Consumo: Cuándo conviene pagar con tarjeta y cuándo con efectivo
El consumo y la forma de pagarlo son cada vez más conscientes y planificados; las herramientas para maximizar el dinero. Que dicen las consultoras y desde una de las tarjetas de crédito "dominante"
Si bien el dinero en efectivo sigue siendo el más utilizado en una economía poco bancarizada y con mucho ingreso informal, cuando el muestreo se hace sobre clientes que tienen la posibilidad de elegir, tarjeta de crédito, de débito y pago en efectivo cobran un protagonismo diferente según el tipo de servicio o producto en cuestión.
“Los adultos jóvenes se ven muy golpeados por la coyuntura actual, en la que no perciben estabilidad de largo plazo. Se ven obligados a aprender estrategias para optimizar su sueldo en un contexto inflacionario, y cobra especial relevancia gestionar de manera inteligente los recursos propios”, resume el cuadro de situación Rosana Mazza, socia en consultoría de PwC.
De acuerdo a los datos de un estudio realizado por la consultora, sobre el total de gastos mensuales de un individuo bancarizado, el 30% son cancelados en efectivo, el 36% con tarjeta de débito, el 25% con crédito y un 9% mediante otras formas de pago como transferencias bancarias o cheques.
Tomás Flaherty, Gerente de Negocio VISA, aporta una lectura más global. “Sobre el total del consumo privado, aproximadamente el 25% se realiza con tarjeta de crédito y débito, y del total de las compras con crédito un poco más de la mitada, el 52% se hace en planes de cuotas”.
Medido desde el lado de los comerciantes que aceptan tarjetas de crédito y/o débito, y de acuerdo a un estudio realizado por Increase, una plataforma online, a través de la cuál los negocios pueden controlar y administrar sus cobros con tarjeta, cada industria tiene su particularidad y no en todos los rubros la conducta del cliente es igual.
“En gastronomía, en farmacia y en juguetería, detectamos que la tarjeta de débito es más utilizada que la de crédito, con porcentajes de entre 70% y 90%”, explican en la empresa.
Una ventaja de la tarjeta de débito es que permite controlar mejor lo que se gasta, porque sin saldo en la caja de ahorro o cuenta corriente, la operación no se aprueba; y además, al menos hasta fines de diciembre, este tipo de pagos se beneficia con la devolución del 5% del IVA, que si se suma algún descuento vigente como los de las estaciones de servicio o supermercados, en días específicos, generan un descuento extra a la hora de concretar la compra.
Cuando las cifras a pagar son más abultadas, y los bienes y servicios a adquirir están vinculados al propio placer, salen a relucir las tarjetas de crédito (combinando más de una en algunos casos para llegar al límite requerido), para acceder en cuotas a aquello que en efectivo llevaría meses y meses de ahorro.
Y si encima, le sumamos el impacto de la inflación, que supera a la evolución de los salarios, juntar peso sobre peso no necesariamente llevaría al éxito.
“Los rubros con mayor participación de ventas en cuotas son turismo y artículos para el hogar”, resalta el ejecutivo de VISA y agrega que los plazos más usados son 3 y 12 cuotas.
Según una encuesta realizada por D’Alessio IROL, el 81% de los consumidores está endeudado básicamente por cuotas de compras con tarjetas de crédito. “A pesar de este número, los usuarios siguen manteniendo entre su planificación de gastos acciones financieras que requieren el apoyo de entidades bancarías”, revela D’Alessio.
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