29 de Noviembre de 2017 - 19:30

Auditoría en Aduana de Ezeiza: horas extras ficticias, uso privado de autos oficiales

Un cargamento de éxtasis, no detectado, que vino en el mismo vuelo que el Presidente Macri. El contrabando de antigüedades chinas que terminó con allanamientos judiciales. Las operaciones de la “Mafia de los Contenedores”. La Aduana de Ezeiza fue el corazón (junto al puerto de Buenos Aires) de los desaguisados en la Era Gómez Centurión. El nuevo titular, Diego Dávila, pidió que se haga una auditoría sobre la misma, y ya surgieron datos reveladores.

La Aduana del Aeropuerto Internacional de Ezeiza fue un festival de corrupción. Pero, como suele decirse, llegó la hora de pagar la fiesta. En términos específicos, eso significa una auditoría interna que el nuevo titular del organismo, Diego Dávila, busca realizar sobre la misma, donde ya piensa además en renovar las jefaturas.

Durante los últimos dos años, el manejo real de “Ministro Pistarini” (el nombre de ese aeropuerto) estuvo a cargo de Eduardo Sigfredo Cuello, como director desde noviembre de 2016, y de José María Ferrante. También tenía un rol importante Nicolás Rivas, un asesor de Gómez Centurión al que lograron “esconder” en la dirección de Seguridad Social de la AFIP.

Estos tres funcionarios no sólo fueron responsables de los escándalos arriba mencionados -Mafia de los Contenedores, tráfico de éxtasis y antigüedades chinas-, sino que también se sospecha sobre un uso discrecional de todos los recursos de la Aduana de Ezeiza.

“Tanto Cuello como Ferrante usaban autos y lanchas oficiales para viajar los fines de semana hacia sus hogares o realizar excursiones de pesca. Y según resultados preliminares de la auditoría en curso, algunos automóviles que son de la Aduana y de uso oficial no se encuentran”, detalla un funcionario de carrera que conoce muy bien el organismo.

También se sospecha sobre el pago de horas extras no realizadas. Esto se notaba especialmente los fines de semana, cuando los controles aduaneros eran casi nulos por la falta de personal. En este esquema se habrían favorecido desde familiares de involucrados en la Mafia de los Contenedores, hasta los amigos de Cuello, Ferrante y Gómez Centurión.

Además de la Aduana, estos son temas que podría tomar la Dirección de Integridad Institucional de la AFIP, creada por decisión del administrador federal Alberto Abad y a cargo de Marcos Russo.

Con la lupa sobre la Aduana que llevó adelante Gómez Centurión, Russo tendría un rato largo para entretenerse.

Por ejemplo, analizando cómo Rivas, que llegó desde el gobierno porteño y ahora está en Seguridad Social, manejaba el “Courier” que iba desde Ezeiza hasta Aeroparque; y nombraba amigos en cargos clave. O analizando las tareas de Mariano Ferreiros en Ministro Pistarini, quien “bancaba” a Gómez Centurión desde su cuenta de Twitter.

Además de otro caso que roza lo divertido. El de Carlos Linsalata, quien firmaba como Inspector Mayor de Policía Aduanero, un cargo y título que no existe. El pintoresco Linsalata, quien tiene una empresa de paintball, también llegó de la mano de Gómez Centurión.

 

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