04 de Junio de 2019 - 09:23

Bencen Construcciones: cómo multiplicó por ocho su facturación con Ciudad

En 2016 no hacía obras para el gobierno porteño, un año después facturó más de $ 2 millones, y en 2018 llegó a casi $ 17 millones. Una empresa sospechada de ser de Oscar “El Gitano” Remorino, a la que le dieron por ganada una licitación sin que tuviera la razón social preparada para ello.

En el imaginario popular, capitalismo de amigos, rápido crecimiento de facturación con el Estado incluida, equivale a Lázaro Báez; mientras que al PRO se lo imagina sin mucho vínculo con los punteros de las villas de emergencia. Sin embargo, al imaginario popular le falta mucha información, como también periodistas que hurguen en las administraciones de Horacio Rodríguez Larreta y Mauricio Macri con el mismo ahínco y pasión que lo hicieron en las de Néstor y Cristina Kirchner.

Quizás ello nunca ocurra, menos con la generosa pauta publicitaria del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires (GCBA). Pero, para aquellos lectores que quieran salir de la manada, hay un caso emblemático: Oscar “El Gitano” Remorino.

Este antiguo puntero de la Villa 31 llegó a ser un millonario que no sólo se mudó del barrio, sino que llegó a tener avión privado propio y campo yerbatero. Para ello se valió de su buena relación -aquí otro prejuicio desterrado- con Diego Santilli, vicejefe de Gobierno; Felipe Miguel, jefe de Gabinete; Marina Klemensiewicz, secretaria de Hábitat de la Nación, entre otros.

La vida de “El Gitano” excedía lo que alguna vez soñó. Hasta que le llegó el “fuego amigo” de la Unidad de Información Financiera (UIF), tal como detalló una nota de Clarín en marzo del 2018: https://www.clarin.com/politica/uif-investiga-gitano-dueno-corralon-villa-31-proveedor-gobierno-porteno_0_Hk6pXE_uG.html

Sin embargo, según diversas fuentes de la obra pública porteña (algunas públicas, otras privadas), Remorino encontró la forma de reciclarse en una empresa que aparentemente no es de él, pero tiene toda la pinta de serlo: Bencen Construcciones S.R.L.

Cambió de dueño, domicilio, objeto social, y entonces creció su facturación

Esta empresa, que nació en el 2012 pero no tenía mayor actividad, de repente creció exponencialmente como proveedor del gobierno de Horacio Rodríguez Larreta en 2017 y 2018. Antes de eso cambió no sólo de domicilio, pasando del porteño barrio de Caballito al coqueto “La Lucila”, en Olivos; sino también de objeto social. 

El nombre estaba compuesto por el apellido de sus dos dueños: Juan Pablo Benavides y Analía Mariel Centonze. Esta última se fue de la sociedad, que además amplió su objeto social. Antes sólo estaba autorizada para construir, administrar, alquilar, comercializar y explotar inmuebles urbanos y rurales. Pero en 2017, justo cuando empezó a facturarle fuerte al GCBA, sumó desde proyectos, obras privadas y públicas de infraestructura; hasta redes de agua, cloacales, de pavimentos, de obra y redes de gas domiciliarias, de obra electromecánicas, térmicas, hidráulicas, portuarias, refacción o demolición de las obras enunciadas. Todo este crecimiento fue contado en una anterior nota de Minuto de Cierre: http://www.minutodecierre.com/nota/2019-5-9-0-30-0-bencen-construcciones-la-flamante-estrella-de-la-obra-publica-portena-factura-millones-en-rubros-donde-no-tiene-experiencia-y-su-gerente-general-gana-30-000-pesos-de-sueldo.

Según parece, era tanto el apuro por adjudicarle obras, que una de ellas las ganó en una licitación poco antes de cambiar su objeto social. En el futuro, esa brecha temporal podría ser objeto de una figura penal. Es como hacerle ganar una licitación para construir a una compañía que es de limpieza. 

A partir de allí, Bencen ganó una gran cantidad de contratos para la recolección de residuos áridos, mantenimiento de la red de luminaria pública, mantenimiento de espacios comunes y edificios. Todo ello en la Villa 31.

El rápido crecimiento empezó a notarse en la facturación con la Ciudad Autónoma de Buenos Aires: 

-De un 2016 en 0, pasó en 2017 a $ 2.097.589, todo con la Agencia Gubernamental de Control.

-En el 2018 llegó el crecimiento exponencial: $ 16.857.444, todo facturado a la Secretaría de Integración Social y Urbana, es decir, el área que paga mejoras y obras en las villas de emergencia porteñas.

-En este año ya llegó a los $ 5.568.871, con el mismo organismo. 

Pero, como el año electoral recién comienza (ese dato es de apenas el primer trimestre), se supone que por lo menos alcanzará la facturación del año pasado. Mientras su dueño formal, Juan Pablo Benavides, declara ante la AFIP un sueldo de 30.000 pesos. Todos ven una cortina de humo detrás de la cual se ubicaría “El Gitano” Remorino.

 

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