicamente, una gran vidriera durante diciembre, enero y febrero, donde, además, viven apróximadamente  620.835 habitantes, según datos de 2008. Después de La Matanza es el distrito más poblado de Buenos Aires. Y desvela a María Eugenia Vidal.

La gobernadora hizo lo suyo esta temporada. Apuntaló a Mar del Plata con una política generosa de descuentos para los clientes del Banco Provincia. Promovió el turismo a "la Felíz" y, a otros destinos de la costa bonaerense, con descuentos para jubilados y pensionados y amplió las playas públicas. De hecho se instaló en la localidad de Chapadmalal los primeros días de enero para promocionar la temporada. Fue allí, en esos días, donde tomó la decisión que hace temblar la política marplatense. 

Propondrá a Guillermo Montenegro como candidato a intendente de General Pueyrredón. Una decisión que cayó de la peor manera al actual jefe comunal Carlos Arroyo, ex director de escuela pública, que especulaba con imponer su propio candidato, se hablaba de su hijo, pero que, finalmente, deberá subirse al ring, no para realizar una compulsa electoral con el Frente Para la Victoria y su candidato Pulti, sino contra el ex ministro de seguridad porteño y ex embajador en Uruguay y actual diputado, Guillermo Montenegro.

Quién ya estuvo haciendo campaña, recorriendo lugares, saludando amigos personales de la ciudad y recibiendo el apoyo de Aldrey Iglesias, uno de los empresarios más poderosos de Buenos Aires. Montenegro está relacionado con San Isidro o con la zona norte del conurbano de la provincia de Buenos Aires. Al menos en el imaginario popular. Deberá instalar su candidatura en Mar del Plata y este hecho, asumido por el sector más intimo de la gobernadora Vidal, conformado por el ministro Federico Salvai y el asesor Fabián Perechodnik, secretario General del Gobierno de la Provincia de Buenos Aires, dejó a la intemperie a la radical Vilma Baragiola, la concejal que encabezó la lista de Cambiemos el año pasado, y que se enteró por rumores de la decisión de apuntalar a Montenegro.

Esta decisión política de La Plata adelanta la campaña para la intendencia varios meses y Carlos Arroyo jugó fuerte. "Mi compromiso es con los marplatenses, no con Cambiemos", dijo, en declaraciones periodísticas hace unas horas. En una rueda de prensa con cronistas locales apuntó contra Vidal y Montenegro. "A mi nadie me va a mandar ningún virrey, absolutamente nadie, no tengan ninguna duda. ¿Saben por qué? porque yo tengo dignidad. A mi me votaron 180 mil marplatenses, mi única obligación es con los marplatenses que me votaron, con nadie más. Ni siquiera con un partido político, ¿queda claro?", preguntó desafiante. Arroyo confirmó que peleará por la reelección. "Por supuesto, sí. Yo siempre lo que prometí, lo cumplí; así como una vez dije que iba a ser director de escuela y lo fui, otro día dije que iba a ser concejal y lo fui, y otro día dije que iba a ser intendente y fui, ahora digo que voy a volver a ser intendente. El único que puede disponer sobre mi destino está muy arriba, no son seres humanos y no están en el gobierno".

 

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