07 de Febrero de 2017 - 20:46

Un ingeniero argentino creó anteojos inteligentes con cristales líquidos

Un profesor argentino de ingeniería electrónica y computacional que trabaja en la Universidad de Utah, EE.UU, lidera un proyecto dedicado al desarrollo de "gafas inteligentes

"Necesito lentes para leer y me los tengo que poner y sacar cientos de veces al día para ver objetos de cerca y de lejos. Y lo detesto", explicó el ingeniero electrónico Carlos Mastrangelo

Probó entonces las gafas bifocales y ero el resultado no le convenció. "No me gusta cómo se ven las imágenes; se ve la imagen distorsionada y de muy mala calidad y me dan dolores de cabeza. Imagínese cómo ve uno a través de un espejo de circo. Se ve todo muy deformado".

Entonces, Mastrangelo -un argentino que trabaja como profesor de ingeniería electrónica y computacional en la Universidad de Utah, EE.UU armó un equipo compuesto por unos 10 ingenieros (incluyendo tres profesores)y  comenzó a trabajar en un proyecto para desarrollar unas "gafas inteligentes" .

En el segundo año, la iniciativa fue avalada por el Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos (NIH) y los científicos desarrollaron su primer prototipo y en 2017 recibió un financiamiento inicial del estado de Utah para producir una versión de esos lentes para consumo público.

Las gafas tienen "un microcontrolador que continuamente ajusta el poder de los anteojos para ver claramente objetos a cualquier distancia", dice el inventor y no tiene cristales.

"Los lentes variables que usamos son lentes líquidos; unas membranas elásticas hechas de goma de silicona transparente (glicerina) y muy fina, que es muy flexible y cambian la curvatura para modificar el aumento. El compartimento está lleno de un líquido transparente", explica Mastrangelo.

Junto a su equipo, está trabajando ahora en reducir el volumen y peso de las gafas. Aunque el mayor problema es el de la batería, explica, pues una batería más liviana significa que no podrá durar mucho. También deberá lograr que tengan un mejor diseño y estilo y que sean aptos para el consumo.

"Si todo funciona bien, tendremos un producto en el mercado en unos dos o tres años", asegura con optimismo.

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