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Mientras el déficit fiscal se reduce gracias a las cuantiosas facturas de luz y gas que pagan los ciudadanos (y que reducen los subsidios), hay funcionarios que actúan con la lógica “bolsillo de payaso”, amparados en la famosa máxima: “si pasa, pasa”.

Este es el caso de Javier Iguacel, el ex petrolero que llegó al cargo de director de Vialidad Nacional sin ninguna experiencia en el tema. Iguacel arrastra algunos papelones públicos, como el puente de la Ruta 5 en Luján, donde se gastaron $ 1.200 millones para que los trenes no puedan pasar porque es demasiado angosto.

Los “éxitos” de Iguacel no se terminan allí. También se habla de una ruta en la que el Grupo Farallón duplicó presupuesto y redujo a menos de la mitad los kilómetros a construir; una funcionaria uruguaya nombrada como gerente de Compras a pesar del impedimento de no ser argentina naturalizada; peajes autorizados a cobrarse sin todos los papeles correspondientes; y un largo etcétera.

Dentro del mismo, un misterioso pacto con el anterior titular, Nelson Periotti, para que no sea un apuntado por la Justicia y los medios en la concesión de obras a Lázaro Báez, a pesar de la responsabilidad central que tenía en el tema. Según se cuenta en los pasillos de Vialidad Nacional, Periotti habría tenido la “cortesía” de pagar un reajuste de precio por la construcción del puente Posadas-Encarnación, a pesar del dictamen técnico que indicaba lo contrario.

Con todo este panorama, de todas formas Iguacel no dudó en complacerse con la compra de un vehículo para su uso como director nacional. Mientras el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, pregona la importancia del ahorro público para reducir el déficit fiscal, Iguacel compró una Toyota Hilux cuya patente es AB 990 HE.

Este vehículo lo usa Iguacel para transporte personal, a pesar de su relativa incomodidad para el tránsito porteño. Claro que ese no es un problema para los funcionarios que diponen de choferes pagados con los impuestos de todos los argentinos.

La compra fue realizada el año pasado, cuando se vendieron más de 34.000 unidades de esta camioneta en todo el país. El dato que indigna y que también tejen sospechas es que las Hilux 0KM patentadas en este 2018 más baratas rondan hoy los $ 500.000, las más caras trepan más alla del $ 1.106.000, pero la de Iguacel se pagó el año pasado en una cifra que superaba el millón, es decir el doble y más de $ 250 mil del modelo más caro siempre del 2017

Además, si bien un director nacional puede realizar compras directas –sin licitación- hasta $ 3 millones de pesos, hubiera sido un gesto llamar a la competencia de precio para esta adquisición, o buscar un descuento en la automotriz, sin pasar por una concesionaria.