Jaque al dólar: la escalera hacia el techo de banda
La realidad financiera y el mercado imponen el rediseño de la política cambiaria. El frágil techo de banda obliga a replantear las medidas que afectan la dinámica del tipo de cambio y la política monetaria. La obsolescencia de la banda inferior pone en evidencia la falta de vigencia del régimen implementado en el último acuerdo con el FMI.
Por Marco Esdras
Operaciones de cobertura y prudencia ante el apetito por el riesgo argentino, son los comodines que juegan en estas semanas los operadores de Wall Street. “Es verdad que Argentina tiene un colchón de divisas del programa del FMI, pero aún no hay definiciones de cómo van a ser utilizados ni tampoco de cómo el gobierno argentino va a enfrentar 2026”, destacó un estratega de divisas de un hedge fund que prefiere mantener su reserva.
En el mercado monetario, los analistas coinciden que las altas tasas de interés están emparentadas con rasgos que han puesto en evidencia la falta de independencia verdadera entre el BCRA y el Tesoro. En efecto, no fueron bien vistas las operaciones de canje de bonos que vienen llevando a cabo en las últimas licitaciones entre sendas agencias gubernamentales.
La Formación de Activos Externos (FAE) en la previa electoral constituye un evento indeseable pero esperado donde la volatilidad no deja de sorprender. Sin embargo, hay dos asuntos que despiertan determinado asombro:
1) Casi la mitad de las compras en dólares se hacen contra cuentas del exterior.
2) El Tesoro empezó a vender dólares antes de que el tipo de cambio toque el techo de bandas.
Es muy posible que la magnitud extraordinaria de la FAE de estos meses se deba al arbitraje entre oficial y financieros, que surge de la restricción de las empresas a comprar dólares. De esta forma, personas humanas compran divisas al oficial y las venden a empresas mediante financieros, arbitrando ambos mercados.
Todo lo antedicho hace presumir que las empresas están montando estrategias para surfear el cepo cambiario y hacerse de divisas.
También se advierte en el mercado doméstico el regreso del dólar Senebi. Esta operatoria “fuera de los Exchange” abre un abanico de especulaciones de lo que vendrá luego del 27 de octubre, con una parada previa en el próximo fin de semana en los comicios de la gran Provincia de Buenos Aires.
En Wall Street se asume que el gobierno argentino podrá honrar holgadamente el pago de los Globales de 2026. Sin embargo, cunde la reluctancia ante el apetito argentino.
Sucede que, tras un acuerdo con el FMI y la liberalización parcial del sistema de control de cambios, la prima de riesgo país tiene una tendencia ascendente hacia los 900 puntos básicos. Esto pospone inciertamente el regreso de Argentina al mercado internacional voluntario de capitales.
Los contratos análogos al Dólar Senebi en Wall Street son los “NDF-OTC” que se negocian extrabursátiles (OTC) por períodos de un mes a un año. Suelen cotizar y liquidarse en dólares estadounidenses y han sido populares desde la década de 1990 para las empresas que buscan cubrir su exposición a divisas ilíquidas. Un NDF suele ejecutarse en el extranjero, fuera del mercado local de la divisa.
A diferencia de las bolsas, los mercados extrabursátiles (OTC) nunca han sido un "lugar". Son redes de relaciones comerciales menos formales, aunque a menudo bien organizadas, centradas en uno o más intermediarios. Los intermediarios actúan como creadores de mercado al cotizar los precios de venta (demanda u oferta) o compra (oferta) a otros intermediarios y a sus clientes. Esto no significa que coticen los mismos precios a otros intermediarios que los que publican para los clientes, ni necesariamente los mismos a todos. Además, los intermediarios de un valor extrabursátil (OTC) pueden retirarse de la creación de mercado en cualquier momento, lo que puede provocar una escasez de liquidez, lo que afecta la capacidad de los participantes del mercado para comprar o vender. Las bolsas son mucho más líquidas porque todas las órdenes de compra y venta, así como los precios de ejecución, están expuestos entre sí.
En los mercados financieros es muy común pasar del frenesí a la algarabía y de la disforia a la euforia. Los bonos argentinos esperan un upside del orden del 40 % y los ADR’s tienen mucho terreno verde por delante. “Sucede que hay demasiadas promesas desregulatorias que se han aplazado y el dilema político empieza a tallar en la gobernabilidad en un país donde las veleidades son moneda corriente. Por esos aditamentos es que se exige un premio excepcional”, completaba un trader neoyorquino.
En el FMI varios burócratas ya están tomando nota de numerosos desvíos en el programa argentino y se esperan las medidas correctivas que pueden devolver al programa al status “on track”. Los entendidos desestiman que el Organismo baje la colaboración con su principal deudor y, por el contrario, el “oxígeno” otorgado hasta diciembre descuenta que el país arbitrará la implementación que corrija los desalineamientos en el tipo de cambio.
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