09 de Febrero de 2019 - 13:14

Marcelo D’Alessio le habría pedido u$s 500 mil a un productor agropecuario

Un director regional de la DEA y sobrino del Escribano de Macri pidió 500.000 dólares a un empresario para no detenerlo y dijo que era una práctica habitual del fiscal Stornelli, con quien colabora

Invocando amistad con el fiscal Carlos Stornelli, Marcelo D’Alessio le pidió 500.000 dólares al productor agropecuario Pedro Etchebest, a cambio de que no se investigara su presunta participación en delitos mencionada por el arrepentido ex presidente de la ONCA, Juan Manuel Campillo, quien sindicó a Etchebest como recaudador “entre propietarios de campos de orientación ganadera a cambio de beneficios” de la ex Oficina Nacional de Control Comercial Agropecuario. Terminaron cerrando por 300.000 y D’Alessio debía cobrarlos el jueves 7, acompañado por dos policías de la custodia de Stornelli.

Si se toma al pie de la letra lo que D’Alessio afirma, la DEA estadounidense actúa activamente en la causa de los encuadernados y prepara a los testigos para que declaren o para que compren su libertad enriqueciendo a los funcionarios judiciales y al servicial intermediario. Un allanamiento realizado el miércoles al domicilio de D’Alessio lo puso sobre alerta y no concurrió. Pero un adelanto de 15.000 dólares quedó documentado con audios, filmaciones, fotografías y numeración de los billetes. La diputada Elisa Carrió dijo en un tuit la noche del jueves que se trata de una operación del juez federal de Dolores, Alejo Ramos Padilla, “que es de La Cámpora para ensuciar a Stornelli”. Es obvio que ignora la cantidad y calidad de la prueba acumulada contra su amigo.

D’Alessio persuadió a Etchebest cuando le contó que según Campillo los dividendos de la actividad eran enviados por el productor desde Uruguay a su hijo Matías, que es ciudadano estadounidense. Según Campillo, los frutos de la actividad ilícita terminaban en la empresa South Star International LLC, del condado de Saint Lucie, en Florida, Estados Unidos. Para demostrar la seriedad de su gestión, D’Alessio le mostró el documento oficial por entonces secreto en el que Campillo lo involucra. 

No era el primer conflicto que Etchebest tenía con la justicia. Antes había sido procesado por el juez federal de Mar del Plata Santiago Inchausti por reducción a la servidumbre de trabajadores rurales que desempeñaban tareas en sus campos de Sierra de los Padres.  Pero otra cosa es un proceso federal, en Comodoro Py, en la causa de los capitostes patronales y políticos encuadernados por Stornelli y el Doctor Glock. Además de amigo de Stornelli, Marcelo D’Alessio es sobrino de Carlos Marcelo D’Alessio, el escribano general de gobierno

En uno diálogo, afirma que su gestión será gratis, pero que es imprescindible “una atención con Carlos”. La alternativa es el allanamiento y la detención, lo presiona. Según D’Alessio al fiscal le urge el dinero porque está en gestiones para comprar la casa en Pinamar de Héctor Colella, el amigo a quien Alfredo Yabrán dejó sus bienes.

Esta historia introduce de lleno en el submundo mafioso donde actúan operadores judiciales y periodísticos, agentes de inteligencia y funcionarios del gobierno, todos bajo la mirada atenta de la embajada de Estados Unidos y de sus organismos de seguridad nacional. D’Alessio nació en la Argentina pero es ciudadano estadounidense, y se atribuye haber conducido los ocho procedimientos en los que se incautó mayor cantidad de cocaína en el país.

Con constantes elogios a la inteligencia y el poder de su amigo y a la confianza que le inspira, Etchebest estimula su manifiesta logorrea para que relate sus proezas. Ambos se conocieron en 2013 en ENARSA. D’Alessio dice haber sido infiltrado allí por la National Security Agency de Estados Unidos, para informar de las transferencias de dinero desde el Banco Macro hacia Panamá para Antonini Wilson, y dinero que se lavaba en Estados Unidos, pero que desde hace un año y medio se desempeña en el Ministerio de Seguridad de la Nación.

Entre el personal de planta del ministerio no figura, pero eso no es decisivo. Ante el playero de un estacionamiento que lo apura se presenta como director de la DEA estadounidense, con 6.000 personas a su cargo, y durante el trámite de la extorsión le envía a Etchebest fotos y documentación de procedimientos de drogas en distintos puntos del país. Desde que gobierna Cambiemos, D’Alessio ha defendido las posiciones del gobierno sobre seguridad y defensa en los programas de televisión más serviciales.

El dato: D’Alessio a Etchebest: No vas a tener ningún daño, salvo económico, porque Stornelli no es bueno. Es un tipo que te va a cortar boleto. No soy ningún pelotudo y vos tampoco sos un pelotudo. Tampoco nadie es tan bueno. Pero el tipo te podría haber costado 6 años de meterte adentro, terminar la vida por la puerta de atrás, cagar a tu hijo.

Por otro lado el juez Ramos Padilla investiga al fiscal Carlos Stornelli por extorsión a un empresario en la causa de los cuadernos. En base a grabaciones, fotos y filmaciones, acusa a Marcelo D’Alessio, un abogado mediático que se presenta como funcionario de la DEA, de arreglar con el empresario el cobro de 300.000 dólares, en nombre de Stornelli, para que no quede detenido.

Un conocido abogado, Marcelo D’Alessio, imputado como operador del fiscal Carlos Stornelli, fue allanado en la tarde del miércoles en el marco de la exigencia de 300.000 dólares a un empresario para aliviarle una supuesta acusación en la causa de las fotocopias de los cuadernos.

En el expediente por extorsión que instruye el juez federal de Dolores, Alejo Ramos Padilla, también está imputado el propio Stornelli ya que la extorsión se concretó en el balneario CR de Pinamar donde hubo una especie de triple reunión: en una mesa estaban el abogado Marcelo D’Alessio y el fiscal Stornelli y en la otra esperaba el empresario Pedro Etchebest, el denunciante. Al final, D’Alessio le pidió los 300.000 dólares a Etchebest.

En la causa hay numerosas escuchas telefónicas, filmaciones y fotografías sobre el vínculo entre D’Alessio y Stornelli. Ahora el juez tendrá que acreditar si el fiscal tiene o no tiene responsabilidad en la extorsión. Hay fotos de la triple reunión de Pinamar y se constataron pagos adelantados en dos hoteles, por un total de 9.700 dólares. Los billetes fueron registrados y fotografiados y el pago quedó registrado en una filmación.

Las cosas se pusieron en marcha en diciembre cuando D’Alessio tomó contacto con Etchebest. D’Alessio es un mediático abogado que se presenta como funcionario de la DEA, fue uno de los abogados del arrepentido Leonardo Fariña y entra y sale de la fiscalía de Stornelli de forma habitual. Hay fotos en las que se lo registra durante la declaración de un arrepentido venezolano, dentro de la fiscalía de Stornelli, algo que está prohibido. Al venezolano lo llevó D’alessio a la fiscalía. También se pavonea con que armó la causa groseramente trucha por sobreprecios en las compras de GNL y sostiene que Patricia Bullrich le paga 200.000 pesos por mes para la defensa de Fariña.

Durante el mes de diciembre, D’Alessio se comunicó “varias veces con el empresario Etchebest a quien conocía desde el año 2013. Por entonces, el abogado trabajaba en Enarsa. En una de las tantas escuchas D’Alessio cuenta que estuvo Enarsa como informante de la embajada de Estados Unidos.

Lo cierto es que el abogado se comunicó con el empresario en varias oportunidades alertándolo de que un arrepentido en el caso de las fotocopias de los cuadernos, Juan Manuel Campillo, lo había marcado como recaudador de la Oncca, la Oficina Nacional de Control Agropecuario, organismo en el cual Campillo fue titular. Etchebest le señaló a D’Alessio que recién conoció a Campillo en 2017, es decir que no tuvo ningún vínculo con él durante el gobierno anterior y que no cometió irregularidad alguna en la Oncca.

 “De pedo estoy en el lugar indicado”, le escribió D’Alessio a Etchebest asegurándole que arreglaría el asunto. Todos los whatsapp de D’Alessio estuvieron acompañados de capturas de pantalla de chats entre D’Alessio y Stornelli, para demostrarle al empresario el estrecho vínculo que mantenían.

En una captura de pantalla mencionada en la denuncia de Etchebest, el empresario consigna que D’Alessio le dice a Stornelli: “lo de Pedro, yo me encargo personalmente de avanzar con ese sujeto”. Y luego en un whatsapp de D’Alessio a Etchebest le dice: “tengo el ok. Y a pensar en positivo”. O sea que le afirma que tiene arreglado con Stornelli el manejo de su situación en la causa.

A principios de año, D’Alessio le mandó al empresario varias capturas de pantalla de chats con Stornelli en los que acuerdan reunirse en Pinamar el 7 de enero. Pero, además, le envió audios –incorporados a la causa judicial– en los que D’Alessio le hace sentir su poder y, supuestamente el de Stornelli, enumerándole datos de la familia de Etchebest, tanto en Estados Unidos como en la Argentina. En la denuncia, el empresario consigna: “me creó un clima de miedo”.

En el minuto 2.43 de uno de los audios, D’Alessio le adelanta que irá a Pinamar a arreglar la situación con Stornelli y que el fiscal “va a querer una atención”.

El 2 de enero, D’Alessio le lee a Etchebest, por teléfono, la supuesta imputación de Campillo contra el empresario: que parte de lo supuestamente recaudado en la Oncca, Etchebest se lo mandaba a su hijo en Estados Unidos. Es decir que le sigue metiendo miedo y presión para un “arreglo”. Para redondear, le inspira todavía más temor leyéndole una planilla con todas las entradas y salidas de Etchebest del país, información que sólo podría provenir del expediente y que tácitamente le atribuye a Stornelli.

El 8 de enero finalmente se concreta el viaje a Pinamar. El empresario Etchebest va hasta el country en el que vive D’Alessio y en la camioneta de éste último se dirigen a Pinamar. Ahí, en el balneario CR se produce la triple reunión: D’Alessio y Stornelli en una mesa, Etchebest espera en la otra. Hay fotos del encuentro en la causa.

Mientras D’Alessio habla con Stornelli le va mandando whatsapp para seguir preocupándolo: “¿vos estuviste detenido? Decímelo ya”. “Vivís en Le Parc, según él”. Mediante esos whatsapp lo sigue atemorizando porque efectivamente Etchebest vive en Le Parc y sufrió un allanamiento años atrás en una causa en la que estaba acusado de mantener en una especie de régimen de esclavitud a trabajadores en un campo. Al final fue sobreseído en ese expediente. En todo momento, D’Alessio le hace sentir que la información sale de Stornelli y que conversa con el fiscal sobre cómo arreglar su situación en el expediente de los cuadernos. “Estoy hablando con su cajero. Lo estoy ablandando”, le manda un whatsapp, en referencia a otra persona que se sentó con D’Alessio y Stornelli.

Terminado el diálogo entre el abogado y el fiscal, el abogado le dijo al empresario que Stornelli le anotó la cifra a pagar de su puño y letra en un cuaderno: 300.000 dólares.

A raíz de que allí, en el balneario CR de Pinamar se configuró la extorsión, el empresario Etchebest, asistido por dos abogados, se presentó en el juzgado de esa jurisdicción, en Dolores, quedando radicada la denuncia ante el juez Alejo Ramos Padilla.

Desde entonces, se ordenaron escuchas telefónicas del celular de D’Alessio y se pidieron informes sobre la localización del celular de Stornelli.

Como un apriete complementario, el abogado D’Alessio reclamó una especie de seña aduciendo que el fiscal necesitaba esa plata para completar el pago de una propiedad en Pinamar. Se trató de 10.000 dólares. El dinero se entregó en dos veces. Una primera parte en el hotel Alvear Icon de Puerto Madero, cerca del mediodía, en la confitería ubicada en planta baja. La otra parte en la confitería Selquet de Figueroa Alcorta y Pampa. En las grabaciones entregadas a la justicia, D’Alessio afirma que Stornelli le compró una casa azul, frente a CR, al empresario Héctor Colella, un subalterno de Alfredo Yabrán en su momento, y que el dinero era para ese pago. El juez Ramos Padilla pidió las filmaciones tanto del Alvear Icon como de Selquet, así como la declaración de los encargados.

 

 

 

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