21 de Octubre de 2016 - 23:29

Volosin: "Para combatir la corrupción no alcanza con la transparencia"

Abogada, trabaja en temas de criminalidad económica, control de corrupción y compras públicas. Es experta en temas de lavado de dinero. Participó de una jornada organizada por la ASAP, y en una entrevista con Minuto de Cierre, denunció la historicidad de las prácticas corruptas en nuestro país

Por Antonio D'Eramo

Utiliza frases contundentes para describir e iluminar una situación que conmueve a la sociedad, en particular desde que un tal López se le ocurriera revolear bolsos con dinero a una especie de convento, frutilla del postre de situaciones y prácticas claramente corruptas que sólo parecen ser sancionadas, si sus protagonistas son detenidos "in fraganti".

Natalia Volosin, participó de un taller auspiciado por la ASAP (Asociación Argentina de Presupuesto y Administración Financiera Pública), "Transparencia, prevención del lavado de dinero y anticorrupción en el marco del proceso de acceso de Argentina a la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE). Los países que integran esa organización, suelen tener posiciones comunes a la hora de combatir la corrupción. En ese sentido el desafío para nuestro país es mayúsculo y la experta nos explica donde está parada Argentina con un nuevo gobierno en el poder.

. En su alocución la escuché hablar acerca de la corrupción estructural de la Argentina. ¿Cuáles son sus componentes?

"Uno debería pensar en temas como la ausencia de frenos y contrapesos en la República; de autoritarismo; de corporativismo; de la constante interrupción e inestabilidad política que son factores macro que explican los problemas de corrupción estructural que tenemos. Por otra parte hay vínculos relevantes entre la corrupción y el desarrollo económico. Vínculos que se observan en varios países. Estados que quizá crecen mucho son los más corruptos. Pensemos en la Argentina de los últimos doce años. Argentina creció a tasas chinas y probablemente haya tenido uno de los períodos mas escandalosos. No "el más" escandaloso pero si uno de los principales. La corrupción estructural esta arraigada en procesos más profundos del desarrollo de los países". 

. El diagnóstico para nuestro país parece ser el de mal endémico. ¿Se está atacando esta corrupción estructural arraigada en la sociedad?

"Yo creo que no. Ni lo hicimos en el pasado, ni parece que lo estemos haciendo ahora, con algunas excepciones. Lo que hacemos en Argentina con el problema de la corrupción es: derecho penal. Se necesita una visión estructural para resolver el problema de la corrupción. Yo doy el ejemplo de un árbol. Uno quiere sacar un árbol y lo que hace es podarlo, sacarle las hojas de la copa, y lo que hay que hacer es talarlo. Sacarlo de raíz y romper un poco el piso, quizá, pero hay que hacerlo, hay que atacar las raíces. ¿Que quiere decir eso en concreto? Hay que medir el costo social oculto de la corrupción. Para empezar: si creemos que el argentino es condescendiente con la corrupción estamos fritos. Si uno analiza las encuestas producidas en las década del 90 y las de ahora, el argentino de entonces y el de ahora, condena enérgicamente la corrupción. Entre el 70 y el 80% piensa que esta mal".

. Entonces ¿La gente esta resignada ante estos hechos?

"Claro, por eso lo que hay que hacer es mostrar el costo, el daño, que producen los corruptos para la vida social, de las empresas. La corrupción en general viola derechos humanos porque lo hace de manera selectiva. O sea, daña a los más vulnerables de nuestra sociedad, a las mujeres, ancianos, niños y niñas, personas detenidas, pueblos originarios, etc. Hay que medirlo y mostrarlo y lo segundo que hay que hacer es atacar de manera sectorial estos problemas estructurales. De nada sirve las grandes normas de transparencia. Se combate de forma focalizada. Uno debería tomar pequeñas áreas del Estado. Por ejemplo, compras públicas, área vulnerable por la facilidad que hay para robar de parte de los funcionarios políticos, en cualquier país. Y, especialmente en países en vías de desarrollo, porque son los que más gastan y cuánto más se gasta hay mas tentación. No hay que recortar el gasto hay que controlarlo mejor. Entonces uno toma estas áreas y hay que hacer un zoom para ver como se presenta la corrupicón en ese sector que es distinto a como se presenta por ejemplo en las fuerzas de seguridad, en la educación". 

. Uno toma compras estatales y ¿Cómo se controla?

"Se hace una hoja de ruta, se analiza la cadena de valor de ese proceso o sector, en el área de compras públicas hay que dividir el proceso en varias etapas que tiene esa adquisición pública desde la determinación de la necesidad, a la confección del pliego, pasando por la licitación, y la ejecución y, en cada etapa, establecer riesgos y vulnerabilidades, las "red flag", las banderas de alerta. Y cuales son las medidas remediables para cada una de esta etapa. Esto lo aconseja el Banco Mundial. Inclusive favorece la eficiencia del desarrollo económico de un país que busca el crecimiento. Eso es lo que tendríamos que estar haciendo".

. ¿Es viable ese plan con los actores políticos actuales?

"Si uno toma los últimos 33 años de democracia la lista de casos de corrupción es enorme. La lista es muy larga. Argentina nunca transformó su sistema de compra y contrataciones. Es un verdadero agujero negro de corrupción en nuestro país. Nos manejamos con una ley de 1947, nunca se cambió. Es el único país, junto con Venezuela, que no tiene una ley de compras y servicios. Compramos, aún hoy, con un decreto que firmó De La Rúa en el año 2001. Nos deben la ley desde 1992. El gobierno acaba de firmar un decreto reglamentario pero no una ley. La ley de administración financiera de 1992 posibilitó que una gran cantidad de organismos descentralizados no tengan los mínimos controles que deberían tener. Están exceptuados de la administración financiera. La Auditoría General de la Nación debió haber sido reglamentada por un mandato de la Constitución Nacional reformada en 1994. Pasaron 22 años y no lo hicieron. Si hubiera asumido Echegaray no sabríamos cuanto hubiera durado su mandato como titular de la AGN, porque no la reglamentaron. La Oficina Anticorrupción no es un órgano de control. Yo lo lamento. Uno no se puede controlar a si mismo. Su titular lo elige el Presidente. No va a funcionar como organismo de control. No existe. Y después el empleo público y el nepotismo existente. Los conflictos de intereses de funcionarios que vienen del sector privado. La lista es larga y la voluntad política está en duda".  

. Usted señalaba como ejemplo de voluntad política los últimos casos, escandalosos, explicando la actitud de los políticos con la paradoja de Berensztein...

"Claro, la tesis de Sergio el politólogo, en momentos de escándalos de corrupción hay fuerte demanda ciudadana para llevar adelante reformas. Esta es la parte positiva de la paradoja. Lo que pasa ahora y, no es la primera vez ya ocurrió a fines de los '90. Entonces, los políticos responden con propuestas poco planificadas, poco pensadas, sin masa crítica, que llevan a reformas que no sirven demasiado o son para pintarse la cara y en el fondo no cambiar demasiado. Si uno mira las reformas de compras públicas en la región paso esto. Chile impuso el sistema de compra modelo en la región, después que se descubrieran grandes casos de corrupción, y en Argentina no paso lo mismo, lamentablemente. El ejemplo de China también es para analizarlo. En China, gobierno autoritario, autocrático, llevo a hacer una campaña anticorrupción inédita porque jaqueaba el sistema político y económico de gobierno. Argentina tiene su problema tan arraigado en la historia con el problema de corrupción en el modo que lleva adelante su actividad pública y privada, a los que yo llamo la máquina de la corrupción, que es muy difícil que alguien tenga incentivo para llevar adelante esas reformas porque eso significaría cortarse sus propias manos. Como dije antes hay que cortar y sacar el árbol de raíz y romper el piso. Y el piso es el sistema político y económico argentino que es hiperconcentrado, autoritario, corporativo, oligopólico en el mercado y en la política y en el cual comen todos y todas. La mayoría del establishment político y sindical de la Argentina comen de ese plato".

. ¿Cree que las últimas modificaciones del gobierno de Cambiemos van en el sentido de terminar con el cuadro que describe?

"Ahora, frente a lo que sucedió con la cleptocracia que sufrimos, tenemos dos movimientos. Uno mira al pasado. Según las ganas que pongan los jueces, lo hacemos mejor y peor, mas eficiente o menos eficiente. El enfoque penal, le pegamos a la corrupción con el garrote penal una vez que pasó, que los hechos ocurrieron. Entonces, vayan a decirle a María Luján Rey que el sistema penal le va a resolver el problema de la corrupción. En la tragedia del Once murieron 51 personas y hubo cientos de heridos porque dos señores decidieron enriquecerse en lugar de controlar el funcionamiento.de los ferrocarriles. Y siempre va a llegar tarde la sanción penal porque es su naturaleza, aún con el mejor sistema penal del mundo,que lejos estamos de tenerlo, siempre llega tarde, porque trabaja con hechos que ya ocurrieron. Entonces, ahora pegamos por arriba con el garrote del derecho penal pero no cortamos de raíz el problema de la corrupción. Las claves son cambiar el financiamiento de la política, el sistema de compras, la administración financiera que sigue igual. Por eso, salen estos anuncios que la literatura llama "fachada del buen gobierno", aparece esta cosa de la transparencia, el gobierno abierto, los datos abiertos, que no tienen mucho impacto. Son herramientas, no son la panacea y en general lo que hacen los políticos es utilizarlos como fines y no como medios. Son reformas cosméticas. Pueden servir. No digo que no lo hagan, lo quieren hacer, háganlo pero dénme lo otro. Reformame la ley de obra pública, porque Argentina publica datos pero no produce datos de compras y no los va a producir en la medida en que su sistema de contrataciones siga siendo el mismo. En la medida que la Oficina Pública de Contrataciones que es el órgano de contralor del sistema siga siendo una oficina perdida en la burocracia del Estado, sin presupuesto ni empleados ni apoyo político. Entonces, trasladamos del papel al mundo digital los mismos problemas antes eran cerrados y ahora son abiertos pero son los mismos viejos vicios".

Comentarios