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Una multitud se juntó este jueves en la ciudad de Rosario para reclamar por la ola de crímenes violentos que tuvieron lugar en esa ciudad durante las últimas semanas. La convocatoria, propuesta a través de las redes sociales bajo el lema “Rosario quema”, tenía como objetivo movilizarse hasta la sede local del Gobierno, mientras que en otros barrios más alejados también había concentraciones que apoyaban la marcha iniciada en el centro.

Con puntualidad, las escalinatas de Tribunales se vieron desbordadas de gente que se agolpaba en la plaza a las 19.30. Mientras seguían llegando más manifestantes, una columna comenzó a marchar poco antes de las 20 rumbo a la sede de la Gobernación en Rosario.

En camino hacia plaza San Martín, los propios asistentes a la marcha fueron los encargados de detener el tránsito en las esquinas mientras recorrían Moreno al grito de "seguridad". Una flota de taxi hizo las veces de avanzada de la marcha, mientras vecinos aplaudían desde los balcones para acompañar las consignas.

En medio de la multitud sólo se vieron carteles en recuerdo de víctimas de la inseguridad y los reclamos puntuales: "Ni un muerto más", "Queremos vivir", "Basta de violencia". No hubo banderas políticas ni sindicales.

Minutos antes de las 20.30, los familiares de víctimas que encabezaron la marcha arribaron a Santa Fe y Moreno, para hacer sentir sus consignas frente a la sede de Gobierno. En pocos minutos la plaza quedó prácticamente colmada.

Una de las familias convocantes fue la de Rubén Figueroa, un comerciante asesinado a balazos el 24 de noviembre del año pasado. Su familia creó una página de Facebook a la que llamó SOS Rosario Sangra, en la que explican que la protesta se organizó "porque todo quedó en la nada, porque siguen matándonos, porque todos los lugares son inseguros". Familiares y amigos de la familia Figueroa concentraron a las 19 en Montevideo y Castellanos y para movilizarse a Pellegrini y Balcarce. En paralelo, en Martín Fierro y bulevar Rondeau también hubo una concentración que dio comienzo a las 20.

La indignación social en torno a la inseguridad se intensificó en las últimas semanas por varios crímenes violentos y de alto impacto, que se sumaron a entraderas y robos calificados en alza. En particular tuvieron mucha repercusión los asesinatos de Fabricio Zulatto, en Empalme Graneros, y Nahuel Ciarrocca, en Amenábar y Dorrego, a quien mataron tras robarle su celular.