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Debido a la fuerte suba de precios, producto de la alta inflación, cada vez se compran menos cosas con $ 500. Desde que salió, a fines de junio de 2016, el que era perdió un 43,2% poder adquisitivo. Desde su salida la inflación acumuló un 76,63%. Todo eso erosionó la capacidad de compra del billete y contribuyó a generalizar su circulación.

Los $ 500 de junio de 2016, equivalen a casi 284 pesos de septiembre de 2018 lo que se estima que perdió un 43,2% del valor. En julio de 2016 un kilo de pan costaba $30,07 pesos, un kilo de asado, $103,13, un litro de leche, $16,53, un kilo de queso cremoso, $119,29 y un paquete de fideos de 500 gramos, $16,05. Hoy el pan se vendía a más de 65 pesos el kilo, el asado, a $180, el sachet de leche, a $29,28, el kilo de queso, a $190 y los fideos, a $ 35,68, siempre según lo relevado por el Indec.

Al momento de entrada en vigencia del billete de 500, nueve de cada diez billetes que se imprimían era de 100 pesos. Dos años y cuatro meses después, ya existen en circulación casi tantos “yaguaretés” como billetes de $10 o de $5, según datos del Banco Central.

Al 31 de octubre, había impresos 506,4 millones de unidades billetes de 500 pesos, 546,2 millones de billetes de $10 y 535,4 millones de papeles de 5 pesos. Casi el 10 por ciento de los billetes en circulación (5639,4 millones) son de $500. Los billetes de $100 siguen siendo gran mayoría pero ahora significan el 60 por ciento del circulante: existen impresos 3384,5 millones de unidades.